Un engaño en EEUU cuestiona el mundo de las publicaciones sociológicas
Tres académicos lograron un sofisticado engaño en Estados Unidos al hacer que varias revistas de sociologÃa publicaran artÃculos de investigación totalmente inventados y con conclusiones ridÃculas para demostrar, dijeron, la falta de rigor y el sesgo ideológico de muchas revistas de este tipo.

Tres académicos lograron un sofisticado engaño en Estados Unidos al hacer que varias revistas de sociologÃa publicaran artÃculos de investigación totalmente inventados y con conclusiones ridÃculas para demostrar, dijeron, la falta de rigor y el sesgo ideológico de muchas revistas de este tipo.
En total, siete artÃculos de los 20 escritos por el trÃo fueron aceptados por revistas, superando el temido obstáculo de los comités de lectura que supuestamente deben verificar el rigor académico de los artÃculos.
"Los parques para perros son cajas de Petri para la cultura de la violación canina", afirma Helen Wilson, autora ficticia de un estudio publicado en mayo en la revista Gender, Place & Culture, que sugiere que adiestrar a los hombres como se hace con los perros podrÃa reducir el abuso sexual (humano).
Esta nueva treta ha tenido algunos ruidosos precedentes, en particular el de Alan Sokal en 1996, conocido como el caso Sokal, en el que este fÃsico hizo publicar un artÃculo pseudocientÃfico en la reputada revista Social Text explicando cómo la gravedad cuántica era una creación social.
Esta vez, los falsos artÃculos tienen en común el estudio de temas sociales sensibles como género, racismo y sexualidad.
Los autores, tres investigadores que firmaron los trabajos con seudónimos, pretendÃan demostrar que la comunidad académica en estos campos estaba dispuesta a aceptar cualquier tesis si contribuÃa a denunciar la dominación de los hombres blancos.
"Cuando hacemos que las ideas absurdas y horribles se ajusten suficientemente a la moda polÃtica, las validamos al más alto nivel", afirma James Lindsay, quien obtuvo un doctorado en matemáticas en 2010 de la Universidad de Tennessee y se ha dedicado por completo a este proyecto durante un año y medio.
Uno de los artÃculos analiza por qué un hombre que se masturba mientras piensa en una mujer sin su consentimiento comete una agresión sexual. Otro es una reescritura feminista de un capÃtulo de "Mi lucha", de Adolf Hitler.
Algunos artÃculos afirman que se apoyan en datos, como entrevistas, lo que en teorÃa serÃa verificable. Este fue el caso de un estudio sobre el uso de consoladores anales por hombres heterosexuales y el consecuente efecto en su transfobia. Los autores sostuvieron haber hecho entrevistas a 13 hombres.
En el estudio sobre perros, los autores afirmaron haber examinado los genitales de cerca de 10.000 canes.
"Si nuestro proyecto demuestra algo, es que no podemos confiar en la investigación actual en estas disciplinas", dice James Lindsay. Pero el propósito del proyecto, según él, es "reformar" estas disciplinas, no destruirlas.
- Verificar la identidad -
Los otros dos investigadores embarcados en este proyecto engañoso son Peter Boghossian, profesor de filosofÃa de la Universidad de Portland, y Helen Pluckrose, editora en jefe del sitio web AreoMagazine.com, que ha publicado una descripción pormenorizada del engaño, cuyos detalles han sido confirmados por separado por The Wall Street Journal.
El artÃculo sobre los perros fue eliminado pues el editor finalmente se dio cuenta de que Helen Wilson no existÃa.
Contactada por AFP, la editora interina de la revista de filosofÃa feminista Hypatia, Ann Garry, dijo sentirse "profundamente decepcionada".
"La idea de que personas presenten trabajos académicos fraudulentos viola muchos estándares académicos y éticos", escribió Garry.
Roberto Refinetti, jefe de la revista Sexuality & Culture, dijo a la AFP que el artÃculo sobre consoladores fue leÃdo por tres académicos, "ninguno de los cuales sospechó un engaño". Según él, el caso muestra la falta de integridad de los autores, no de la revista.
Existen miles de revistas cientÃficas en el mundo. Las organizaciones han establecido estándares de transparencia, pero su aplicación por las publicaciones es muy variable.
Para las ciencias médicas o biológicas, estas normas consisten, por ejemplo, en enviar los datos sin procesar al comité de lectura para asà verificar los resultados.
En el campo de las ciencias humanas, comunicar la transcripción de las entrevistas plantea problemas de confidencialidad, dice David Mellor, del Center for Open Science. Pero "alentamos la mayor transparencia posible".
Nicholas Mazza, editor del Journal of Poetry Therapy, que admitió "absurdidades inconexas" feministas y antimasculinas según los autores del engaño, tomará una medida más elemental después de este caso.
Hasta ahora estaba más centrado en el plagio, pero a partir de esto "verificaré la autenticidad de los autores/instituciones", escribió a la AFP.

Le puede interesar:
Europa presenta en América Latina nuevo modelo de cooperación
Banco de México mantiene su tasa de interés por resiliencia del peso