Desde Flers (Francia) (AFP)

El camembert, en medio de una feroz batalla en Francia

Una pasta cremosa, una corteza enmohecida y leche cruda de vaca. Joya culinaria francesa, el camembert de Normandía se encuentra actualmente en el centro de un feroz debate entre puristas y partidarios de nuevas reglas para su fabricación.

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Unos quesos camembert almacenados en una fábrica de la homónima localidad de Normandía (noroeste de Francia), el 11 de abril de 2013 - AFP/AFP/Archivos
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Una pasta cremosa, una corteza enmohecida y leche cruda de vaca. Joya culinaria francesa, el camembert de Normandía se encuentra actualmente en el centro de un feroz debate entre puristas y partidarios de nuevas reglas para su fabricación.

Vacas marrones y blancas pastando en verdes campos normandos bajo un sol primaveral. Es en este marco idílico donde trabaja Patrick Mercier, presidente de la Apelación de Origen Protegida Camembert y uno de los dos únicos productores de la región que fabrica queso con leche de su propia explotación.

Pese a que él trabaja con leche cruda, Mercier no está en contra de aquellos que piden flexibilizar las normas de fabricación del queso preferido de los franceses. "Otros quesos se hacen con leche pasteurizada, así que, ¿por qué no el camembert?", pregunta, sin miedo a romper tabúes.

El camembert de Normandía, cuya fabricación se remonta a finales del siglo XVIII, es elaborado con leche cruda o no pasteurizada. No obstante, a partir de 2021, la denominación de origen protegida (AOP en francés) podría flexibilizarse, lo que permitiría incluir bajo este sello controlado a los camembert pasteurizados, una aberración para los puristas.

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Unos quesos camembert almacenados en una fábrica de la homónima localidad de Normandía (noroeste de Francia), el 24 de agosto de 2016 (AFP/AFP/Archivos)

El camembert de Normandía corre el riesgo de convertirse en "un queso blando vulgar e insípido", advertía ya hace un año Véronique Richez-Lerouge, fundadora de la Asociación Fromages de terroirs (Quesos de terruño).

Pero para Mercier, el desafío es detener el declive de las granjas lecheras en Normandía y la sustitución de las vacas normandas por razas más productivas. "Debemos invertir esta tendencia de la desaparición de las vacas normandas", insiste.

La nueva apelación establecería porcentajes obligatorios (mínimo 30%) de leche de vacas de Normandía. Además, estas vacas deberán pastar en los prados de Normandía durante al menos seis meses y no consumir productos transgénicos.

- Batalla contra la estandardización -

Mercier ha invertido decenas de miles de euros en equipos de alta tecnología para conservar la leche cruda necesaria para hacer sus 750 camembert diarios, pero admite que no todos los productores pueden invertir estas sumas de dinero.

Según él, la nueva apelación de origen protegida "restablecerá los valores del camembert en términos de cantidad y calidad, de una manera que permitirá que todos los agricultores, grandes productores y artesanos puedan existir".

Pero estos argumentos están lejos de convencer a los detractores de la nueva apelación de origen, que creen que beneficiará a los gigantes lácteos como Lactalis.

"En el fondo, es una batalla contra la estandarización, ya que la nueva denominación sólo beneficiará a los productores industriales", estima Richez-Lerouge.

"No es sólo el camembert. También está amenazado el champán o el idiazabal español. Todos los productos protegidos se preguntarán: "¿Por qué no nosotros?"

- '¡No es cambembert!' -

El camembert fue creado en 1791 por Marie Harel, una campesina del pueblo normando Camembert, que adaptó una receta de queso brie que aprendió de un sacerdote que se refugió en su casa durante la Revolución francesa.

"Su presencia en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial la convirtió en el queso francés por excelencia para estadounidenses, británicos y otros soldados aliados que lucharon en Francia", explica Richez-Lerouge.

Desde el siglo XIX se lo envasó en pequeñas cajas de madera, lo que facilitó su transporte a largas distancias y el gobierno codificó su producción a partir de 1982.

Hoy en día existen 10 productores con sello AOP o denominación de origen controlada, que fabrican 5.500 toneladas de camembert por año, frente a 60.000 toneladas para productos genéricos que cuestan dos veces menos.

"No todo el mundo puede comprar un camembert que cuesta 3,50 euros o más", estima Nathalie Goulet, senadora de la región de Orne en Normandía, quien considera que una suavización de las normas beneficiará a toda la industria láctea.

¿Cómo se puede esperar que un pequeño productor, que fabrica a mano, y apuesta por la calidad, se gane la vida? ¡Ese queso tiene un precio!", responde Bronwen Percival, que compra quesos para la famosa tienda londinense Neal's Yard.

"No quiere decir que no haya lugar en el mundo para un camembert pasteurizado, la hay", dice. "Pero simplemente no puede ser llamado camembert".




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