En Biografias

José de La Mar y Cortázar

Primer presidente constitucional del Perú en 1827. La Mar, tuvo un papel clave que cumplió en el tránsito de súbditos coloniales a ciudadanos republicanos en el Perú. Como lo han reconocido diversos contemporáneos de la época, antes que un político, fue un militar profesional y tal vez esta caracterización explicaría la complejidad de su accionar a lo largo de su vida tanto pública como política.

José de La Mar y Cortázar

José de La Mar y Cortázar nació en la ciudad de Cuenca, en el actual país del Ecuador, el 12 de mayo de 1776. Hijo de una influyente familia del norte, sus padres fueron Marcos La Mar (administrador de las Cajas Reales de Guayaquil y Cuenca) y Josefa Paula Cortázar (hermana de altas autoridades de aquellas regiones). Después de vivir sus dos primeros años en Guayaquil, José fue enviado a España y educado en el Colegio de Nobles de Madrid. En 1794, inició su carrera militar en el Ejército español gracias al apoyo de su tío Francisco Cortázar. La mayor parte de su primera experiencia en la guerra estuvo vinculada a la lucha contra los revolucionarios franceses y, de manera directa y constante, luego de la invasión de Napoleón, a la península en 1808. Esta crisis de la monarquía supuso la búsqueda de parte de España de su propia independencia, y La Mar tuvo un papel relevante en la defensa de Zaragoza. Fue ascendido a coronel y, en 1812, participó en el frente de Valencia donde fue capturado y confinado en Francia. Luego de un tiempo logró escapar y pudo volver a la península y enrolarse otra vez al ejército.

En 1815, La Mar fue ascendido a brigadier y enviado a Lima como sub inspector general del virreinato, además se hizo cargo de la Fortaleza del Real Felipe del Callao en 1816. Estuvo presente en los enconados conflictos con los revolucionarios de Buenos Aires, las conspiraciones internas en el Perú e incluso hasta en el motín de Aznapuquio que devino en el reemplazo del virrey Pezuela por La Serna. En todos estos eventos, La Mar cumplió con la defensa de la Fortaleza y los intereses del rey, de manera que fue promovido a mariscal de campo, y el propio La Serna le encomendó quedarse y bloquear el Callao ante su retirada a la región de Los Andes. Sin embargo, los fuertes ataques de los patriotas, la carencia de provisiones y el sentimiento americano coadyuvaron a la decisión de su rendición y la firma de la Capitulación del Callao en septiembre de 1821. Con aquel hecho, La Mar cerró una etapa de su itinerario político, renunció a los grados y condecoraciones recibidas por España y se afilió a la causa patriota en octubre de 1821, como general de división.

En pleno contexto de las guerras de independencia, el protectorado de San Martín y las acciones emprendidas por las fuerzas realistas y patriotas, La Mar, luego de colaborar en Guayaquil y de ser nombrado por Torre Tagle como gran mariscal, conseguiría en el Congreso Constituyente de 1822 la presidencia de la Suprema Junta Gubernativa del Perú, en una etapa complicada de la naciente historia peruana luego de la dimisión de San Martín. El país tenía por primera vez el poder en sus propias manos (a pesar de las críticas a la nacionalidad de La Mar) y por ello se inició la campaña a puertos intermedios que buscaban terminar de una vez por todas con la influencia de los ejércitos realistas en las regiones Alto Andinas peruanas. Esto fracasó, y una partida de generales acantonados cerca de la capital se insubordinaron en el motín de Balconcillo, responsabilizaron a La Mar y a la Junta de los reveses y obligaron al Congreso a nombrar primer presidente del Perú a José de la Riva-Agüero en 1823.

Estos son los años de anarquía política en el Perú, el gobierno en nuestras propias manos había terminado en la pugna entre dos presidentes que se atribuían tal derecho (Riva-Agüero y Torre Tagle) y una penuria fiscal catastrófica en tiempos de guerra. La inminente presencia de Bolívar en el país fue determinante para frenar estas vicisitudes políticas que ponían a la independencia en peligro grave. José de La Mar, luego de su salida del Perú y de su estadía en Chile y Guayaquil donde contrae nupcias, es convocado por Bolívar para la última etapa de la guerra, quien lo nombra general en jefe de la División Peruana del Ejército Unido Libertador del Perú en enero de 1824. Su intervención en el teatro de la guerra fue importante en la reorganización de las fuerzas patriotas en el norte, por su labor en las acciones de la sierra, sus consejos en los campos de Junín y el soporte de ataque al enemigo en la batalla de Ayacucho.

Conseguida la independencia en los campos de batalla, La Mar ocupó por encargo de Bolívar el Consejo de Gobierno en 1826 e intentó renunciar varias veces; por ello, le dieron licencia temporal de salud, pero al final se aceptó su renuncia definitiva el 8 de junio de 1826.

El Congreso de la República eligió a José de La Mar como presidente constitucional el 9 de junio de 1827. Las razones de su elección estuvieron relacionadas al poder de convencimiento de Francisco Xavier de Luna Pizarro como presidente del Congreso y las imágenes que se tenían de La Mar como un militar respetuoso de la República. El 22 de agosto de aquel año, recién pudo asumir el mando presidencial, pero inmediatamente encontró una férrea oposición en altos mandos del ejército: Agustín Gamarra, Antonio Gutiérrez de la Fuente y Andrés de Santa Cruz marcaron la pauta en varias conspiraciones a las que se sumó la rebelión de los indios iquichanos y realistas de Ayacucho.

Durante su gobierno, podemos destacar la promulgación de la Constitución liberal de 1828, la ocupación de Bolivia y el Tratado de Piquiza que marcó el fin del predominio de las fuerzas de Bolívar en esa zona y la guerra con la Gran Colombia (junio de 1828). Las causas de este último conflicto las encontramos en la enemistad del Libertador por el rechazo a su Constitución vitalicia, la deuda que tenía el Perú con la Gran Colombia por la independencia y, además, la cuestión de Tumbes, Jaén, Maynas y Guayaquil. A pesar de establecerse el Convenio de Girón después de la batalla de Tarqui —en febrero de 1829— para dar fin a la lucha, eventos y tergiversaciones en el parte de guerra y otros decretos llevaron a que el presidente La Mar lo rechazara. Dispuesto de nuevo a reiniciar la guerra, finalmente, José de La Mar es derrocado por un grupo de militares peruanos al mando de Agustín Gamarra, en junio de 1829. De inmediato, es desterrado a Costa Rica, y se traslada después a la ciudad de Cartago, donde, ante el olvido y en estado calamitoso, falleció el 11 de octubre de 1830. Varios años pasaron para que el cuerpo del expresidente pudiera volver al país, acontecimiento que se produjo durante el gobierno de Ramón Castilla en 1847. Actualmente sus restos descansan en el Cementerio General de Lima Presbítero Matías Maestro.

Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]


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