Desde Wayanad (Inde) (AFP)

Una fuerza femenina lucha por resguardar un enclave de biodiversidad en India

La deforestación y el cambio climático azotan los Ghats occidentales, la cadena montañosa india patrimonio mundial de la UNESCO, pero una fuerza forestal femenina lucha por proteger uno de los últimos enclaves de biodiversidad de la zona.

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Hierba replantada crece en el Santuario Botánico de Gurukula, en el distrito indio de Wayanad, el 16 de septiembre de 2021 - AFP/AFP
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La deforestación y el cambio climático azotan los Ghats occidentales, la cadena montañosa india patrimonio mundial de la UNESCO, pero una fuerza forestal femenina lucha por proteger uno de los últimos enclaves de biodiversidad de la zona.

La región alberga al menos 325 especies amenazadas de plantas, aves, anfibios, reptiles y peces, y la Unión internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) calificó sus perspectivas como de "gran preocupación".

Pero en el Santuario Botánico Gurukula, 27 mujeres actúan como guardianas de los helechos raros, musgos que abrazan los árboles y miles de plantas más que se perderían para siempre.

"Tratamos de rescatar lo que sea posible, es como un campo de refugiados", comentó Suprabah Seshan, una de las curadoras de la reserva.

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Laly Joseph (drcha.), guardiana del Santuario Botánico de Gurukula, en el distrito indio de Wayanad, enseña a una trabajadora a extraer semillas de una planta endémica el 16 de septiembre de 2021 (AFP/AFP)

También es como un hospital.

"La unidad de cuidados intensivos son las macetas, y cuando las sacamos es como la sala general, donde reciben otras formas de cuidado primario de salud", agregó Seshan.

Calculó que más de 90% de las plantas que había en la zona han desaparecido, una situación que calificó como un "holocausto" ecológico.

Gurukula fue creado como refugio para la flora nativa que lucha por sobrevivir ante el calentamiento global y la invasión humana, con la esperanza de repoblar la zona con plantas nativas.

Gurukula, que significa "retiro con un gurú", fue creado hace 50 años por el ambientalista alemán Wolfgang Theuerkauf, fallecido hace 10 años. Comenzó con unas tres hectáreas de terreno que al día de hoy multiplicó por diez.

- "El bosque es nuestro gurú" -

"Wolfgang dijo 'este bosque es nuestro gurú'", recordó Seshan.

Tres generaciones de "guardianas del bosque lluvioso", mujeres de poblados locales en el cálido y húmedo estado de Kerala, han trabajado con los botanistas para crear el santuario.

Vestidas con grandes botas para protegerse de las serpientes y túnicas coloridas, su cabello atado con pañuelos, las mujeres trabajan largas horas en el bosque, los invernaderos del santuario y el vivero.

Ellas replantan la flora, tamizan composta y semillas y producen un pesticida natural con orina de vaca.

"Aquí tenemos entre 30% y 40% de las Ghats occidentales bajo protección", agregó Seshan.

Y el trabajo es cada vez más crucial.

La región fue reconocida por la UNESCO en 2012 por su diversidad biológica, pero en su informe Perspectiva del Patrimonio Mundial, la UICN advirtió de la amenaza por la creciente actividad humana y pérdida de hábitat.

Señaló que "50 millones de personas viven en la región de las Ghats occidentales, lo que genera presiones de una magnitud mayor que en otras áreas protegidas del mundo".

Seshan, quien ha trabajado en el santuario durante 30 años, ha visto el deterioro de cerca.

"Cuando llegué aquí el plástico no era parte de nuestra cultura. Recuerdo cuando Wolfgang encontró la primera bolsa plástica en el río y dijo: 'llegó la civilización'", contó Seshan.

- Transplante exitoso -

Las jardineras del bosque lluvioso atienden una multitud de helechos, flores y hierbas amenazados que crecen entre las rocas y a la sombra de los árboles tropicales.

Las plantas pequeñas de los Ghats occidentales son vulnerables al aumento de temperatura, las fluctuaciones de la lluvia y la pérdida del hábitat, indicó Seshan.

"Cuanto más cambia el clima, más deben cambiar sus estrategias reproductivas para adaptarse", explicó.

Laly Joseph, otra de las jardineras, recorre el bosque en busca de especies que necesitan ser trasladadas a Gurukula para recibir cuidado intensivo.

Intenta buscar formas sencillas de reproducir las condiciones naturales de cada especie que cuida, lo cual es registrado en un inventario.

Joseph mostró una impatiens jerdoniae con flores rojas y amarillas que enfrentaba dificultades antes de ser cuidada y transplantada a un árbol. Tres años después estaba recuperada.

Joseph, quien ha trabajado en el santuario por 25 años, dice que salvar a las especies raras y verlas revivir en el bosque le da una gran satisfacción.

"Están felices aquí, yo estoy feliz cuando ellas están felices", expresó Joseph sobre las plantas.

Pero ella teme que el clima cada vez más impredecible puede destruir su trabajo.

Los Ghats occidentales suelen recibir 500 cm de lluvia por año, pero los monzones son cada vez más erráticos y las plantas luchan por acostumbrarse.

"Se marchitan, no pueden polinizar, no consiguen semillas, y así se pierden las especies", agregó.

"Yo sufro cuando cae un árbol, cuando se muere el bosque lluvioso", dijo Joseph.




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