Desde Barcelona (AFP)

Uber reaparece en España como servicio de comida a domicilio

La empresa estadounidense Uber lanzó este jueves en Barcelona un servicio de comida a domicilio, después de que un juez prohibiera en diciembre su actividad de transporte con chóferes no profesionales en España, muy discutida por los taxistas.

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Un usuario muestra un teléfono inteligente conectado a la aplicación Uber el 9 de diciembre de 2014 en el Paseo de Gracia de Barcelona - AFP/AFP/Archivos
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La empresa estadounidense Uber lanzó este jueves en Barcelona un servicio de comida a domicilio, después de que un juez prohibiera en diciembre su actividad de transporte con chóferes no profesionales en España, muy discutida por los taxistas.

Este tipo de servicio ya se ofrecía en Los Ángeles, pero por primera vez se lanza fuera de ese país con el nombre de UberEats y la promesa de llevar al usuario la comida en menos de diez minutos. De momento, solo funcionará en la ciudad de Barcelona.

"Es un servicio distinto del que lanzamos en su momento. Este crea valor para todo el mundo, restaurantes, repartidores y clientes", dijo a la AFP Carles Lloret, responsable de Uber en España, quien confía en revolucionar el sector de la comida a domicilio y, de paso, mejorar la imagen de la compañía.

La plataforma trabajará con restaurantes que ya tienen las licencias necesarias para repartir a domicilio y velará para que sus conductores, algunos procedentes de su antigua flota de chóferes no profesionales, coticen a Hacienda sus beneficios con tal de sofocar las críticas por fomentar la economía sumergida.

"Esperamos que la imagen de la compañía siga siendo como debería ser, una compañía innovadora que ayuda al usuario", afirmó Lloret.

Presente en más de 50 países, esta polémica compañía desembarcó en abril de 2014 en Barcelona y más adelante en Madrid y Valencia, poniendo en contacto a través de su web y aplicaciones móviles a clientes con particulares que actuaban como taxistas con sus vehículos personales.

Su actividad despertó furibundas protestas de los taxistas españoles, que en Barcelona llegaron incluso a quemar coches de Uber, acusándolos de competencia desleal, ya que los chóferes no disponían de las autorizaciones administrativas y normalmente trabajaban en negro.

A principios de diciembre, un juez de Madrid admitió a trámite una demanda de la asociación de taxistas y decretó la prohibición del servicio de forma preventiva mientras estudiaba el caso. Poco después, la compañía suspendió temporalmente el servicio, aunque calificó la decisión de "desproporcionada".

El caso de España no es el único. Las actividades de esta empresa estadounidense provocaron manifestaciones de taxistas en numerosos países y la justicia puso en ella su punto de mira.

Tailandia o Nueva Delhi prohibieron la compañía, que se enfrenta a obstáculos legales en lugares como Francia, Alemania, Holanda, San Francisco o Bélgica.




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