Desde Washington (AFP)

El arma secreta de las conversaciones iraníes: una pizarra

En esta era de alta tecnología y 'gadgets' electrónicos, un simple pizarra como las que hay en las aulas de todo el mundo fue la herramienta que ayudó a los negociadores a sellar los complejos parámetros de un acuerdo nuclear de Irán.

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El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, tras hablar ante la prensa en Lausana (Suiza) sobre el fin de las conversaciones por el programa nuclear iraní, el 2 de abril de 2015 - AFP/Pool/AFP
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En esta era de alta tecnología y 'gadgets' electrónicos, un simple pizarra como las que hay en las aulas de todo el mundo fue la herramienta que ayudó a los negociadores a sellar los complejos parámetros de un acuerdo nuclear de Irán.

Hasta las horas finales, los diplomáticos estadounidenses que pasaron ocho días encerrados en un hotel en Lausana (Suiza), diseñando los detalles de lo que podría ser uno de los más complejos tratados de control de armas, temían que sus esfuerzos fueran en vano.

En tres ocasiones el avión del secretario de estado estadounidense, John Kerry, se aprontó para despegar. Se llegó a recoger el equipaje de su equipo de negociadores y de la prensa que viajaba con ellos. Y tres veces el vuelo fue aplazado.

"Fue una montaña rusa. Estábamos cerca, y seguíamos cambiando el horario del vuelo. Partiríamos, no partiríamos. Teníamos que reajustar el reloj", dijo un alto funcionario del departamento de Estado.

En los últimos dos días, los negociadores comenzaron a sentir que el acuerdo estaba realmente cerca. "Ya uno conoce las piezas, pero juntarlas es otra historia", dijo el funcionario.

Los estadounidenses tenían que diseñar una complicada fórmula que les garantizara que Irán se tardaría al menos un año en reunir suficiente material fisible para fabricar una bomba.

A cambio, Irán buscaba poner fin a un laberinto de sanciones mundiales, que Kerry insistía no podían ser levantadas de un solo golpe sin un duro proceso de verificación que asegurara que Teherán estaba respetando el acuerdo.

Fue la muy organizada subsecretaria Wendy Sherman, quien lideró las negociaciones, la que desde el principio tuvo la idea de usar una pizarra como una manera de ilustrar lo que ella calificaba como un "cubo de Rubik" a resolver.

En Lausana, esta pizarra sobre ruedas siguió a Sherman de habitación en habitación, mientras ella y Kerry se reunían con el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, y su equipo.

La pizarra apeló al equipo iraní porque, "si les ponían (las ideas) en papel, iban a tener que llevarlas a Teherán", dijo el funcionario del Departamento de Estado. Además, "era necesario que Irán y nosotros viéramos las cosas de la misma manera", explicó.

Y hubo un momento de infarto cuando un negociador usó un marcador permanente para escribir cálculos clasificados. Frenéticamente, lo pudieron borrar.

- Había un impulso -

El momento clave ocurrió la noche del miércoles al jueves, cuando Kerry y Zarif, junto a un pequeño equipo, se sentaron a negociar toda la noche.

En la habitación de al lado, el resto del personal estadounidense, atento a las constantes llamadas al servicio del hotel que se hacían desde la sala de negociaciones, estaba listo para cualquier eventualidad.

Al final, ambas partes alcanzaron un pacto: Irán accedió a reducir la cantidad de centrifugadoras, que pasarán de 10.000 activas a 6.000, y se comprometió a no enriquecer uranio durante 15 años en el complejo nuclear de Fordo, construido en el interior de una montaña, y por tanto de difícil acceso y supervisión.

Asimismo, el tratado prevé que las sanciones estadounidenses y europeas sean suspendidas desde el momento en que la Agencia internacional de la Energía Atómica (AIEA) certifique el respeto de Teherán a los compromisos adquiridos, y que serán restablecidas si Irán no cumple.

"Cedimos en cosas que son difíciles para nosotros. Que haya una sola centrifugadora en Fordo, es difícil", dijo el funcionario del Departamento de Estado.

Inevitablemente, hubo problemas técnicos de último minuto cuando se reiniciaron las conversaciones el jueves, en particular en el momento en que los ministros del grupo 5+1 (Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, Rusia y Alemania) acudieron a firmar.

Pero "se alcanzó cierto impulso, todo el mundo comenzó a darse cuenta de que realmente iba a suceder, y ese impulso ayudó a que se resolvieran los problemas".



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