Desde Pretoria (AFP)

La única experta en conducta criminal en la violenta Sudáfrica

Los senos están mutilados, pero el sexo intacto. No hay sangre en la escena, con lo que el cadáver ha sido desplazado. La escena del crimen ha sido preparada, deduce Elmarie Myburgh, la única psicóloga criminalista de Sudáfrica, uno de los países más violentos del mundo.

AfSud,police,homicide,agression,crime
Elmarie Myburgh, la única experta en conducta criminal de Sudáfrica, en su oficina en Pretoria, el 20 de septiembre de 2021 - AFP/AFP
Anterior Siguiente
Síguenos en Google News

Los senos están mutilados, pero el sexo intacto. No hay sangre en la escena, con lo que el cadáver ha sido desplazado. La escena del crimen ha sido preparada, deduce Elmarie Myburgh, la única psicóloga criminalista de Sudáfrica, uno de los países más violentos del mundo.

Los papeles se amontonan en el despacho que ocupa desde hace casi 25 años en el cuartel general de la policía en Pretoria. Detrás de su silla almacena los sumarios donde ensambla las piezas del rompecabezas de cada crimen: interrogatorios, informes médicos y de balística, análisis de sangre...

En su contador figuran 62 casos de asesinato y 90 violaciones en serie: esta mujer tranquila y sonriente ha esbozado el perfil de cada uno de los criminales.

Ha observado el número de golpes y la violencia desplegada, ha evaluado la proximidad del delincuente con la víctima y ha tratado de comprender el crimen para llegar hasta su autor.

noticia
Elmarie Myburgh, la única experta en conducta criminal de Sudáfrica, en su oficina de Pretoria, el 20 de septiembre de 2021 (AFP/AFP)

Es la única en desempeñar este trabajo en Sudáfrica, con el respaldo de tres capitanes a los que forma para relevarla.

Este país, que registra un asesinato cada 25 minutos y 115 denuncias por violación diarias, podría contar con decenas de criminólogos, psicoanalistas y especialistas en delincuentes en serie.

Pero la policía sudafricana, además de arrastrar una reputación de corrupta e ineficaz, sufre también recortes presupuestarios que han diezmado su plantilla.

- Frustración -

Myburgh, que tiene el grado de teniente coronel, ya integró las filas de la primera unidad de investigación psicológica creada en 1994, después del apartheid. Entonces, el FBI era la referencia de excelencia en la técnica de establecer perfiles criminales.

"Hoy en día, los igualamos", considera ella.

Todavía recuerda perfectamente su primera escena de un crimen: "Un asesinato, aquí en Pretoria. El hombre estaba tendido de espaldas. La cabeza aplastada por una piedra enorme".

Con 27 años, ya había analizado un buen número de imágenes de crímenes. "Pero es otra historia cuando tú estás allí. La sangre, el olor...", explica.

Poco tiempo después fue llamada para otro homicidio. Una mujer, con numerosas cuchilladas, en su casa. "Estábamos sentados en el salón, interrogando al marido. Una corriente de aire hizo cerrar una puerta y me sobresalté", relata.

Ninguno de los dos casos llegaron a ser resueltos por falta de pruebas. Para ella, la frustración es un gaje del oficio, sobre todo en un sistema sobrecargado y por momentos a punto de colapsar.

"Hay tantos casos (...) Tenemos más muertes en Pretoria un sábado que en Noruega o Suecia en un año", ironiza.

La paciencia es indispensable. A veces hay que esperar meses o años para recibir los resultados de una prueba de ADN o de un análisis de llamadas telefónicas.

- Lectora de novela negra -

Las estadísticas no son buenas: de cada diez muertes, ni siquiera dos son resueltas. Para la especialista, esto también explica esta criminalidad récord, en crecimiento desde hace diez años.

"La gente piensa que puede salirse con la suya", dice.

Myburgh no fuma, pero tiene debilidad por el buen vino. Pero cuando hay trabajo, el café pone en marcha a esta mujer de 50 años de mirada clara, pelo corto y arreglado y uñas pintadas.

Para relajarse, a veces mira un episodio de la serie "CSI", protagonizada por varios expertos en comportamiento criminal. Pero "no es realista", asegura ella, que suele irritarse con los actores.

El exitoso escritor sudafricano de novelas policíacas, Deon Meyer, le envía sus manuscritos para releer. Ella corrige algunos pequeños detalles.

"Se desenvuelve bien, sería un buen detective", bromea.

Los halagos son en ambas direcciones.

"Comprende al mismo tiempo lo que un investigador tiene en la cabeza y lo que hay en el alma de un criminal. Pero lo que la hace tan excepcional, es que también lee novelas policíacas", dijo públicamente de ella el escritor.

Myburgh aparece a menudo en los periódicos por sus intervenciones ante la justicia. Una parte no menospreciable de su trabajo consiste en presentar durante el juicio el perfil criminal de aquellos que son "peligros para la sociedad".

En poco más de nueve años, esta experta en conducta criminal podrá jubilarse. "Tendré que aguantar hasta entonces", dice serenamente.




Este sitio usa imágenes de Depositphotos