Desde Joya Grande (Honduras) (AFP)

Tigresa y tapir, nuevas atracciones del narcozoológico en Honduras

Kenia, una juguetona tigresa blanca, y Atractivo, un tapir negro, son las nuevas estrellas del zoológico incautado hace 18 meses al grupo empresarial hondureño Los Cachiros, vinculado por Estados Unidos con el tráfico internacional de drogas.

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Tres cebras del zoológico Joya Grande, 200 km al norte de Tegucigalpa, el 28 de marzo de 2015 - AFP/AFP
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Kenia, una juguetona tigresa blanca, y Atractivo, un tapir negro, son las nuevas estrellas del zoológico incautado hace 18 meses al grupo empresarial hondureño "Los Cachiros", vinculado por Estados Unidos con el tráfico internacional de drogas.

María Díaz, encargada de la atención de los animales, resalta los nacimientos de Kenia y Atractivo entre los 500 ejemplares de 59 especies enjauladas en un área verde de 20 hectáreas entre las montañas del departamento de Cortés, 200 km al norte de Tegucigalpa.

Kenia al cumplir seis meses alcanzó la edad de una niña traviesa, se la pasa saltando de una jaula a otra y estrellándose contra las verjas tratando de alcanzar a los curiosos que llegan a admirarla por su color blanco con manchas negras, en contraste con sus padres, Bruno y Natacha, de anaranjado y negro.

En tanto, Atractivo, un tapir o danto negro, ya cumplió siete meses. Es hijo de Frank, la primera adquisición del ecoparque, por lo que se mantiene como mascota símbolo del zoológico junto a su pareja, Francis.

Hasta 700 personas recorren los fines de semana los senderos de cemento admirando los ejemplares, recluidos en espacios ventilados y limpios, que disponen de otras atracciones como un canopy, bicicletas acuáticas, lujosas cabañas y una caminata por un sendero de madera en medio del bosque hasta llegar a una cueva iluminada a lo largo de un kilómetro.

El zoológico, otrora sustentado por dinero del crimen, se financia con los visitantes que pagan once dólares los adultos y siete los niños por el ingreso y hasta once dólares por el uso de otras atracciones, con lo cual se cubre el costo mensual de 82.000 dólares, explica Díaz, vestida de safari frente las áreas de piscinas en un día nublado.

"Me encantan los tipos de animales que hay: la jirafa, los leones, los tigres... están bien cuidados; no se miran tristes, algunos son juguetones y se emocionan al ver a la gente", comentó Martha Midence, madre de familia que acompañaba una excursión de la escuela de su hija, mientras ambas descansaban en uno de los cuatro restaurantes del parque.

La colección de animales exóticos fue decomisada por el gobierno hondureño el 19 de septiembre del 2013, el día que el Departamento del Tesoro estadounidense designó a siete individuos y cinco empresas por estar ligadas a "la organización de tráfico de drogas hondureña, Los Cachiros".

Entre los mencionados estaban los hermanos Javier Heriberto y Devis Leonel Rivera Maradiaga. El pasado 4 de febrero, el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, anunció que ambos estaban detenidos en Estados Unidos, a donde ellos mismos viajaron para entregarse a la justicia.

- Del crimen al público -

El zoológico formó parte de los 61 bienes inmuebles incautados por el gobierno hondureño a la agrupación, además de fondos de 64 cuentas bancarias, 24 vehículos, ocho sociedades mercantiles y cuatro establecimientos comerciales, valoradas en unos 72,5 millones de dólares.

Según las autoridades hondureñas, el zoológico fue construido por Los Cachiros para emular al fallecido traficante colombiano Pablo Escobar con su hacienda Nápoles.

Cuando en setiembre pasado el ecoparque pasó a manos de la estatal oficina de Bienes Incautados, había 300 ejemplares de animales que estaban a cargo de Díaz. El gobierno le asignó a ella la tarea de continuar atendiéndolo hasta que después fue alquilado como parte de un grupo integrado también por un veterinario y un agrónomo y 64 empleados.

Ellos se encargan de cuidar las atracciones, como la gigantesca jirafa Big Boy, y Bombocita, una hipopótamo color cobrizo que se mantiene casi inmóvil comiendo concentrado junto a su madre Marina, mientras su padre Búmbury descansa dentro del recinto de cemento en el que los tres disponen de una laguna.

Sobresalen también en el zoológico trece leones africanos, once tigres de bengala, nueve pumas, cuatro camellos, cuatro cebras, seis avestruces, un canguro, cinco llamas y una avejentada suricata.

Dentro de cinco años, Díaz espera haber elevado el nivel del zoológico, sobre todo en el equipo veterinario para atender la salud de los animales, movida, según dijo, "por el interés de que los hondureños aprendan a apreciar las especies" y se preocupen por la conservación de la naturaleza.




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