Desde Seúl (AFP)

Los empresarios surcoreanos sueñan con resucitar la zona industrial común con el Norte

Hace tres años, en pleno periodo de tensiones nucleares, Park Yong-man tuvo que cerrar su fábrica textil en la zona industrial de Kaesong, situada en Corea del Norte, y ahora espera que la cumbre de la semana que viene entre Donald Trump y Kim Jong Un en Vietnam sirva para reabrirla.

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El complejo industrial conjunto de Kaesong, en Corea del Norte, visto desde un puesto de observación en el límite sur de la zona desmilitarizada que divide las dos Coreas, el pasado 16 de febrero en Paju (Corea del Sur) - AFP/AFP/Archivos
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Hace tres años, en pleno periodo de tensiones nucleares, Park Yong-man tuvo que cerrar su fábrica textil en la zona industrial de Kaesong, situada en Corea del Norte, y ahora espera que la cumbre de la semana que viene entre Donald Trump y Kim Jong Un en Vietnam sirva para reabrirla.

Su fábrica, que tenía 300 obreros norcoreanos, era una de las 125 compañías surcoreanas en la zona industrial de Kaesong, situada en territorio norcoreano, a diez kilómetros de la frontera.

Hasta su cierre en 2016, la zona era un lugar de cooperación entre las dos Coreas y permitía a Corea del Norte ingresar centenares de millones de dólares.

Pero Corea del Sur la cerró tras el cuarto ensayo nuclear norcoreano y los disparos de misiles norcoreanos, asegurando que Kaesong servía para financiar sus programas militares prohibidos.

A pesar de nuevas sanciones internacionales contra el Norte, que de momento han impedido reabrir la zona, el acercamiento en curso da esperanzas a Park Yong-man.

"Empieza mi cuarto año de terror", explica Park a la AFP, que apenas sobrevive tras el cierre de su fábrica, donde tenía una mano de obra cualificada y barata.

Las empresas surcoreanas pagaban al gobierno norcoreano 70 dólares mensuales por trabajador, que a su vez solo recibían una pequeña parte de esa suma, según los opositores a este sistema.

Park explica haber visitado 13 países para encontrar el lugar ideal para sus negocios. "La respuesta fue Kaesong", asegura.

Ahora tiene dos fábricas, en China y Vietnam, y una pequeña cadena de producción en el subterráneo de su oficina en Seúl, donde cuando estuvo la AFP se estaban fabricando 2.000 uniformes para una cementera saudita.

Un estudio del año pasado de la federación coreana de pequeñas y medianas empresas revela que el 96% de las empresas surcoreanas que trabajaban en Kaesong quieren volver.

En la cumbre de septiembre entre el líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente surcoreano Moon Jae-in, la normalización de la situación de Kaesong fue una de las cuestiones principales y Kim dijo estar dispuesto a reabrir la zona "sin ninguna condición previa".

Por su parte Moon, firme partidario del diálogo, dijo que la cooperación económica intercoreana es una "bendición". Pero desde las sanciones contra Pyongyang, reforzadas en 2016, el proyecto no avanza.

"Por el momento reabrir la zona industrial de Kaesong es difícil", dijo Kim Kwang-gil, un abogado del gobierno surcoreano que estuvo en la Kaesong 2004 y 2013.

Las nuevas medidas incluyen la prohibición de abrir empresas conjuntas con Pyongyang y operar en el país.

Las sanciones de la ONU prohíben las exportaciones textiles de Corea del Norte, un sector que era justamente el más importante en Kaesong.

Por su parte Estados Unidos prohíben comerciar con mercancías fabricadas con mano de obra norcoreana.

Las sanciones prohíben además transferir sumas importantes en Corea del Norte. Remunerar a los norcoreanos en dólares estadounidenses, como se hacía antes del cierre, está prohibido por las sanciones estadounidenses.

Según la prensa, Washington estudia flexibilizar las sanciones a cambios de medidas de desnuclearización significativa de Kim.




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