Historia del Peru

El Hombre de las Tres Ventanas

Tres Ventanas es el nombre dado a tres cuevas naturales ubicadas en la puna baja de Huarochirí, en la sierra de Lima, Perú. En estas cuevas se han encontrado restos arqueológicos que datan del periodo lítico y arcaico.


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Las cuevas de Tres Ventanas se encuentran a una altitud de 3,925 metros sobre el nivel del mar, en la quebrada de Chilca, en las provincias de Cañete y Huarochirí de la región Lima. Están cerca del Km. 63 de la Panamericana Sur o vía Cieneguilla-Langa-San Lázaro de Escomarca (o Sto. Domingo de los Olleros).

En estas cuevas se han encontrado cuatro cadáveres muy bien conservados, dos adultos y dos infantes, pertenecientes a la época que va desde el 8,000 a.C. al 4,000 a.C. Estos restos pertenecen al hombre de Tres Ventanas, denominado así por la localidad más cercana al yacimiento, Escomarca.

Las cuevas son de toba volcánica y se han denominado Cueva I, Cueva II y Cueva III. Tienen diferentes profundidades y alturas, siendo la primera de seis metros de profundidad, la segunda de veintidós y la tercera de trece, ninguna superando los cinco metros de altura. Los estratos de las cuevas están muy secos, lo que ha permitido encontrar restos vegetales y humanos en buen estado de conservación a una profundidad de 13 metros.

Además, se encontraron restos de diversos vertebrados, en su mayoría herbívoros desdentados de gran tamaño como el megaterio, una especie de perezoso.

En cuanto a la industria lítica, la mayoría de los instrumentos encontrados están toscamente tallados, utilizando técnicas de percusión y presión. El material utilizado proviene de canteras distantes. Se han encontrado puntas foliáceas (para lanzas y flechas), raederas (para cortar) y lascas (para despellejar).

Los primeros habitantes de estas cuevas eran cazadores nómadas que perseguían camélidos y cérvidos, atrapaban vizcachas y perdices, y pescaban peces de río y de laguna. Es probable que las mujeres y los niños se dedicaran a la recolección de frutas y raíces silvestres. Dentro de las cuevas, encendían fogatas para cocinar, alumbrarse y calentarse. No se encontraron evidencias de cerámica ni de tejidos de algodón.

Los estudios sistemáticos de la historia y prehistoria de la quebrada de Chilca empezaron con la llegada del Dr. Frederic Engel al Perú en el año 1963. Es así que estas cuevas han sido excavadas por el Dr. Engel y el equipo de campo del instituto de antropología y agricultura precolombina (I.A.A.P.) hoy Centro de Investigaciones de Zonas Áridas (C.I.Z.A) de la Universidad Nacional Agraria la Molina, que incluye un equipo eficiente de campo, un archivo y un museo.




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