El Complejo Arqueológico de Písac
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El Complejo Arqueológico de Písac

El complejo arqueológico se sitúa en lo alto de un cerro desde donde se domina buena parte del Valle Sagrado. Está compuesto por grupos de andenes y estructuras arquitectónicas dispersas en las laderas y en lo alto del cerro.

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El Complejo Arqueológico de Písac


El complejo arqueológico se sitúa en lo alto de un cerro desde donde se domina buena parte del Valle Sagrado. Está compuesto por grupos de andenes y estructuras arquitectónicas dispersas en las laderas y en lo alto del cerro..

 

Complejo Arqueológico de Písac
Ubicación: A 33 km de Cusco  (1 hora aproximadamente). Ubicado en lo alto de un cerro desde donde se observa buena parte del Valle Sagrado.
Cusco - Perú
   
Horario de Visita
Todo el Año: 7:00 a.m. a 5:00 p.m.
   
Tarifas
   

 

El Complejo Arqueológico de Písac

El complejo arqueológico se sitúa en lo alto de un cerro desde donde se domina buena parte del Valle Sagrado. Está compuesto por grupos de andenes y estructuras arquitectónicas dispersas en las laderas y en lo alto del cerro. Según el arqueólogo y etnohistoriador John Rowe, Písac habría sido parte de la heredad del Inca Pachacútec, quien pudo haber ordenado su edificación. Por su situación y sus características específicas, podemos decir que fue un centro incaico de gran importancia.

 


Un triángulo perfecto

El urbanismo inca es de una sofisticación y planificación impresionantes. Todas las edificaciones se sitúan dentro de una racionalidad que privilegia la geometría. Así, la ubicación de Písac está perfectamente calculada. Según el investigador Angles Vargas, quien ha dedicado buena parte de su vida al estudio de este grupo arqueológico, las ruinas de Písac forman, junto con el Cusco y Piquillacta, un triángulo equilátero en el que cada punto dista 33 Km. de distancia entre sí, y los tres se encuentran ubicados a 3,300 m.s.n.m.

La ñusta encantada

Desde el pueblo de Písac, en el camino que conduce al cerro Ñustáyoc y mirando hacia el sur, se puede ver un gran complejo rocoso que la gente del lugar conoce como la “ñusta encantada”, pues tiene la forma de una mujer que lleva sus bultos en la espalda. Cuenta una leyenda -entremezclando elementos andinos y occidentales- que el cacique Huayllapuma de Písac tenía una hija, la princesa Inquill Chumpi. Ella estaba destinada a casarse con el príncipe que pudiera construir en una noche un puente sobre el róo Vilcamayo. Para Písac era imprescindible contar con tal puente pues, sin él, el lugar podía ser fácilmente atacado. Pero la dureza de la tarea desanimaba a los aspirantes. Un día apareció el apuesto príncipe Asto Rímac y pidió la mano de la princesa. Sabía que para merecerla tenía que hacer frente a la prueba. Las autoridades dispusieron las tareas y además ordenaron que mientras el príncipe Asto Rímac trabajaba en el puente, la princesa ascendiera por el cerro sin voltear. De lo contrario, ella y su prometido se convertirían en piedra. El príncipe comenzó a edificar el puente con mucho éxito; pero, cuando estaba amaneciendo y la princesa se aprestaba a llegar a la cima, volteó. La advertencia se cumplió y la princesa permanece convertida en piedra hasta el día de hoy.


Teorías y descripciones

Actualmente se cree que Písac fue una especie de “hacienda real” del inca Pachacútec y, por lo tanto, “pertenecía” a su panaca o grupo de parentesco. Como la mayoría de estas “haciendas”, Písac se compone de núcleos dispersos de andenería, estructuras domésticas y ceremoniales. Estas construcciones destacan por la calidad de su mampostería. La ubicación del complejo es estratégica: muy cerca del Cusco, a la entrada del Valle Sagrado y en el camino a la selva. El nombre de Písac viene, probablemente, del quechua pisaq, “perdiz”, gallinácea abundante en la zona. Según el arquitecto Angel Silva, la forma del asentamiento recuerda a la de dicha ave, lo que se relacionaría con la supuesta usanza de los arquitectos incas de crear sus asentamientos siguiendo trazos figurativos.

Habitando la montaña

Las distintas edificaciones se encuentran ubicadas a diferentes alturas y así, las primeras, se hallan a sólo 200 metros del pueblo. Se trata de los andenes del cerro Intihuatana, un grupo de 40 andenes semicirculares y ondulantes cuyo vértice es el mismo Intihuatana.

La “ciudad” de las torres

Písac ha sido llamada por algunos “la ciudad de las torres”. Existen más de veinte y es difícil establecer a ciencia cierta la función que cumplieron. Algunas habrían estado asociadas a canales de agua existentes en el lugar. Su acabado es perfecto y para el investigador John Hemming, muestran indudables semejanzas con las construcciones de Sacsayhuamán. Las torres fueron construidas en los bordes salientes de la montaña y son equidistantes entre si según el historiador cusqueño V. Angles.

La casa de dos pisos

Si uno sigue por el camino que conduce al Intihuatana, se topará con la casa de dos pisos. Aquí se cruzan los caminos.

 


En honor del sol

El Intihuatana (en quechua Inti Watana, “reloj de sol”) es quizá el sector más importante del sitio. Tiene una ubicación privilegiada, desde la cual se dominan las dos quebradas de Písac. La construcción se compone de algunos edificios, entre los que destaca uno de fina piedra labrada que, siguiendo la forma de una letra D, rodea a una afloración rocosa tallada de manera especial. La perfección de sus muros es impresionante. La roca tallada tiene una orientación tal, que coincide casi perfectamente con la salida del sol en el solsticio de junio. En Machu Picchu se puede ver una roca parecida. Algunos investigadores piensan que tales piedras y edificios podrían haber servido para realizar observaciones astronómicas. Desafortunadamente, los muros no conservan su altura original, por lo que no sabemos si en Písac este sistema se complementaba con una serie de ventanas. Este sector es atravesado por un canal que alimenta de agua a un reservorio, desde el cual se abastece a una serie de fuentes ubicadas en la ladera este.

 


Tiyanacuy

Siguiendo hacia la cuesta se encuentra el barrio de Tiyanacuy. Sus dimensiones son menores y gira en torno a un patio central. En el centro de esta construcción existe un perfecto asiento para dos personas esculpido en una piedra.

Los túneles

El cerro de Písac tiene dos túneles, uno de 16 metros de largo que va hacia el norte, y otro muy estrecho de tres metros que lleva a la cima.

 

Calla Casa

Sector conformado por una serie de edificios de construcción rústica y traza irregular que se hallan enclavados en la cima. Para llegar a él, hay que estar dispuesto a traspasar algunos barrancos. El recinto central es el Incahuatana, que consta de dos nichos, en cuyas jambas se colocaron argollas. El arqueólogo Julián I. Santillana ha postulado que estas construcciones pudieron albergar a trabajadores permanentes encargados de trabajar las tierras.

Písaca

Este sector, situado al sureste, está compuesto por más de veinte edificaciones rectangulares dispuestas de manera radial, formando una especie de arco. Algunas de sus paredes, según Hemming, se contarían entre las más perfectamente acabadas del Tahuantinsuyo. Cerca de este recinto, se halla una edificación que fue clasificada por John Rowe como un mirador. Desde aquí se tiene una excelente vista del valle y del poblado actual de Písac. Los edificios se complementan con un conjunto de andenes que tuvieron acceso restringido a través de una serie de portadas.

Las cinco puertas de la muralla

Están ubicadas en la parte oriental del complejo. Hoy en día, sólo una de las puertas tiene dintel. Se llama Amaru Punku, en quechua, “Puerta de las Serpientes”. Es interesante observar cómo en la parte interior, a los lados de los vanos, se encuentran unas cajuelas cúbicas que servían para sujetar las puertas.

La muralla

Definitivamente, esta muralla responde a criterios muy diferentes de los occidentales, pues no se trata de una edificación continua y sólo se construyó en los lugares necesarios, por lo que así algunas partes de las montañas cuentan con murallas y otras no. Algunas de sus piedras tienen dimensiones asombrosas.

 


Canchisrácuy o Cantu Rácay

(Depósito de flores de Cantuta), este lugar está algo fuera del complejo, en la parte nor oriental. Es grande, bastante edificado y con muchas casas de piedra.

El cementerio inca

Otro aspecto interesante de Písac es la presencia de un cementerio que se encuentra en el extremo oriental de la montaña Linliy, ubicada frente al complejo arqueológico y separada de éste por el riachuelo Quitamayu. El lugar es impresionante, pues el recorrido del riachuelo lo arrulla con su música. El cementerio está enclavado en un talud de casi cien metros de altura y varios kilómetros de extensión. Se trata de una verdadera necrópolis. Hoy se pueden apreciar los restos de las tumbas que fueron saqueadas hace más de cien años. Son pequeños agujeros en el cerro.

El puente inca

En el complejo de Písac hubo más de un puente colgante. Uno quedaba en Paccháyoc, donde todavía subsisten las bases. Existía otro en el lado occidental del Intihuatana.

Los depósitos

En Písac se encuentran seis construcciones que guardan exactamente las mismas dimensiones y se ubican en una especie de hilera. Al parecer, habrían servido como depósitos. Están situadas a lo largo de un camino lleno de precipicios. El sendero que une a estas colcas termina en una escalinata de 102 peldaños que corren paralelos a un canal de agua. 200 metros separan a las colcas del Intihuatana y a este último de Písaca.

Los conjuntos de andenería

La mayor extensión de Písac estuvo dedicada a las labores agrícolas. Existen 16 sectores agrícolas que incluyen andenes complejos, de alta calidad tecnológica. Písac es el sitio con mayor variedad estilística de andenes; posee por lo menos 14 formas diferentes. Estos andenes fueron construidos desde los 2,995 m.s.n.m., y llegan hasta los 3,450 m.s.n.m. Al menos en cinco sectores los andenes son separados por murallas. Todo el conjunto de andenes y edificios fue concebido como una unidad, a partir de un correcto plan de diseño.

Fuente: www.guiadelcusco.perucultural.org.pe

 

 

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