Desde Eilat (Israel) (AFP)

Científicos israelíes volcados en la protección de los corales del mar Rojo

En las azules aguas del mar Rojo, a más de tres metros de profundidad, Asaf Zvuloni, investigador en ecología marina, agarra un coral rojo vivo adherido a un pilar de metal, en la base de un espigón.

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Un buzo, en plean misión para salvar corales en Eilat, Israel, el 20 de mayo de 2019 - AFP/AFP
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En las azules aguas del mar Rojo, a más de tres metros de profundidad, Asaf Zvuloni, investigador en ecología marina, agarra un coral rojo vivo adherido a un pilar de metal, en la base de un espigón.

El científico trabaja en una plataforma petrolera con el objetivo de desplazar los corales que allí viven, pues en ese emplazamiento sus días están contados.

Así, Asaf Zvuloni y su colega israelí Asaf Habary se ponen su traje de buceo y se sumergen equipados de cinceles y martillos.

"Hay que salvaguardarlos", afirma Habary, de la Autoridad gubernamental israelí encargada de la protección de la vida salvaje. "Preservar la salud del ecosistema", eso es lo importante.

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Un miembro de la Autoridad gubernamental israelí encargada de la protección de la vida salvaje recoge corales en un espigón, el 20 de mayo de 2019, en Eilat, Israel (AFP/AFP)

Bajo el agua, introduce el cincel en la base de un coral y empieza a dar golpes leves, rompiendo el silencio marino, en presencia de los periodistas de la AFP.

El coral usa los pilares del espigón, cerca de la ciudad costera de Eilat, en el extremo sur de Israel, como si se tratara de un arrecife artificial, creando mosaicos relucientes que hacen vivir a gran parte del ecosistema marino de los alrededores.

Aunque la costa israelí del mar Rojo está mayoritariamente consagrada a la actividad humana y el turismo, el acceso a las inmediaciones del espigón está prohibido a barcos y buzos, por lo que el coral prospera tranquilamente.

Sin embargo, el gobierno trata de desplazarlo.

- Palancas -

El coral rojo se acaba soltando a base de golpes. Asaf Zvuloni lo coloca con cuidado junto a otros corales en una caja de plástico.

Tras ello, los dos buzos trasladan los corales recogidos al observatorio submarino, cerca de allí, desde donde la mayoría de los corales son transferidos a un arrecife o a un acuario.

Parte de ellos acaba siendo enviado a estructuras pedagógicas locales o incluso al acuario del zoo de Jerusalén, a varios cientos de kilómetros al norte.

En un año, se ha deslocalizado un millar de corales, según Asaf Zvuloni, desde el espigón petrolero u otras infraestructuras y también desde la basura submarina.

Sin embargo, no todos los corales sobreviven a la relocalización.

Algunos incluso se resisten, y se requiere el uso de una palanca para arrancarlos.

- Elemento clave del entorno -

Cada coral contiene animales y plantas.

"Los corales son, a grandes rasgos, unos animales muy importantes, ayudan a que el entorno se mantenga con vida", afirmó Zvuloni.

El cambio climático y la subida de las temperaturas del agua han provocado el blanqueamiento del coral, matando a muchos de ellos por todo el mundo.

La Gran Barrera de Coral de Australia, incluida en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, registró cuatro episodios graves de blanqueamiento en las dos últimas décadas.

Pero, de momento, los corales del norte del mar Rojo resisten.

- "Animal sensible" -

Aún así, los científicos advierten de otros peligros que podrían amenazar a esa población local.

Guilhem Banc-Prandi, un biólogo marino francés de 25 años, que se está doctorando en el Instituto Interuniversidtario de ciencias del Mar de Eilat, destacó el peligro que representa la contaminación por metales pesados.

El hecho de que los arrecifes de las costas de Eilat estén tan cera de la orilla aumenta el riesgo, pues los corales se exponen a las toxinas y la contaminación fruto de la actividad humana y de la industria, según Banc-Prandi.

Para contrarrestar la amenaza, creó la oenegé WeSea, con el fin de sensibilizar y educar a la población.

Salvar el coral no es únicamente de importancia ecológica, sino un "deber moral", insistió Asaf Zvuloni.

Según Habary, la mayoría de la gente que ve corales no se da cuenta de que están vivos. Pero "es un animal, y un animal muy sensible, que debe protegerse".




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