Fondos desviados del Banco Central del Líbano fueron trasladados a Suiza

Una gran parte de los 300 a 500 millones de dólares que el gobernador del Banco central del Líbano es acusado de haber desviado fueron trasladados a 12 bancos suizos, afirmó este domingo un semanario suizo.

Según el rotativo SonntagsZeitung, 250 millones de dólares fueron depositados en la cuenta personal del gobernador del Banco central de Líbano, Riad Salameh, en la sucursal del banco HSBC en Ginebra.

Otras sumas fueron trasladadas a los bancos UBS, Credit Suisse, Julius Baer, EFG y Pictet, añade el periódico.

Las transacciones se realizaron a través de una sociedad offshore registrada en las islas Vírgenes Británicas, llamada Forry Associates y creada en 2001, explica.

También se transfirieron "sumas considerables" para comprar bienes inmuebles en varios países europeos.

Las informaciones se publican apenas unos días después de que un juez libanés imputara a Salameh, su hermano Raja y su antigua colaboradora Marianne Hoayek de "malversación de fondos públicos" y "blanqueo de capitales", según indicó una fuente judicial a la AFP el jueves.

Salameh, de 72 años y que dirige el Banco central de Líbano desde 1993, está en el centro de varias investigaciones judiciales por sospechas de blanqueo de capitales y "enriquecimiento ilícito". Él niega todas las acusaciones.

La fiscalía suiza inició en octubre de 2020 un procedimiento penal por sospecha grave de blanqueo de capitales, que aún no ha concluido.

Según el semanario, ya se han congelado fondos por valor de millones de dólares, pero la fiscalía no precisa la cifra.

La Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero también investiga desde hace "varios meses" 12 bancos suizos.

Un portavoz del organismo confirmó al SonntagsZeitung que se abrió un procedimiento contra dos instituciones financieras en el "contexto libanés". No indicó los nombres de estos bancos.

El Líbano sufre una de las peores crisis económicas del mundo, una debacle no vista desde 1850, según el Banco Mundial.

Entre las consecuencias de la crisis está un alza vertiginosa de los precios, una histórica depreciación de la moneda local y un empobrecimiento de la población, en medio de una grave escasez.