CC. PP.
Chala
Este centro poblado está ubicado dentro de el distrito de Bambamarca, provincia de Hualgayoc, en la región de Cajamarca.
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Este centro poblado está ubicado dentro de el distrito de Bambamarca, provincia de Hualgayoc, en la región de Cajamarca.
Chala sí cuenta con Centros Educativos en:
Mapa de ubicación geográfica de Chala
El fundo de Chala, está ubicado al este de la ciudad de Bambamarca, margen derecha del Río Llaucano, provincia de Hualgayoc, región de Cajamarca.
Tiene los siguientes límites: Punto inicial Río Cuñacales, que limitaba con la hacienda de Llaucan, aguas abajo con la hacienda de Lacamaca, Tallamac, Santa Clara, la Colpa, hasta la quebrada que sube al potrero de Velásquez, que pertenecía a la hacienda de Pallán provincia de Celendín, de este punto en línea recta al cerro Fierruyoc, seguía por el cerro Diego López y de allí el punto de partida al predio el Tuco.
El 27 de mayo de 1657 la ex hacienda fue adquirida por Alfarez Cristóbal de Angulo, Fray Francisco Huertas de Gutiérrez. Luego la propiedad la posee don Diego Sánchez Carrascal, quien impone obrajes y otras obligaciones.
Años más tarde los hijos vendieron a Miguel Ruíz de Atalaya, en remate judicial a don Antonio de Herrera, el 16 de octubre de 1702, tres años después, Diego Sánchez Carrascal toma posesión nuevamente.
La circunstancia del tiempo ha permitido obtener un documento legal otorgado por Nena y María Ignacia de Sánchez a Juan Antonio Díaz Quijano y Ceballos imponiendo sus derechos. El dominio de la estancia de Huangamarca fue retroventa contra Cristóbal sobre el potrero de Tallamac y Succhubamba, quien cobro los gastos judiciales a los dueños de Huangamarca, además tenía documentos de posesión de Huangamarca, el potrero de Tallamac y Succhubamaba donde surgieron protestas y líos.
Es así que don Manuel Espinoza, presenta recurso contra Martin de Miranda, quien fue nombrado por el libertador como visitador, para la venta y reparto de las tierras en problemas. Entonces la tierra de los chalinos, ha pasado por varias manos: los Iglesias, los Castro, Esnipach quienes figuran como dueños de Chala, Alan, Huangamarca, y Tuco. Posteriormente, José Catalino Miranda Castro Zaldiver, toma posesión por la cantidad de 50000 pesos plata sellada.
La descendencia de Catalino: Pedro, Julio, Cesar, y Demetrio, toman las tierras como propietarios. Cesar se casó con la hacendada de Quilcate, doña Catalina luego compra las herencia de sus hermanos y se quedó con la hacienda completa. Dicho hacendado solamente tuvo hijos políticos y criados. En su carrera política Catalino Miranda fue senador por la Región Cajamarca, pero en su segundo compromiso se casó con la señora Susana Rodríguez de la Torre. El señor Catalino Miranda, salvó a Bambamarca de ser incendiada por los chilenos, quienes pretendieron avasallar al pueblo con sus malos instintos. El señor hacendado pago 5000 mil soles, dinero que cedió en calidad de préstamo, luego, años después los bambamarquinos se negaron a pagar, solo una aparte aportaron los bravos llaucanos.
Los habitantes de Chala pasaron muchos sufrimientos con el abuso y la explotación. El patrón era bueno, los empleados eran malos, daban órdenes para hacer cumplir a los campesinos y campesinas.
La construcción de las viviendas de los peones eran de material rustico. Estaba prohibido hacer casas de buen material. Existía diferencia entre peones de hacienda y arrendatarios de hacienda, los peones tenían tierra mala, trabajaban 15 días al mes a favor de la hacienda y 15 días para mantener la familia de su casa. Cumplían sus funciones obligatorias en cuadrillas de 60 personas por quincena prohibiéndoseles viajar a la costa. El arrendatario privilegiado criaba animales en buenas tierras. El día de pago llevaba de agrao al hacendado un carnero o un chancho, en agradecimiento por cumplír las faenas del año. Aquí no existía autoridad política, los empleados conducían el predio, con órdenes de ser castigados, las autoridades eran comisarios quienes daban órdenes a los peones en yunta, lampa, trilla etc.
A cambio de salario les permitía que carguen leña del monte, semanalmente desde las 3:00 hasta las 6:00 de la mañana, para luego regresar inmediatamente a reincorporarse a los trabajos de hacienda.
El trajín de los chalinos, empezaba desde horas muy tempranas, no comían a gusto, la orden era unsir los toros muy temprano y desunsir a las 5:00 de la tarde y volver a casa para comer sus alimentos a las 9:00 de la noche. Los hijos de los peones estaban prohibidos a recibir educación, no había escuela en la jurisdicción.
Los niños y niñas de 10 años de edad trabajaban cargando tierra, barrían las habitaciones de la casa hacienda, pastaban animales ovinos, equinos, lanar etc. Además, también recibían castigo. Algunos niños huérfanos quedaban al cuidado de los tíos, ellos no tenían con que mantenerlo, entregaban al patrón quien los sometía al trabajo correspondiente más drástico. Quienes daban órdenes a los trabajadores en la casa hacienda recibían una vara de tucuyo para castigar a los explotados, además no percibían dinero solo a cambio de un plato de comida, pasaban tantos sufrimientos.
Fuente: Walter Alex Huamán Saavedra
Fotos: Walter Alex Huamán Saavedra
Hace muchos años atrás, cuentan los primeros pobladores de Qorimarka de la existencia de una enorme serpiente coral de vivos colores de ojos pardos y cabeza ovalada que salió de las aguas cristalinas del Rio Marañón en época de sequía.
La feroz serpiente en la huida de su habitad, dio muerte a los balseros, destrozando sus lanchas en el agua. En su trayecto por las comunidades campesinas de Celendín venía con dirección a Bambamarca destruyendo árboles, sembríos de las chacras, devoraba a los caballos, vacas, becerros y personas, todo sin piedad.
Al enterarse de la noticia los lugareños salieron a bloquear su encuentro con palos, flechas, piedras, sogas, machetes, etc. Todo su intento era en vano, los golpes que recibía lo hacían más resistente, imposible de detenerlo, su furia y su tamaño seguía creciendo al compás de su avance, todos temblaban, unos se escondían, otros corrían, lloraban y oraban a Dios.
Ingresó por los pastizales de Paragurán, Oxapampa, Shauac, Chachacoma, nadie podía hacer nada, como calmar la tempestad de la fiera. Ante ello, la serpiente corría el riesgo de cruzar la otra banda del Rio Llaucano y salir a la parte de Ahijadero y San Juan de Lacama. Ante los lamentos y lloros de tanta gente se compadeció muy bondadoso el dios Catequil y decidió tomar acción.
En el momento exacto que la gigante serpiente se dirigía a cruzar la banda, un fuerte disparo de alguna parte del cerro dio en la cabeza y acabó con su vida, destrozando su cuerpo en dos mitades y su cabeza fue arrastrada por el caudal, su sangre de deslizó por la corriente del río yendo a parar a las profundidades del mar.
En la actualidad, parte de sus restos permanecen en las peñas de Chala Alan, bajo la extensa mirada del sagrado Perfil de Cristo y de muchos pobladores de Ahijadero, Capulí Bajo que a diario relatan esta leyenda.
Autor: Walter Alex Huamán Saavedra
Poeta del Recuerdo - Cuñacalino de Por Vida
Foto: Repertorio personal del autor
Fotos: Facebook y Google Maps
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