Desde Jeliha (Irak) (AFP)

Escalador de palmeras, profesión milenaria que lucha por sobrevivir en Irak

Abbas Abbud enfunda su arnés de metal y tela. Un pie tras otro, escala el estípite de una palmera para cortar los racimos de dátiles y así mantener viva su profesión ancestral en Irak.

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Abbas Abbud, escalador de palmeras iraquí de 48 años, posa con su arnés y machete delante de una palmera en el pueblo de Jeliha, en la provincia de Diwaniya, en el sur de Irak, el 16 de octubre de 2020 - AFP/AFP
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Abbas Abbud enfunda su arnés de metal y tela. Un pie tras otro, escala el estípite de una palmera para cortar los racimos de dátiles y así mantener viva su profesión ancestral en Irak.

A sus 48 años, Abbud es el heredero de varias generaciones de "escaladores de palmeras", como se les llama en el sur iraquí, donde ya se cultivaba la palmera datilera hace 6.000 años.

Hasta la guerra contra Irán en los años 1980, Irak contaba con 30 millones de palmeras y la mitad de la población actual.

Hoy, más de la mitad de estos árboles han muerto, por las guerras o la falta de mantenimiento, asegura a la AFP Mohammed Keshashe, jefe de las cooperativas agrícolas de Diwaniya.

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Abbas Abbud, escalador de palmeras iraquí de 48 años, escala una palmera con su arnés en el pueblo de Jeliha, en la provincia de Diwaniya, en el sur de Irak, el 16 de octubre de 2020 (AFP/AFP)

Aunque el trabajo es cada vez más escaso, Abbud está al pie del cañón cada año, de octubre a diciembre.

"Paso alrededor de diez horas en cada palmeral", cuenta a la AFP, delante de las palmeras de la familia Kariz.

Hebane Kariz, el patriarca de 69 años, recupera con otros hombres los frutos amarillos y marrones que deposita en grandes telas colocadas en el suelo.

"Desde que era pequeño, tenemos inmensos palmerales, nos reunimos siempre para la cosecha, es una tradición familiar", asegura el hombre con la cabeza cubierta con un pañuelo palestino.

- Descender sano y salvo -

Por cada árbol escalado, Abbad Abbud extrae racimos de varios cientos de kilos cada uno y logra apenas más de un dólar, ejemplo de los escasos ingresos que generan actualmente los agricultores.

En un país con una economía controlada casi totalmente por el Estado, los agricultores pudieron durante mucho tiempo vender su producción a un mayor precio que el del mercado de cooperativas estatales.

Después Bagdad garantizaba el empaquetado, la distribución e incluso la exportación hasta Estados Unidos, recuerdan.

Irónicamente, ahora son los países del Golfo, que replantaron tallos extraídos de Irak, los que copan el mercado mundial de dátiles e Irak ya no consigue exportar ni competir con fruta importada en el mercado local.

"Como el estado no nos apoya, la producción y la venta cayeron", acusa Keshashe.

La tonelada de dátiles cultivada en Diwaniya, que figura entre la especie menos cara, ahora solo aporta unos 293 dólares a los agricultores, abunda Kariz. Estos dátiles se revenden en el mercado internacional a unos 3.500 dólares la tonelada.

Según los arboricultores, habría que relanzar las fábricas del Estado, inactivas por 40 años de conflictos y saqueo. Sería una de las soluciones, dicen, a la crisis económica sin precedentes que duplicó este año el índice de pobreza en Irak.

A Abbas Abbud, en cambio, lo que le preocupa de verdad es escalar y, después, descender sano y salvo.

Pues la profesión de "escalador de palmeras" es peligrosa. Abbud lo sabe por experiencia: el año pasado, su padre murió al caer de una palmera.




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