Desde Río de Janeiro (AFP)

Greenpeace Brasil advierte contra agenda de deforestación en la Amazonia

El director de campañas de Greenpeace en Brasil, Nilo D'Ávila, estima que la anunciada apertura a la minería de una zona de más de 40.000 km² en la selva amazónica es solo una pequeña muestra de los proyectos del presidente conservador Michel Temer en el llamado pulmón del planeta.

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El director de campañas de Greenpeace en Brasil, Nilo D'Ávila, habla durante una manifestación en contra de la decisión del gobierno de autorizar una apertura a la minería en la selva amazónica, el 27 de agosto de 2017 en la playa Ipanema de Rio de Janeiro - AFP/AFP
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El director de campañas de Greenpeace en Brasil, Nilo D'Ávila, estima que la anunciada apertura a la minería de una zona de más de 40.000 km² en la selva amazónica es "solo una pequeña muestra" de los proyectos del presidente conservador Michel Temer en el llamado pulmón del planeta.

En una entrevista con la AFP realizada este domingo en Rio de Janeiro durante una jornada de movilización en 11 ciudades contra la apertura de la zona de Renca, entre los estados de Pará y Amapá, D'Ávila lamentó asimismo el legado "catastrófico" en materia ambiental de los gobiernos de izquierda y en particular del de Dilma Rousseff (2011-2016).

P: ¿Cuál es el objetivo de las movilizaciones de este domingo?

R: Es un llamado para que las personas se junten y empiecen a mirar con cuidado lo que sucede en la Amazonia en los tiempos actuales, en esta era Temer.

Lo que sucede con Renca es solo una pequeña muestra de lo que viene sucediendo con el plan del gobierno para la Amazonia. (...) Ya asistimos a un desmonte articulado de la legislación que regula las licencias ambientales. Y ahora nos enteramos de la voluntad del gobierno de liberar todo el capital mineral brasileño para la especulación internacional. (...) Estamos haciendo un llamado para demostrar cómo esas acciones del gobierno están conectadas y van a causar mucha destrucción en la Amazonia.

P: La cuestión ambiental no parece movilizar mucho a los brasileños

R: Existe cierta indignación contenida entre los brasileños. Ocurren tantas cosas que me preocupa un poco pensar en cómo harán los que tendrán en el futuro la obligación de contar toda esta historia. Son tantas cosas: para cualquier lugar que uno mire hay un problema diferente, que va desde la cuestión de la reforma del régimen laboral a la de las jubilaciones, la Amazonia, la reactivación (de la energía) nuclear, la perforación (petrolera) en zonas de corales. Hay tal cantidad de cuestiones y escándalos que la gente ya no sabe lo que hacer, cómo reaccionar.

Nosotros, como movimiento ambientalista, resolvimos llamar a reaccionar a esos planes del gobierno que van a llevar a la destrucción de la Amazonia.

Hay cada vez más deforestación con diferentes formas, sea mediante la expansión agropecuaria o por la apertura al capital internacional en la exploración mineral.

P: ¿Hubo una política ambiental diferente con los gobiernos de izquierda (2003-2016)?

R: No hemos tenido un gran legado. El gobierno de Dilma (Rousseff) fue catastrófico para el medio ambiente. No tenemos, desgraciadamente, nada que celebrar en los últimos cinco o seis años.

Por otro lado, esto es una pena para el mundo, porque Brasil, principalmente en la agenda climática, tenía una posición bastante progresista. Había compromisos establecidos en el acuerdo de París; pero si miramos en detalle las acciones del gobierno, hay un distanciamiento (de esos compromisos) y una imposibilidad de cumplir con ellos.




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