Las bolas de Navidad

Pero, el origen de estos objetos se remonta a la Edad Media, y su creación está atribuida a países europeos, donde los pinos eran adornados inicialmente con manzanas y otros frutos que simbolizan el pecado original y las tentaciones. Con el correr del tiempo, estas decoraciones se fueron perfeccionando y en la actualidad se diseñan en distintos materiales.

Las manzanas con las que eran decorados los viejos árboles, representaban las tentaciones y el pecado original. También eran decorados con velas, que representaban a Cristo como la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres al aceptarlo como Salvador.

Con la conquista española y las migraciones, la tradición llegó a América y fue evolucionando poco a poco, cambiando las manzanas por bolas y las velas con focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo en Belén.

Y es que, con el paso del tiempo, el simbolismo de pecado y tentaciones se fueron convirtiendo en símbolo de oraciones que se realizan durante la temporada de adviento, teniendo sus colores un significado simbólico:

Según la tradición, el color rojo representa la petición, las azules el arrepentimiento y las doradas son símbolo de alabanza al Señor. De acuerdo a los significados de los colores, simbolizan los dones de Dios a los hombres, representando la alegría que Jesús le trajo al mundo con su nacimiento.

La presencia de las bolas navideñas en los árboles de Navidad, se ha convertido en algo habitual en los hogares, empresas y centros comerciales. Cada año, los árboles son decorados con esferas de diversos tamaños, colores y acabados que hacen más atractivo, no sólo el árbol, sino el propio ambiente.