El impacto de la primera Guerra Mundial
Los civilistas fueron incapaces de gestionar las nuevas fuerzas sociales que desencadenaron sus políticas.
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Esto en primer lugar se hizo evidente en 1912 cuando el empresario millonario Guillermo Billinghurst (1912-14) - reformista y populista ex alcalde de Lima - fue capaz de organizar una huelga general para bloquear la elección del candidato presidencial oficial Civilista y forzar su propia elección por el Congreso. Durante su Presidencia, Billinghurst se vio envuelto en una serie cada vez más amarga de los conflictos con el Congreso, que van desde la legislación social avanzada propuesta para la solución de la disputa de Tacna-Arica. Cuando el Congreso abrió audiencias de destitución en 1914, Billinghurst amenazó con armar a los trabajadores y disolver forzosamente el Congreso. Esto provocó que las fuerzas armadas bajo el coronel Oscar Raimundo Benavides (1914-15, 1933-36 y 1936-39) para hacerse con el poder.
El golpe de estado marcó el comienzo de una alineación a largo plazo de los militares con la oligarquía, cuyos intereses y privilegios que defender hasta la revolución de 1968 del General Juan Velasco Alvarado (1968-75). También fue significativo porque no sólo terminó casi dos décadas de gobierno civil sin interrupciones, pero, a diferencia de anteriores intervenciones militares, fue más institucional que personalista en el personaje. Benavides fue producto de un intento de Piérola a profesionalizar las fuerzas armadas bajo la tutela de una misión militar francesa, a partir de 1896 y por lo tanto era incómodo en su nuevo papel político. Dentro de un año, arregló las elecciones que llevaron de José Pardo y Barreda (1904-1908, 1915-19) al poder.
Una nueva ronda de problemas económicos, profundizando el malestar social y potentes y nuevas corrientes ideológicas hacia el final de la I Guerra Mundial, sin embargo, convergieron para poner fin a una generación de regla Civilista en 1919. La guerra tuvo un efecto de montaña rusa en la economía peruana. En primer lugar, los mercados de exportación fueron temporalmente cortados, provocando recesión. Entonces, cuando se restauró el comercio exterior, estimulando la demanda entre los combatientes de los productos primarios del Perú, una espiral inflacionaria vio el costo de vida casi doble entre 1913 y 1919.
Esta inflación tuvo un impacto especialmente negativo en las nuevas clases de trabajo en Lima y en otras partes del país. El número de trabajadores había crecido bruscamente desde el cambio de siglo--por un recuento de 24.000, o 17 por ciento de la población de la capital en 1908, a 44.000 o 20 por ciento de la población en 1920. Las tasas de crecimiento similares ocurrieron fuera de Lima en los enclaves de exportación de azúcar (30.000 trabajadores), algodón (35.000), petróleo (22.500) y cobre. La mina de cobre de Cerro de Pasco solo había 25.500 trabajadores. El crecimiento y la concentración de los trabajadores fue acompañado por la propagación de ideas anárquicas antes y durante los años de guerra, haciendo cada vez más militante del movimiento obrero incipiente. Violentas huelgas estallaron en las plantaciones de azúcar, a partir de 1910, y la primera huelga general en la historia del país se ha producido un año más tarde.
Nuevas ideologías radicales alimentaron aún más la creciente agitación social en el país al final de la guerra. Las ideas de las revoluciones mexicana y rusa, el ex anteriores a este último, extendió rápidamente radicales nuevas doctrinas para las esquinas lejos del mundo, incluyendo Perú. Más cerca de casa, el movimiento indigenista (Indigenista) cada vez más capturó la imaginación de una nueva generación de peruanos mestizos especialmente urbanas, de clase media que fueron reexaminar sus raíces en un Perú cambiante. Indigenismo (indigenismo) fue promovido por un grupo de escritores y artistas que buscaban a redescubrir y celebrar las virtudes y valores del glorioso pasado Inca del Perú. Conciencia de las masas indígenas fue mayor en este momento por otra ola de levantamientos indígenas en la Sierra Sur. Ellos fueron causadas por la interrupción y la dislocación de las comunidades de nativos americanas tradicionales provocados por la apertura de nuevos mercados internacionales y la reorganización del comercio de lana en la región.
Todas estas tendencias sociales, económicas e intelectuales llegaron a una final de la administración de Pardo. En 1918-19 Pardo enfrenta una ola sin precedentes de huelga y movilización de mano de obra que se unió por disturbios estudiantiles por la reforma universitaria. La Alianza obrero estudiantil subsiguiente catapultó a una nueva generación de reformadores radicales, encabezada por Víctor Raúl Haya de la Torre--un estudiante joven y carismático en la Universidad de San Marcos - y José Carlos Mariátegui, un brillante periodista de Lima que defendió los derechos de la clase de trabajo nuevo, urbano - prominencia nacional.
Fuente:[Rex A. Hudson, ed. Peru: A Country Study. Washington: GPO for the Library of Congress, 1992]