13 Nov 2013

Comandante de la FAP tiene a cargo Oficina de Investigación del Fenómeno Aéreo Anómalo

La Oficina de Investigación del Fenómeno Aéreo Anómalo (Oiffa), que es el ente encargado de estudiar presencia de naves no identificados dentro del territorio nacional, desde octubre está a cargo del comandante (r) de la FAP que junto a un equipo que lidera la FAP, se encargarán del registro y análisis de datos sobre avistamientos en el país.

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Julio César Chamorro Flores (56) es comandante (r) de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) y vela por la seguridad y soberanía de los cielos de nuestra patria. Desde octubre está a cargo de la Oficina de Investigación del Fenómeno Aéreo Anómalo (Oifaa).
 
Si “Santiago el pajarero” resucitara, comprobaría que tuvo seguidores que no abandonaron sus sueños de cruzar los aires, a pesar de los años de ninguneo que vivió por imaginar, durante la Lima del siglo XVIII, que podía “navegar los aires tal como lo hacen las aves”. Chamorro Flores se siente parte de esa herencia.
 
Desde niño imaginó que su vida transcurriría piloteando un avión. Desde los 16 años lo hace. Hoy, tiene a su cargo el ente que estudia la presencia de naves no identificadas en el territorio nacional. La Oficina de Investigación del Fenómeno Aéreo Anómalo (Oifaa) reabrió sus puertas recientemente.
 
No importa las razones por las cuales las cerraron. Interesa saber que cada día son más las personas que avistan “cosas extrañas en los aires” y que desean compartir sus fotos, grabaciones en cámaras de video o sus testimonios no solo con conductores de radio, sino también con autoridades y expertos.
 
“Hasta el día de hoy está pendiente investigar lo que ocurre en Huánuco. Allí la gente ha captado vuelos de artefactos desconocidos. Son naves enormes que pueden amenazar las operaciones aéreas diarias”, cuenta mientras suma a sus respuestas el recuerdo de sus padres, responsables absolutos de su pasión por los aviones.
 
Y es que lo que tiene, dice, es genetomímesis, o sea memoria genética porque su madre fue aeromoza de una importante empresa de aviación y su padre, un piloto civil vinculado al Aero Club del Perú.
 
Voló su primer avión a los 16 años y su primer avistamiento fue un día de abril en la base de La Joya. Era 1980 o 1981 y junto a sus compañeros de entonces observó la presencia de un globo aerostático. Un Sukoy, piloteado por un oficial de apellido Santa María, fue a verlo y le disparó más de 80 obuses, rememora.
 
Aquellas balas, cada una del tamaño de una botella de medio litro, le impactaron a aquella nave. “Estuvo jugando como al gato y ratón. Tengo la imagen nítida de ese día”.
 
Historia
 
El interés del comandante (r) por los fenómeno aéreos anómalos no es solitario. Lo comparte un equipo que lidera la FAP porque entiende que hay que proteger los aires peruanos y para eso es necesario investigarlos y analizarlos, para tomar buenas decisiones.
 
Para Chamorro su trabajo en la FAP es una misión, un sueño hecho realidad. Tal vez porque descubrió desde las conversaciones familiares alrededor de una mesa, cuyos temas giraban solo sobre aviones que ellos eran “herramientas de desarrollo y no artículos de lujo”.
 
En un salón del Aero Club del Perú, rodeado de historia y de modelos de aviones a escala, como el que voló Jorge Chávez en 1910 donde perdió la vida, o José A. Quiñones en 1941, Chamorro solo atina a decir: “Amo el Perú, y para mí volar un avión fue siempre lo que quise”.
 
Hoja de vida
 
Ingresé a la FAP el 24 de marzo de 1975 y postulé para ser piloto.
 
En 1977 me especialicé en defensa aérea y volví a ser tripulante de avión.
 
Soy radarista y estudié en Rusia para serlo. Mi especialidad es defensa aérea. Antes de hacerme cargo de la Oifaa trabajé en la base de La Joya para operar radares.
 
Es uno de los más destacados oficiales en su profesión.
 
Fuente: Andina



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