Desde Sao Paulo (AFP)

Empresarios brasileños esperan un sistema tributario más simple en 2020

Alex Serodio no encuentra adjetivos suficientes para describir el kafkiano sistema tributario de Brasil. Creo que la ciencia de los cohetes podría ser más fácil, bromea este vendedor de productos de belleza en línea en Sao Paulo.

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Foto de archivo tomada el 1 de octubre de 2015 que muestra el Congreso brasileño en Brasilia - AFP/AFP/Archivos
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Alex Serodio no encuentra adjetivos suficientes para describir el kafkiano sistema tributario de Brasil. "Creo que la ciencia de los cohetes podría ser más fácil", bromea este vendedor de productos de belleza en línea en Sao Paulo.

Esa situación podría cambiar este año si los legisladores aprueban algunas de las propuestas para simplificar uno de los regímenes fiscales más complicados y lentos del mundo.

El presidente Jair Bolsonaro, que llegó al poder en enero de 2019 con la promesa de facilitar las cosas a los empresarios, hizo de la reforma tributaria una prioridad para este año.

Es un objetivo ambicioso, que presidentes anteriores no lograron cumplir.

Bajar los impuestos no es una opción en un país con escasez de efectivo, pero la modernización del sistema se considera clave para estimular el crecimiento económico, impulsar la inversión extranjera y permitir que el sector privado prospere.

"Es muy, muy, muy, muy complejo", dice Serodio, cuya compañía Beleza na web (Belleza en la web) emplea a un equipo de contables y abogados para navegar por la laberínticas reglas impositivas que constantemente están cambiando.

"Eso explica por qué no tenemos muchos grupos de venta (extranjeros) en Brasil. Es demasiado complicado", agrega.

Según el Instituto Brasileño de Planificación y Tributos (IBPT), cada día se introducen o se modifican en Brasil un promedio de 31 normas fiscales, lo que hace que el cumplimiento sea casi imposible para muchas empresas.

"Es tan complejo, que pasamos gran parte de nuestro tiempo con el tema tributario en lugar de buscar cómo añadir valor para los consumidores", lamenta Serodio.

No está solo. Una empresa media en Brasil dedica más de 1.500 horas al año a preparar y pagar impuestos, según el último informe Doing Business del Banco Mundial.

El informe clasifica a Brasil entre los diez peores países para pagar impuestos, solo un poco mejor que Congo y Venezuela.

En Estados Unidos, empresas similares dedican 175 horas, y en Gran Bretaña 114.

"Yo suelo bromear con que, incluso cuando dormimos, pagamos impuestos", dijo Gabriel Kanner, de Brasil 200, un lobby empresarial, en declaraciones difundidas por la prensa local.

Brasil tiene 63 impuestos diferentes, incluidos múltiples gravámenes sobre bienes y servicios.

Estos impuestos al consumo, que perjudican injustamente a los pobres y son una pesadilla para las empresas, están en la mira de los legisladores.

Los impuestos pueden variar enormemente en el Distrito Federal, los 26 estados y los 5.570 municipios, según el producto o servicio y la jurisdicción.

"Es totalmente irracional", dijo a AFP Flavio Rocha, director ejecutivo del gigante minorista Riachuelo.

"Una gran industria en Brasil es la industria de los litigios fiscales", agregó.

En el estado Maranhao (nordeste), por ejemplo, se aplican 12 tasas impositivas diferentes a la leche, en función de su contenido de grasa y del animal del que proviene, según la organización Endeavor, con sede en Sao Paulo, que ayuda a las startups.

"Es un sistema antiguo, pesado, muy costoso y complejo para las empresas", dice Mónica Bendia, especialista en impuestos de UHY Bendoraytes, una firma de auditoría en Rio de Janeiro.

- Ganadores y perdedores -

Varias propuestas para optimizar el sistema impositivo en bienes y servicios están sobre la mesa.

Dos proyectos en el Congreso proponen combinar varios impuestos municipales, estatales y federales en un impuesto de valor agregado.

También presionan para que haya un impuesto especial sobre bienes, como el alcohol y los cigarrillos.

Según los expertos, las posibilidades de que una de las propuestas pase por el Congreso y el Senado parece mayor que en el pasado.

Pero no será fácil. Algunos impuestos están incluidos en la Constitución, y cualquier modificación en relación a ellos debe ser aprobada por el 60% de los legisladores en ambas cámaras.

"Tenemos un DF, 26 estados y más de 5.500 municipios, y cada uno de ellos tiene una autoridad fiscal", dice Linneu de Albuquerque Mello, un abogado experto en temas tributarios de Rio de Janeiro.

"Cuando hablas de revisar el sistema tributario porque no es eficiente, si cambias algo, alguien perderá y alguien ganará", agrega.

La victoria del gobierno al obtener el apoyo del Congreso para la reforma del sistema de jubilaciones, algo que las administraciones anteriores tampoco habían logrado, incrementó las esperanzas de una reforma tributaria.

"Estamos en un momento muy propicio para hacerlo, sería muy malo si perdiéramos esta oportunidad, porque no sabemos cuándo eso puede volver a pasar", dice Marina Thiago, de Endeavor.

Serodio no se decanta por una propuesta en particular. Lo único que pide es que los legisladores hagan el sistema "muy sencillo".

"Haz eso y podremos tener más margen de maniobra y pagar más de lo que pagamos hoy", afirma.




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