Desde París (AFP)

Eventos de masas, factores de propagación del coronavirus

La reunión de una secta de Corea del Sur, una concentración evangélica en Alsacia o los partidos de fútbol en Europa. Las manifestaciones de masas han contribuido a la propagación del coronavirus en el mundo, lo que plantea dudas sobre la organización de eventos al final del confinamiento y a largo plazo.

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La afición del Valencia se concentra en el exterior del estadio Mestalla de la ciudad española el 10 de marzo de 2020, antes del partido de la Liga de Campeones contra el Atalanta italiano - AFP/AFP
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La reunión de una secta de Corea del Sur, una concentración evangélica en Alsacia o los partidos de fútbol en Europa. Las manifestaciones de masas han contribuido a la propagación del coronavirus en el mundo, lo que plantea dudas sobre la organización de eventos al final del confinamiento y a largo plazo.

China acaba de reducir las restricciones en Wuhan, donde se habría originado la pandemia, y algunos países europeos empiezan a estudiar las estrategias para salir del confinamiento. Pero los expertos alertan sobre un levantamiento precoz y general de las medidas adoptadas para frenar la transmisión del virus.

"El peor escenario sería una especie de Día de la Victoria con todo el mundo en la calle, abrazándose y felicitándose", previene David Lalloo, director del Instituto de Medicina Tropical de Liverpool (LSTM).

En tal situación, "todas las personas infectadas y asintomáticas serán todavía más susceptibles de difundir la enfermedad", señala a la AFP, y aboga por una vuelta a la normalidad paulatina y "mucho más controlada".

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Una multitud hace fila para comprar mascarillas cerca de la Iglesia de Jesús Shincheonji en la ciudad surcorana de Daegu el 27 de febrero de 2020 (AFP/AFP)

El rol de las manifestaciones en la transmisión de las enfermedades no es un descubrimiento reciente. El Centro estadounidense de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recordó que la pandemia de gripe de 1918 cobró impulso con las celebraciones del armisticio y el regreso de los soldados a sus hogares.

- El paciente 31 -

Uno de los riesgos en las concentraciones es la presencia de un "supercontagiador", alguien capaz de infectar a un gran número de personas.

Los especialistas piensan en especial en el caso del "paciente 31" en Corea del Sur.

El 10 de febrero, una surcoreana de 61 años sintió fiebre. Esta fiel de la secta de la "Iglesia de Jesús Shincheonji" había asistido al menos a cuatro ceremonias religiosas en Daegu (sur), antes de dar positivo por coronavirus.

En tan solo unas semanas, miles de casos de infección por coronavirus, la mayoría de los registrados en el país, se relacionaron con miembros de la secta.

"El esquema es muy común. Uno va a una reunión familiar o religiosa y lo atrapa. Después regresa a casa y lo difunde", explica el profesor KK Cheng, especialista de salud pública en la Universidad de Birmingham.

Según él, el enorme éxodo anual de personas durante el Año Nuevo chino probablemente favoreció la propagación internacional del virus.

Francia señaló la primera muerte debida a la COVID-19 fuera de Asia a mediados de febrero. Unos días después, alrededor de 2.000 cristianos evangélicos, varios de los cuales eran portadores del virus sin saberlo, se congregaron en Mulhouse, en el este de Francia.

Esta reunión estuvo relacionada después con casos en toda Francia, y el este del país se convirtió en una de las zonas más afectadas.

Las manifestaciones deportivas también han están en el punto de mira, como el partido de la Champions que se jugó el 19 de febrero en Milán, en el norte de Italia, entre el Atalanta Bergamasca y el club español Valencia.

El alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, declaró que 40.000 habitantes de su ciudad habían viajado a Milán mientras que muchos otros se reunieron en sus casas o en bares para ver el encuentro.

"Está claro que esa noche fue una gran ocasión de difusión del virus", afirmó. Bérgamo ha sido duramente golpeada la COVID-19.

El club de Valencia informo que el 35% de su plantilla (jugadores o entrenadores) dieron positivo después del partido en Milán.

La responsabilidad de las autoridades también se analiza. Según KK Cheng, la reticencia que han mostrado en algunos países para cancelar grandes eventos significa que "algunas personas han podido morir, inútilmente, como dirían algunos".

Pero, reconoce, los responsables políticos se enfrentan a una nueva enfermedad y no hay una respuesta fácil.

- "Poner en peligro a millones de personas" -

La cuestión de saber cómo y cuándo restringir los actos públicos también genera debate entre los expertos mundiales.

Un artículo publicado el mes pasado en la revista británica The Lancet destacaba que "históricamente, las manifestaciones deportivas, religiosas, musicales y otros (eventos de masas) fuero origen de enfermedades infecciosas que se propagaron a escala mundial".

Pero los autores del artículo señalaron igualmente que las medidas de salud pública contribuyeron a atenuar este problema en los últimos años.

Otro grupo de especialistas respondió advirtiendo contra una "aprobación explícita" de eventos previstos durante una "creciente pandemia mundial".

"Permitir reuniones de masas en estas circunstancias puede poner en peligro a millones de participantes y, a su regreso, igualmente a los que se quedaron en sus países de origen", declararon estos especialistas, entre ellos el viceministro de salud de Arabia Saudita, Riad Memish, director del centro de la OMS para la medicina de eventos de masas.

Más allá del fin del confinamiento, los expertos se preguntan sobre las consecuencias que podría tener la crisis actual a largo plazo en la organización de grandes eventos.

"¿Se sentirá uno más nervioso con la idea de abrazar a otras personas o de estrechar manos? No sé la respuesta", dice David Lalloo. Pero cree que "habrá cambios en nuestra manera de asistir en el futuro a eventos deportivos o a un concierto".




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