Creación del vals ''Madre'' por Manuel Acosta Ojeda

día en PerúCategoría: Efemérides | 12 de mayo
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Un día como hoy, en el año de 1951, el reconocido compositor nacional Manuel Acosta Ojeda dio a conocer su obra musical, el vals "Madre", la cual se convirtió en uno de las canciones mas clásicas e históricas de la música criolla.

Manuel Acosta Ojeda


El 12 de mayo de 1951, el compositor Manuel Acosta Ojeda compuso el vals Madre, convertido en uno de los clásicos de la música criolla.

El periodista Jesús Raymundo, publicó en el diario El Peruano el 28 de junio de 2002, una breve reseña de este vals que la recogió del propio Manuel Acosta Ojeda:

"En una de sus madrugadas de mayo, después de cantar en El Botellón, visitó con sus amigos el bar El Silletazo. Era víspera de Día de la Madre, en 1951. “Mareado escribí sobre la envoltura de una cajetilla de cigarrillos algunos versos para mi madre, que me había dado todo. Sentí pena y remordimiento. A las diez de la mañana, cuando terminé mi autoconfesión, fui a mi casa”. En 1956, el tema Madre fue grabado por el grupo Los Cholos. Pero fueron Los Chamas quienes lanzaron a la popularidad el vals de la sinceridad".

Los Chamas estrenaron el vals Madre en la desaparecida Radio La Crónica y fue cantado con tanto sentimiento por Oscar Bromley, que terminó llorando en pleno escenario.

Madre es considerado, tanto por su letra como por su música, como un gran aporte hacia la música criolla y una canción obligada a escuchar en toda actuación en homenaje al Día de la Madre.

MADRE
Autor: Manuel Acosta Ojeda
 
Madre, cuando recojas con tu frente mi beso
todos los labios rojos, que en mi boca pecaron
huirán como sombras cuando se hace la luz.
 
Madre, esas arrugas se formaron pensando
¿Dónde estará mi hijo, por qué no llegará?
Y por más que las bese no las podré borrar.
 
Madre, tus manos tristes como aves moribundas
¡Déjame que las bese! Tanto, tanto han rezado,
por mis locos errores y mis vanas pasiones.
 
Y por último, Madre, deja que me arrodille,
y sobre tu regazo, coloque mi cabeza.
Y dime: ¡Hijo de mi alma!, para llorar contigo.




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