Desde Ginebra (AFP)

En la OMS, la epidemióloga Maria Van Kerkhove en el centro de la tormenta de covid-19

Maria Van Kerkhove pasaba las fiestas de Navidad en casa de su hermana en Estados Unidos, cuando fue alertada sobre una misteriosa infección pulmonar en China.

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La epidemióloga de la Organización Mundial de la Salud, Maria Van Kerkhove, en Ginebra, Suiza, el 13 de octubre de 2020 - AFP/AFP/Archivos
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Maria Van Kerkhove pasaba las fiestas de Navidad en casa de su hermana en Estados Unidos, cuando fue alertada sobre una misteriosa infección pulmonar en China.

En nueve meses, este brote se transformó en la peor pandemia en el último siglo, y esta científica estadounidense de 43 años, especialista en los agentes patógenos más mortales, se convirtió en uno de los rostros conocidos en la lucha contra el covid-19.

En una entrevista exclusiva a la AFP, la responsable de la gestión de la pandemia en la Organización Mundial de la salud (OMS) advierte: "Está lejos de haber terminado".

"Creo que puede asustar pero pienso que la gente tiene que estar mentalmente preparada y ser paciente, esto estará entre nosotros durante tiempo", explica, con voz pausada y juiciosa.

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La científica de la Organización Mundial de la Salud, Maria van Kerkhove, durante una entrevista con la AFP en Ginebra, Suiza, el 13 de octubre de 2020 (AFP/AFP/Archivos)

Desde aquel momento en que recibió la primera alerta y respondió a llamadas urgentes a las tres de la mañana "sentada en el suelo" del salón de su hermana, mientras su marido y sus dos hijos dormían, el SARS-CoV-2 se ha propagado por todo el mundo y ha matado a más de un millón de personas.

- "Muy orgullosa" -

La científica, formada en dos grandes universidades estadounidenses --Cornell y Stanford-- y la prestigiosa London School of Hygiene and Tropical Medicine, expresa su "inmenso orgullo" de formar parte del equipo en la OMS que combate la pandemia.

Van Kerkhove explica sentirse "motivada por el hecho de que conocemos mucho más sobre este virus y cómo combatirlo de lo que sabíamos hace una semana, o un mes".

Pero siempre hay miedos. "El descuidarse, el cansancio, la frustración y la división" que van surgiendo en numerosos países podrían echar por tierra estos avances.

"Vemos desacuerdos en la lucha (contra la enfermedad), desacuerdos en la ciencia, y vemos desacuerdos políticos que tornan esta situación, que ya es compleja, en todavía más difícil", se lamenta.

- Modelo -

Esta investigadora, que ha publicado en prestigiosas revistas, se toma muy en serio su papel para explicar sinceramente lo que la OMS sabe y lo que no sobre la enfermedad, desconocida hasta fines de 2019.

"Estamos aquí para ayudar", subraya, aunque "no siempre lo conseguimos", mientras recuerda lo que sucedió en junio después de que un comentario suyo fuera "sacado de contexto".

En aquel momento, Van Kerkhove explicaba en una rueda de prensa que las personas con covid-19 que no tenían ningún síntoma parecía que raramente transmitían la enfermedad. No tardó en llegar un amalgama entre estos enfermos asintomáticos y los pacientes que todavía no sentían los síntomas y que, en realidad, eran presintomáticos.

Rápidamente algunas personas interpretaron esto como "no es grave, lo ves, podemos abrir las sociedades", recuerda Van Kerkhove.

"Son las típicas cosas que realmente me molestan porque sé que lo que nosotros decimos tiene un peso", insiste.

En las redes sociales, también acumula muchos ataques.

"Intento no leer mucho los comentarios que son bastante negativos, y que, en algún momento, incluso eran violentos", dice.

Sin embargo, Van Kerkhove también se ha convertido en un modelo para las chicas y las mujeres que se sienten orgullosas de tener una científica en un cargo tan importante.

- Un largo día -

Desde hace nueve meses, esta investigadora no se ha tomado ni un solo día de descanso.

"Tengo la impresión que es sólo una muy larga jornada sin interrupción", asegura.

Su hijo mayor, de casi 10 años, tenía miedo de que su madre no pudiera volver de una misión en China en febrero para estudiar el virus.

Y el más joven, apenas de dos años, no entendía por qué su madre se aislaba en la habitación para proteger a su familia de un posible contagio.

"Cuando volvía a casa, el niño corría hacía mí, pensaba que era un juego", recuerda. "Yo corría a la habitación y lloraba".




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