Desde Madrid (AFP)

Las bicicletas eléctricas despegan en Madrid

Subir las calles más empinadas de la capital española sin apenas sudar, incluso en verano, es el privilegio de los 50.000 abonados a las bicicletas eléctricas de Madrid, un servicio único en el mundo para una gran ciudad, inaugurado hace poco más de un año.

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Un hombre monta en una bicicleta eléctrica de BiciMad por las calles de Madrid el 11 de agosto de 2015 - AFP/AFP/Archivos
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Subir las calles más empinadas de la capital española sin apenas sudar, incluso en verano, es el privilegio de los 50.000 abonados a las bicicletas eléctricas de Madrid, un servicio "único en el mundo" para una gran ciudad, inaugurado hace poco más de un año.

Junto a la iglesia de San Ildefonso, en pleno centro, Anne Stauder, una turista luxemburguesa de 44 años, monta por primera vez en una bici de BiciMAD, como se llama el sistema público de alquiler de bicicletas de Madrid. "Nos gusta visitar las grandes ciudades en bicicleta con nuestros hijos, vinimos con nuestras bicis en el coche, pero quiero probar la bicicleta eléctrica porque Madrid está lleno de cuestas", explica.

Parece lejano el tiempo en el que un alcalde de Madrid llegó a afirmar: "La bici es un deporte, no es un transporte", recuerda Joaquim Jiménez, responsable del servicio municipal BiciMAD.

Con tres millones de habitantes, Madrid se sumó mucho más tarde que otras ciudades europeas a las bicicletas públicas, el 23 de junio de 2014, y aprovechó para innovar, con aparatos eléctricos. "Con esta escala, el sistema es único en el mundo", afirma Jiménez.

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Una mujer coge una bicicleta eléctrica de una estación en Madrid el 23 de junio de 2014 (AFP/AFP/Archivos)

Copenhague, París o Londres ofrecían ya desde hacía tiempo bicicletas en libre servicio. Sin embargo, para las ciudades con calles empinadas, Madrid defiende las "ventajas ecológicas" del sistema eléctrico.

Si se les propusieran bicicletas tradicionales, los madrileños tenderían a dejarlas en las zonas más bajas de la ciudad y se necesitaría un incesante desfile de camiones para llevarlas hacia las calles elevadas, explica Jiménez. Las BiciMAD, por el contrario, se propulsan sin esfuerzo cuando al ascender una cuesta se acciona la asistencia eléctrica.

Exadepta del metro, Margot Bonilla se convirtió en julio. Desde entonces, esta informática de 28 años toma cada mañana una bicicleta eléctrica para ir a trabajar. "Haces deporte, no contaminas, es rápido", afirma, lamentando solo que sea "un poco caro" para su gusto: 25 euros el abono mensual, más 50 céntimos la primera media hora de alquiler, 60 céntimos la segunda...

También "me parece que hay muy pocas", critica. "Ayer me fui andando a mi casa porque en un anclaje no había, en otro no había tampoco".

Una queja repetida entre los usuarios que señalan las insuficiencias de un servicio aún en rodaje.

- Bloqueadas, rotas, robadas -

"Solo tenemos de momento unas mil bicicletas disponibles en 160 estaciones", lamenta Jiménez.

Desde junio de 2014, la ciudad solo ha pagado 535.000 euros (592.000 dólares) por el servicio a la joven empresa española Bonopark que las gestiona.

No obstante, desea aumentar su capacidad: "El sistema cuando esté plenamente operativo tendrá 2.000 bicicletas y la intención es que se vaya desarrollando hasta llegar a las 4.000 bicicletas cuando finalice el contrato, en 2026", promete.

Porque si algunas BiciMAD no están disponibles es principalmente debido a un "defecto de anclaje", explica el Ayuntamiento. Los usuarios se quejan de que numerosas bicis muestran una luz roja, en lugar de la verde que indica la recarga de la batería, porque el sistema no las reconoce cuando son devueltas a las estaciones.

Además, son víctimas de todo tipo de ataques: maltradas, arrancadas de las estaciones para utilizarlas sin pagar o abandonadas en cualquier lugar, incluso en el fondo del río Manzanares. Desde su lanzamiento, "470 fueron robadas o dañadas hasta el punto de quedar inutilizables", según el balance oficial.

Un vandalismo que aumentó considerablemente desde el inicio de las vacaciones de verano, aunque el Ayuntamiento se niega a culpar a los turistas extranjeros, seducidos por este nuevo servicio.

En cuanto a las BiciMAD robadas, "suelen reaparecer, abandonadas, porque es una bicicleta que no se puede recargar en ningún punto que no sea una estación de bicicleta pública, pesa más de 20 kilos y una vez que la batería se agota, pues tiene muy poco uso", advierte Jiménez.

Así, los ciclistas proliferan pese a los escasos carriles bici existentes en Madrid. "Claramente, queremos una ciudad con menos coches y necesitamos que haya más uso de la bici", afirma la nueva concejal de movilidad, Inés Sabanés. "Tenemos un requerimiento de la Unión Europa para mejorar el nivel de contaminación, estamos obligados" a fomentar el transporte público en una de las ciudades más contaminadas de Europa, concluye.




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