Biografias

Manuel Pardo y Lavalle

Figura importante en la historia de Perú debido a su papel como presidente civil y sus esfuerzos por modernizar el país en un momento de grandes cambios políticos y sociales.


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Manuel Pardo y Lavalle nació en Lima el 9 de agosto de 1834. Sus padres fueron Felipe Pardo y Aliaga, poeta, dramaturgo y político, y doña Petronila de Lavalle y Cabero, descendiente de un importante mercader colonial. En una era caracterizada por la inestabilidad política, la familia Pardo viajó a Chile, debido a la deportación del padre. Fue en la ciudad de Valparaíso y en Santiago donde Manuel realizó parte de sus estudios primarios. De regreso a Lima, fue matriculado en el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, recientemente fundado, para —tiempo después— trasladarse al Convictorio de San Carlos. Luego de su formación escolar, viajó a Europa donde estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, y Literatura y Economía Política en el Colegio de París. Fue en este prestigioso establecimiento académico donde tuvo como tutor al reconocido economista Michelle Chevaliere. La influencia del discípulo de Saint Simon fue fundamental, ya que fomenta en el joven peruano ideas respecto al fortalecimiento del Estado y su rol articulador de la economía. 

Con una sólida formación en las Humanidades, regresó a Lima (1853), para dedicarse a la agricultura, en la Hacienda Villa y, más adelante, al comercio. Sin embargo, su fortuna se consolidó con la comercialización del guano para el mercado más importante: Gran Bretaña. La habilidad para los negocios y las finanzas permitió que el discípulo de Chevalier asumiera una serie de cargos: la dirección del Banco del Perú, la presidencia de la Compañía de Seguros La Paternal y la dirección de la Compañía de Seguros Marítimos e Incendios. Su apuesta por la diversificación económica lo llevó al negocio de la exportación de azúcar, luego de comprar la hacienda Tumán de Lambayeque. Por otro lado, su interés por las letras lo colocó, a inicios de la década de 1860, entre los fundadores de la Revista de Lima, desde donde patrocinó una serie de iniciativas, entre ellas la capitalización del guano en obras públicas, específicamente un sistema ferroviario, siendo de los primeros en apostar por la conectividad como mecanismo de integración para el Perú. En ese sentido, “Los Estudios sobre la Provincia de Jauja” (primer artículo de Pardo en la Revista de Lima) es un hito importante en el estudio de la compleja relación costa-sierra y en la reelaboración de las relaciones del Perú con el mundo Occidental.

La trayectoria de Manuel Pardo, entre la década de 1860 y la fundación de la Sociedad Independencia Electoral en 1871, puede ser incorporada dentro de la tendencia hacia el asociacionismo que empieza a tomar fuerza en Lima luego de los años de la llamada Anarquía. Su caso puede ser visto como representativo de una sociedad civil intentando construir espacios alternativos a los tradicionales. La fe que tuvo Pardo en el asociacionismo lo llevó a ingresar tempranamente en la Sociedad de Beneficencia de Lima. Ahí desempeñó los cargos de inspector de huérfanos en colegios, inspector de la maternidad y posteriormente director. La participación de Manuel Pardo en la Secretaría de Hacienda de la Dictadura (1865-1866), ante la propuesta hecha a Mariano Ignacio Prado por José Gálvez, Toribio Pacheco y José Simeón Tejeda, fue, en opinión de muchos, el inicio de su fulgurante carrera política. La hacienda que recibió en vísperas de la guerra contra España se encontraba, en sus palabras, “en una crisis que por sí sola hubiera sido suficiente para dar en tierra la riqueza nacional, para esparcir ruina y miseria en todas las clases de la sociedad, para comprometer de una manera muy seria las relaciones del Perú con las otras naciones y finalmente” para sumirlo “en un período de desorden y convulsiones, cuyo término era muy difícil prever”. Para confrontar una crisis de características estructurales, el joven ministro de Economía diseñó una de las reformas más radicales del sistema financiero peruano, apuntando a la formación de una Hacienda Pública autónoma de las fluctuaciones de la economía guanera. Es por ello que apostó por una reforma tributaria derribada por las fuerzas de la reacción.

La Sociedad Independencia Electoral (SIE), asociación política fundada el 24 de abril de 1871 por 114 notables de Lima y provincias, algunos de los cuales trabajaron con Pardo en su fugaz paso por la municipalidad de Lima, se constituyó en el centro neurálgico del activismo electoral que inauguró esa década. Un asociacionismo político que buscó defender, en palabras de los miembros de su Junta Central, “la libertad del sufragio sin los artificios de la intriga y sin las coacciones del poder”. Las metas de SIE, que aparecieron en las bases de su reglamento, fueron “asegurar y facilitar el libre ejercicio del sufragio”, procurando el triunfo de su candidato Manuel Pardo en las elecciones presidenciales de 1872. En su mensaje de aceptación a la nominación como candidato, Manuel Pardo subrayó cómo muchos de los miembros de la flamante sociedad electoral habían permanecido “perdidos”, “en la soledad de sus hogares” o “absorbidos por el trabajo”, dejando “abandonada a la ventura” la formación de los poderes públicos. Los que, debido a su fragilidad estructural, se habían encontrado “al día siguiente de constituidos” como “un edificio sin cimientos”. La campaña electoral de 1871-72 significó una lucha frontal entre los nuevos actores sociales, aquellos hijos de la Prosperidad Falaz a los que Pardo intentó darles un rostro y una identidad. Así el significado del civilismo y de su construcción ideológica la “República Práctica-República de la Verdad” reside en la habilidad que tuvieron Pardo y sus seguidores de conectarse con los cambios socioeconómicos ocurridos en el país.

Fueron tiempos sumamente difíciles los del gobierno de Manuel Pardo, 1872-1876. Al asumir su mandato, el ciudadano presidente, como lo denominó el convencionalista José Simeón, afrontó una crisis económica interna y otra global, para lo cual debió idear un plan consistente de una serie de medidas. Las cuales culminaron con la cesación del pago de la deuda externa (1873), generada por la irresponsabilidad de los gobiernos militares. Es en este contexto que debe entenderse la estatización de las salitreras que, junto con el Tratado de Alianza Defensiva, fueron el pretexto usado por Chile para la declaratoria de guerra en abril de 1879. Las duras medidas de austeridad que ocurren durante la administración, como la paralización de obras públicas y el aumento de los impuestos, fueron la causa de una serie de asonadas, entre ellas la de Nicolás de Piérola quien fue derrotado y obligado a dejar el Perú.

Entre los logros de Pardo está el fomento de la educación, base de su modelo de ciudadanía republicana. La división de la enseñanza en tres secciones, primaria, secundaria y universitaria, muestra el intento de una reforma integral por parte del civilismo. Es dentro de esa tendencia que la formación de servidores públicos en la Escuela de Administración y Ciencias Políticas, dirigida por Pradiere Fodere, exhibe su verdadero sentido: una profunda modernización del viejo estado guanero. El censo de 1876 es sin lugar a dudas uno de los ejemplos más claros de un “proyecto nacional” en el cual los caminos ferroviarios, que seguirán construyéndose en el cuatrienio civilista, son esenciales para la gobernabilidad y el conocimiento de los recursos con los cuales contaba el Perú. Visto en perspectiva histórica, Pardo fue capaz de reformar ciertos sectores del Estado, a pesar de recibir un gobierno colapsado, luego del magnicidio de José Balta y el ajusticiamiento de sus victimarios, los hermanos Gutiérrez. Manuel Pardo no pudo escapar de la violencia de una era de dispendio y guerras civiles. En 1878, en su ausencia, fue elegido senador, y —a su retorno de Chile— se le designó presidente de la Cámara. El 16 de noviembre del año de su elección, y a los pocos meses de la misma, Pardo fue vilmente asesinado a balazos por el sargento Melchor Montoya. El primer presidente civil de nuestra historia murió a los 44 años de edad.

Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]




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