Desde Boston (Reino Unido) (AFP)

La exasperación de la ciudad inglesa de Boston, capital de Brexit

La ciudad inglesa de Boston, donde el sí al Brexit obtuvo el mejor resultado en todo el país en el referéndum de 2016, sigue exasperada por el bloqueo de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, al que se añaden los problemas locales con los migrantes de Europa del Este.

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Una tienda de comida búlgara en la ciudad de Boston, Lincolnshire, en el noreste de Inglaterra (Reino Unido), el 18 de abril de 2019 - AFP/AFP
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La ciudad inglesa de Boston, donde el sí al Brexit obtuvo el mejor resultado en todo el país en el referéndum de 2016, sigue exasperada por el bloqueo de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, al que se añaden los problemas locales con los migrantes de Europa del Este.

Inicialmente previsto para el 29 de marzo, el Brexit fue aplazado primero al 12 de abril y luego al 31 de octubre por falta de acuerdo en el parlamento británico sobre las condiciones de salida.

"Dos años y medio [después del referéndum del 23 de junio de 2016] no avanzamos", dice una habitante de la ciudad, Judith Churrah, de 66 años, que incluso afirma que habría que "incendiar el parlamento".

En 2016 el 75,6% de los votantes de Boston votaron sí al Brexit, frente al 51,9% a nivel nacional. Su principal motivación era limitar la inmigración que cambió radicalmente la ciudad desde que en 2004 varios países del antiguo bloque comunista europeo entraron en la UE.

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Oferta de cerveza Brexit: Pida a la camarera lo que quiera y ella le servirá otra cosa, reza un mensaje irónico contra el Brexit en Boston, el 18 de abril de 2019. (AFP/AFP)

Miles de personas, que venían de Polonia y de los países bálticos, llegaron a esta ciudad del este de Inglaterra, atraídas por la demanda de mano de obra para trabajar en las tierras fértiles de la región de Fens.

Pero el boom de la inmigración coincidió con la crisis financiera de 2008, que puso fin a las ayudas del gobierno. Las infraestructuras de la ciudad tampoco se adaptaron a la llegada de migrantes, creando un malestar que se tradujo en el apoyo masivo al Brexit.

Según la oficina nacional de estadísticas, 20.000 de los 68.000 habitantes censados en Boston en 2017 nacieron fuera del Reino Unidos, frente a los 6.000 por una población de 57.000 en 2004.

- "Son como nosotros" -

Sin embargo el resultado del referéndum suscitó iniciativas de los habitantes para integrar a los migrantes, como las comidas en la iglesia de Saint-Botolph para favorecer el intercambio entre comunidades.

"Si aprendemos a conocernos estaremos más cómodos los unos con los otros", dice Adam Kelk, un responsable de la iglesia local.

Desde 2016 también se celebra una maratón para promover la integración.

"El deporte y las actividades comunitarias son de lejos la mejor manera de resolver los problemas, de integrar y de reducir las tensiones", según el director de la maratón, Richard Austin.

Pero una nueva ola de migrantes procedentes de Rumanía parece haber complicado más las cosas.

"Los que están aquí desde hace mucho tiempo, los que llegaron con la primera ola, sabemos como se llaman, hemos visto crecer a sus hijos", apunta Kelly Brandon, una vendedora de frutas y verduras en un mercado. "Son como nosotros, a parte de la lengua".

En las afueras de Boston, las fincas y empresas que atrajeron a los migrantes se sienten abandonadas y temen el Brexit.

Belmont Nurseries, el mayor productor británico de tulipanes cultivados al aire libre, empezó a almacenarlos por miedo a que el Brexit provoque más tiempo de tránsito y se estropeen.

Otra compañía, J. A. Collison and Sons, produce 32 millones de flores cada año en seis hectáreas de invernaderos y túneles de polietileno. "No sabemos absolutamente nada", dijo Ian Collison, uno de sus dirigentes. "Necesitamos que se resuelva" el Brexit.

En esta empresa cera del 95% de los entre entre 60 y 80 empleados vienen de Europa del Este. "Dependemos casi totalmente de la mano de obra migrante de la UE, igual que el conjunto del sector hortícola británico", dice Collison. "Son empleados modélicos", asegura.

- Una ciudad "demasiado pequeña"-

West Street, una de las calles más animadas de Boston, está dominada por tiendas para los migrantes de Europa del Este, como restaurantes lituanos o agencias para enviar dinero al extranjero.

Jaidas Stirbys, un lituano de 34 años, llegó a Boston hace 12 años para buscar trabajo. "Cuando llegué aquí solo hablaba lituano. Ahora hablo cinco lenguas", asegura.

"Estoy contento de mi situación. Solo espero que Reino Unido se quede en la UE", dice.

Anton Dani, de origen bereber y nacido en Marrucos, es el propietario del "Café de París". Lelva 24 años en Reino Unido y se casó con una polaca.

Sin embargo es partidario del Brexit y cree que los nuevos migrantes deberían aprender el inglés y adoptar la cultura del país.

"La integración no se hace de un día para otro, es muy lenta", explica. Para él el problema no son los migrantes sino la ciudad, "demasiado pequeña" para absorberlos.




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