Desde Tokio (AFP)

Kyoko, una fan olímpica emblemática que jugará en casa en Tokio

Kyoko Ishikawa no se ha perdido ninguna edición de los Juegos Olímpicos de verano desde hace tres décadas. Esta habitante de Tokio está entusiasmada con que su ciudad acoja la cita en 2021 (23 julio-8 agosto), pese a que una mayoría de sus compatriotas desearían un nuevo aplazamiento o una cancelación por la pandemia del covid-19.

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Este gran amor por los Juegos Olímpicos comenzó para Kyoko Ishikawa en un viaje a Barcelona en 1992, donde consiguió una entrada para la ceremonia de apertura y quedó maravillada con el ambiente del evento - AFP/AFP
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Kyoko Ishikawa no se ha perdido ninguna edición de los juegos Olímpicos de verano desde hace tres décadas. Esta habitante de Tokio está entusiasmada con que su ciudad acoja la cita en 2021 (23 julio-8 agosto), pese a que una mayoría de sus compatriotas desearían un nuevo aplazamiento o una cancelación por la pandemia del covid-19.

"Los juegos Olímpicos son extraordinarios", afirma a la AFP esta mujer de 51 años, un rostro familiar en las sedes olímpicas por su indumentaria tradicional japonesa y su cinta 'hachimaki', adornada con una bandera roja y blanca de su país.

"El poder de la diversidad. La energía de la diversidad. Los juegos Olímpicos duran apenas tres semanas (diecisiete días, en realidad), pero durante ese corto periodo tienes una imagen concentrada del mundo entero", asegura esta empresaria, que se convierte cada cuatro años en una fan que no pasa desapercibida.

Este gran amor por los juegos Olímpicos comenzó para ella en un viaje a Barcelona en 1992, donde consiguió una entrada para la ceremonia de apertura y quedó maravillada con el ambiente del evento.

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Kyoko Ishikawa muestra las entradas de los Juegos de Rio de Janeiro 2016 de su colección olímpica, en su casa en Tokio el 18 de diciembre de 2020 (AFP/AFP)

Un día después coincidió por casualidad con Naotoshi Yamada, un compatriota que había asistido ya a todos los juegos Olímpicos de verano desde los de Tokio en 1964. Naotoshi se convirtió en el 'mentor' de Kyoko y le transmitió su pasión por el Olimpismo.

- Lucha por las entradas -

Juntos, Naotoshi (conocido en Japón como el 'Abuelo Olímpico') y Kyoko han asistido a todos los juegos de verano siguientes, haciendo así amigos en casi todo el mundo.

Naotoshi Yamada murió en 2019 con 92 años, quedándose así sin poder ver por segunda vez los juegos en su propio país.

"Es muy triste, los juegos de Tokio hubieran sido la apoteosis de su vida como fan de los juegos Olímpicos", subraya Ishikawa.

Kyoko tuvo problemas para adquirir entradas para los juegos de Tokio. Antes de la pandemia y del aplazamiento a 2021, la demanda de entradas era muy elevada.

Tanto ella como su familia solicitaron el máximo de 60 entradas por persona en un primer sorteo para la atribución de entradas, pero sin éxito. En un segundo sorteo, obtuvo una única entrada, para una prueba de lucha.

Ahora, más de 800.000 entradas van a ser reembolsadas por el aplazamiento de un año y potencialmente puestas a la venta, por lo que Kyoko tiene muchas esperanzas de obtener una buena cantidad.

Pero, por encima de todo, los temores de Kyoko se disparan por la posibilidad de que el evento no se dispute finalmente por las restricciones sanitarias ante la pandemia del coronavirus, pese a que las autoridades y los organizadores japoneses insisten en que no se contempla esa posibilidad.

- "Un símbolo de esperanza" -

Los organizadores desvelaron a principios de diciembre una batería de medidas contra la propagación del coronavirus durante los Juegos, que para los espectadores van desde el uso de mascarilla hasta la prohibición de gritar en los estadios, pasando por la descarga de aplicaciones telefónicas para el rastreo de eventuales casos contacto.

El lunes, el primer ministro Yoshihide Suga dijo que se plantea un nuevo estado de emergencia para la región de Tokio, pero reiteró que los juegos Olímpicos se inaugurarán según lo previsto en julio.

Kyoko, por su parte, es categórica al respecto y cree que los juegos deben disputarse, sí o sí, aunque los organizadores tengan que reducir el número de espectadores o incluso excluir la presencia de visitantes extranjeros.

"El valor de estos juegos sin espectadores de todo el mundo sería probablemente de un 50%, o incluso menos, pero sería mejor que nada", apunta.

Ella misma espera participar en el relevo de la llama olímpica antes de la ceremonia de apertura y está segura de que la edición de Tokio-2020, a disputarse en 2021, pasará a la historia como "un símbolo de esperanza".

"Será la señal de que continuamos luchando, una esperanza para el ser humano", puntualizó.




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