Desde Dubái (AFP)

Un año después de la crisis del Golfo, Catar logra amortiguar el golpe económico

Un año después de que estallara la crisis entre Catar y sus vecinos, el país ha logrado amortiguar el golpe a su economía, en particular por el embargo de Arabia Saudita, aunque algunos sectores siguen sufriendo.

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La única frontera terrestre de Catar con Arabia Saudita está cerrada. Foto del 23 de junio de 2017 - AFP/AFP/Archivos
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Un año después de que estallara la crisis entre Catar y sus vecinos, el país ha logrado amortiguar el golpe a su economía, en particular por el embargo de Arabia Saudita, aunque algunos sectores siguen sufriendo.

El 5 de junio de 2017, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Baréin (tres países del Golfo) junto a Egipto cortaron todas sus relaciones con Catar, al que acusaron, a pesar de sus desmentidos, de "apoyar el terrorismo" y de ser próximo al Irán chiita, el gran rival regional de lo saudíes sunitas.

Desde entonces el país ha visto cómo quedaba cerrada su única frontera terrestre (con Arabia Saudí) al tiempo que su compañía aérea tiene prohibido utilizar el espacio aéreo de sus vecinos y que sus ciudadanos han sido expulsados de los países que aplican el boicot.

Para frenar el choque, Catar, primer exportador mundial de gas natural licuado (GNL), ha movilizado sus enormes reservas y ha buscado fuentes alternativas para proveerse en alimentos, utilizando rutas marítimas.

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Una tienda oficial del club de fútbol francés PSG en un centro comercial de Doha, el 25 de abril de 2018 (AFP/AFP/Archivos)

El conflicto, especialmente virulento, ha puesto en duda incluso la viabilidad del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que desde 1981 reúne a las seis monarquías petroleras árabes de la región.

Los adversarios de Catar también han sufrido por la crisis a raíz de la caída de los precios del petróleo, apuntan varios analistas. Pero un año después "lo peor ya pasó" para Catar, según un informe publicado en mayo del instituto Capital Economics.

- ¿Crisis o oportunidad? -

En los últimos meses Catar inyectó miles de millones de dólares a su economía para compensar la caída de los depósitos bancarios.

"El crecimiento sigue siendo robusto", afirma el Fondo Monetario internacional (FMI) en su último informe publicado el miércoles. "El impacto económico y financiero [de la crisis] pudo ser gestionado", asegura.

A pesar de la caída de los ingresos petroleros, el crecimiento de Catar fue de 2,1% en 2017 y debería alcanzar un 2,6% este año, según el FMI.

"La economía de Catar sufre en varios frentes, porque las nuevas rutas logísticas son más caras a corto plazo", explica a la AFP Andreas Krieg, profesor del King's College de Londres.

"Sin embargo Catar ha logrado convertir esta crisis en una oportunidad", en particular diversificando su economía, abriendo por ejemplo el puerto de Hamad o acelerando grandes proyectos, como el Mundial de fútbol de 2022.

En paralelo, el país ha continuado firmando contratos militares con Estados Unidos (aviones F-15), Gran Bretaña (Eurofighter Typhoon), Francia (Rafale) e Italia (barcos de guerra). También está negociando con Rusia la compra de un sistema de misiles S-400, lo que enfurece a Arabia Saudí.

"Catar recurrió enormemente a sus reservas [financieras] y a sus actividades de inversión" al principio del bloqueo, apunta el analista Neil Patrick. El país también ha contado con el apoyo de Irán, Turquía y Omán, con los que tiene importantes intercambios comerciales.

A pesar de ellos, el bloqueo ha tenido efectos negativos en sectores como el inmobiliario (caída del 10% de los precios, según Capital Economics), el turismo (600 millones menos en los seis primeros meses de la crisis, según la misma fuente) o el transporte aéreo.

Es el caso de la compañía Qatar Airways, que podría anunciar importantes pérdidas tras haber tenido que cambiar sus rutas aéreas, ahora más largas.

Según M. R. Raghu, director de investigación del Kuwait Financial Centre, la compañía aérea perdió unos 3.000 millones de dólares en ingresos.

Además, apunta Andreas Krieg, no hay que subestimar el efecto de la crisis en toda la región, como en el caso de Dubái, que ha perdido miles de millones de dólares porque las empresas cataríes ya no pueden trabajar en su territorio.




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