Biografias

Miguel San Román y Meza

El mariscal Miguel Gaspar San Román y Meza fue presidente del Perú, siendo sucesor del gobierno del mariscal Ramón Castilla, tuvo una larga e intensa participación en la vida pública nacional desde antes de la declaración de la independencia en 1821 hasta el día de su muerte.


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Nacido el 17 de mayo de 1802 en Puno e hijo de Miguel Pascual Melchor San Román de las Cuentas y María Meza Villegas, antepasados industriosos asturianos trasladados al Perú a principios del siglo XVIII y asentados como exitosos y acaudalados mineros en la región del altiplano puneño. Por parte de su abuela paterna, Gregoria de las Cuentas y Bravo, Miguel San Román y Meza desciende de María Valverde Álvarez, hermana del cura Vicente Valverde, quien participó de la captura de Atahualpa en Cajamarca.

La primera acción militar en la que participa Miguel San Román y Meza, ocurre cuando tiene 14 años y acompaña a su padre, el brigadier Miguel San Román de las Cuentas, en la sublevación de los hermanos Angulo en el Cusco en 1814. La rebelión es derrotada y sus dirigentes son en su mayoría ejecutados, entre ellos, el brigadier San Román, cuyo hijo es forzado a presenciar el fusilamiento de su padre. Motivado por tan terrible acontecimiento, Miguel Gaspar San Román se une, en 1821, de poco más de 18 años, a las fuerzas patriotas que comanda el entonces coronel Guillermo Miller. Por su conducta, se le concede el grado de subteniente. En septiembre de 1821, ingresa a Lima y pasa después a formar parte de un batallón conducido por Juan Pardo de Zela. Combate en diversas acciones y, en 1823, recibe el grado de teniente. Participa en la campaña del sur, bajo las órdenes de Agustín Gamarra, y toma parte en las batallas de Junín y Ayacucho. En la primera, observó la acción de la caballería, como lo hizo toda la infantería participante. En Ayacucho, combatió valerosamente y recibió, del general La Mar, una distinción por su desenvolvimiento en ese trascendente combate. En 1826, después de quedar herido en varias acciones, recibe el grado de teniente coronel.

Se le consideró en el grupo de los que desconfiaban del poder omnímodo de Simón Bolívar y se le dio de alta. El 26 de febrero de 1829, asistió a la batalla del Portete de Tarqui, tras lo cual fue recomendado por el general Gamarra, por su intervención en esa batalla, al grado de comandante. Ese mismo año, San Román participa en la deposición del presidente La Mar llevada a cabo por Agustín Gamarra. En el Congreso Constitucional de 1829, a la edad de 27 años, es elegido diputado por Puno y, el 12 de octubre de ese mismo año, es ascendido al grado de coronel.

En 1831, San Román participa de la acción de guerra que Gamarra organiza contra Bolivia. Es, desde entonces, que San Román comienza a destacar por su capacidad organizativa y estratégica militar. En 1833, es nombrado prefecto constitucional de Puno y, en 1834, comanda las fuerzas que, a favor del general Francisco Bermúdez, se organizan contra el recién elegido general José Luis Orbegoso. A raíz de ello, marcha contra la ciudad de Arequipa, defendida por el general Domingo Nieto, quien es derrotado en la batalla de Cangallo del 5 de abril de 1834. Hacia finales de 1834, Orbegoso lo borra de la lista militar y lo destierra del territorio nacional. De este modo, comienza, dentro del ejército y la sociedad en general, la pugna entre liberales y conservadores, la cual se prolongará hasta la guerra del Pacífico y en la que San Román toma partido por el bando liberal.

Gamarra y San Román se declaran en contra de la Confederación Perú-Boliviana, establecida por el general Andrés de Santa Cruz en 1835, pero San Román es tomado prisionero y enviado a Bolivia, por lo que regresa al Perú cuando Santa Cruz es derrotado. En cabildo abierto, los habitantes de Puno declaran comandante general y prefecto de la ciudad al general Miguel San Román el 17 de febrero de 1839. Agustín Gamarra, al ser ya presidente, nombra a San Román jefe de armas del Cusco el 17 de noviembre de 1839 y, en 1840, aunque San Román inicialmente pareciera aliarse a la sublevación encabezada por Ignacio de Vivanco, decide finalmente apoyar al gobierno legítimo de Gamarra. Para debelar la sublevación, este nombra a los generales Miguel San Román y Ramón Castila jefes de las fuerzas que marchan al sur, en donde derrotan a Vivanco. El general Castilla recomienda a San Román ante el presidente Gamarra por sus servicios durante la campaña. Se inicia allí una relación de alterna amistad y distanciamiento entre estos dos ya veteranos soldados de la complicada vida peruana de la primera parte del siglo XIX. En 1841, Gamarra, con el apoyo de San Román, decide la invasión de Bolivia, pero es derrotado y fallece en la batalla de Ingavi. En medio de la anarquía que sucede a la muerte de Gamarra, San Román reconoce a Juan Crisóstomo Torrico como presidente y ambos se enfrentan a los generales Antonio Gutiérrez La Fuente y Juan Francisco de Vidal, quienes se han sublevado en el Cusco, pero son derrotados en la batalla de Agua Santa. San Román nuevamente marcha al exilio a Bolivia, y regresa al Perú tras el levantamiento de Castilla contra Vivanco. En 1844, es nombrado miembro de la Junta de Gobierno Provisional y obtiene la victoria en la batalla de Carmen Alto, por lo cual es ascendido a gran mariscal del Perú. En 1845, es elegido senador por Puno y, durante el gobierno de Ramón Castilla de ese año, es nombrado miembro del Consejo de Estado. El mismo Castilla, al considerar que San Román participa en una conspiración en su contra, lo deporta a Chile. Tras una amnistía regresa al Perú en 1849.

En 1851, postula a la presidencia de la república, elecciones en las que triunfa el general José Rufino Echenique. Ese mismo año, regresa a la Cámara de Diputados como representante por Lampa y asume decidida actuación opositora al gobierno de Echenique, el cual ordena su deportación. En Arequipa, se subleva el mariscal Castilla, y San Román, reconciliado con su antiguo aliado liberal, participa en la batalla de La Palma en 1855, enfrentamiento en que derrotan a las fuerzas de Echenique. Designado Castilla presidente provisorio, nombra nuevamente a San Román como ministro de Guerra y Marina. Se convoca a una Convención Nacional y San Román es elegido diputado por Lampa. Entre 1855 y 1857, San Román asume once veces la presidencia de la Convención.

En 1856, la Convención Nacional aprueba una nueva Constitución Política, de marcado carácter liberal. Entre sus muchas disposiciones, limita el poder del Ejecutivo, se abole la pena de muerte y se establece el sufragio popular para los peruanos alfabetos. Tras una nueva sublevación de Manuel Ignacio de Vivanco contra la constitución liberal, San Román toma Arequipa y el general rebelde y conservador es derrotado. Al finalizar el gobierno de Castilla, los liberales apoyan la candidatura de San Román a la presidencia, quien gana los comicios con el apoyo de Castilla. Es proclamado presidente de la República el 29 de agosto de 1862 y asume el cargo el 24 de octubre de 1962. Su primer acto político es decretar una amnistía general que permite el retorno de los exilados José Rufino Echenique, Manuel Ignacio de Vivanco y José Gálvez Egúsquiza, así como de Ricardo Palma, exilado por Castilla, y de José Bernardo Alcedo, autoexiliado en Chile desde las postrimerías de la independencia. En su corto periodo presidencial de once meses, dictó algunas medidas importantes. El 14 de febrero, dicta la Ley de reforma monetaria que crea el sol de plata en reemplazo del peso colonial, el cual, constituye el más importante acontecimiento de la historia monetaria de la época del guano, moneda sobre la que se aplicó la división decimal, instaurado oficialmente como sistema de medias del Perú. Miguel San Román y Meza muere el 3 de abril de 1863, aun a cargo de la presidencia de la República, por lo que recibe los honores fúnebres correspondientes.

Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]




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