Desde Londres (AFP)

Trump pone a prueba los límites de la relación especial con el Reino Unido

Con Donald Trump en la Casa Blanca, el Reino Unido esperaba contar con un aliado para construir su futuro tras el Brexit, pero sus injerencias en los asuntos públicos británicos y su controvertida política exterior tensaron la relación especial entre Londres y Washington.

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La primera ministra británica, Theresa May, y el presidente estadounidense, Donald Trump, se reúnen en Nueva York el 20 de septiembre de 2017, al margen de la Asamblea General de la ONU - AFP/AFP/Archivos
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Con Donald Trump en la Casa Blanca, el Reino Unido esperaba contar con un aliado para construir su futuro tras el Brexit, pero sus injerencias en los asuntos públicos británicos y su controvertida política exterior tensaron la "relación especial" entre Londres y Washington.

Trump se benefició de una oleada populista que también alcanzó al Reino Unido en la votación del Brexit y el presidente estadounidense prometió un acuerdo comercial rápido con los británicos una vez que el país quede fuera de la Unión Europea.

Esta promesa, que se contrapone totalmente a la posición de su predecesor, Barack Obama, que había advertido al Reino Unido de las consecuencias comerciales negativas que acarrearía el Brexit, causó regocijo entre los pro-Brexit.

Pero, entretanto, la ruptura del presidente estadounidense con la comunidad internacional en lo relativo al acuerdo sobre el programa nuclear iraní, su guerra verbal con Corea del Norte y su rechazo al acuerdo de París sobre el clima enfriaron las expectativas.

"La idea de que Donald Trump llegará en un caballo blanco y resolverá todos los problemas comerciales británicos es un mito", declaró a la AFP Brian Klaas, de la London School of Economics and Political Science (LSE).

"Las negociaciones comerciales llevarán años y Trump se pasa el tiempo diciendo cosas que no cree y que no se realizarán nunca", consideró.

- Una controvertida visita de estado -

Además, "Trump podría no ganar las elecciones presidenciales de 2020 y podría no ser la persona con la que tendrá que tratar el Reino Unido", recalcó.

El ambiente entre ambos países se crispó en septiembre, tras la decisión de Estados Unidos de imponer tasas antidumping masivas a los aviones del canadiense Bombardier, a raíz de una denuncia de su rival, Boeing.

Bombardier es una de las empresas que más trabajo da en Irlanda del Norte, donde emplea a casi 8.000 personas, más de 4.000 para actividades aeronáuticas.

Esa decisión "podría comprometer nuestras relaciones futuras con Boeing", advirtió el exministro británico de Defensa Michael Fallon, además de que augura unas difíciles negociaciones comerciales en el futuro.

"Un acuerdo comercial siempre es posible pero, de momento, no podemos prever cómo será", declaró a la AFP Russel Foster, experto en política exterior del King's College de Londres.

"La única indicación que tenemos es que lo que pasó en Irlanda del Norte con Boeing y Bombardier donde, de nuevo, el carácter imprevisible de Trump amenaza 4.000 empleos", destacó.

A finales de enero, la primera ministra británica, Theresa May, fue la primera dirigente extranjera recibida por Donald Trump en la Casa Blanca.

Por su parte, May lo invitó a efectuar una visita de estado al Reino Unido, lo que implica numerosos honores, incluyendo el de ser recibido por la reina, Isabel II, en el Palacio de Buckingham.

Pero el mismo día de su encuentro, Trump causó sorpresa al anunciar la prohibición de entrada en territorio estadounidense a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, una medida que afectaba a los ciudadanos británicos con doble nacionalidad.

- Una relación "unilateral" -

Tras una petición y numerosas protestas, la visita fue aplazada finalmente a 2018.

Donald Trump también ha causado malestar entre los dirigentes británicos con sus tuits sobre el terrorismo en el Reino Unido.

Sus ataques contra el alcalde de Londres, Sadiq Khan -primer alcalde musulmán de la capital británica-, a quien acusó de minimizar la amenaza y ceder a lo "políticamente correcto", se tomaron muy mal.

Con todo, "aunque Trump sea visto por una gran parte de la élite como un payaso, sigue siendo una figura destacada muy poderosa para la gente que está descontenta y que se siente abandonada por la élite", analizó Russel Foster.

"Las ventajas económicas y militares que nos aporta Estados Unidos superan, de lejos, las ventajas que nosotros aportamos a los estadounidenses", subrayó también Foster. Al fin y al cabo, "la relación especial siempre ha sido muy unilateral", recordó.




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