Desde Amangueldi (Kazakhstan) (AFP)

Explosión de la natalidad de antílopes saigas da esperanza a las estepas kazajas

Una linda trompita se destaca entre las hierbas de las vastas estepas áridas de Kazajistán: se trata de un recién nacido saiga que muestra la reciente explosión de la natalidad de esta especie de antílopes que, en los últimos años estuvo a punto de extinguirse.

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Antílopes saigas a las afueras de Almaty, en Kazajistán, el 28 de mayo de 2021 - AFP/AFP/Archivos
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Una linda trompita se destaca entre las hierbas de las vastas estepas áridas de Kazajistán: se trata de un recién nacido saiga que muestra la reciente explosión de la natalidad de esta especie de antílopes que, en los últimos años estuvo a punto de extinguirse.

Con guantes de látex en las manos, Albert Salemgareïev, de la Asociación para la conservación de la biodiversidad de Kazajistán, se arrodilla frente al antílope para pesarlo y marcarlo, en un esfuerzo para hacer el censo de la manada cuando la temporada de partos está en pleno apogeo.

"Estamos muy atentos para no herir a esta pequeño animal que acaba de nacer", explica antes de ponerlo en la balanza.

El bebé de frágiles patas pesará después hasta 50 kilos e irá galopando sin dificultad por ese terreno accidentado, pero parece increíblemente vulnerable.

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Un antílope saiga a las afueras de Almaty, en Kazajistán, el 28 de mayo de 2021 (AFP/AFP/Archivos)

Hace seis años, los saigas parecían casi condenados. En 2015, debido a un clima excepcionalmente caliente y húmedo, una bacteria mató en 2015 unos 200.000 animales, reduciendo a la mitad a la población de este animal de grandes ojos negros y trompa que lo identifica.

Algunos científicos temen además que con el cambio climático este tipo de epidemias se repitan.

En la actualidad, si el antílope brinca de nuevo en las inmensas estepas de Kazajistán es gracias "a la eficacia de las medidas de conservación de la población animal y la lucha contra la caza ilegal", considera el ministerio kazajo de Ecología.

Las últimas captaciones aéreas mostraron que el número de individuos pasó entre 2019 y 2021 de 334.000 a 842.000.

- Cuernos y caza ilegal -

Para Fariza Adilbekova, coordinadora de la iniciativa de conservación Altyn Dala, el número de nacimientos en abril y en mayo era un acontecimiento "que generaba mucho regocijo".

Y con mucha más razón porque la epidemia de 2015 golpeó en plena temporada de partos "cuando las manadas se congregan estrechamente", facilitando las contaminaciones.

Este episodio dramático solo era el último acercamiento de la especie con la extinción. A comienzos del siglo XX, la caza redujo a miles el número de individuos.

El periodo soviético ofreció a los saigas una protección sin precedente con la prohibición total de la caza hasta los años 1950 y luego la aplicación de cuotas muy estrictas.

Pero el fin de la URSS y el caos de los años 1990 significaron el avance de la caza furtiva, favorecida por el jugoso tráfico de los cuernos de los machos que son utilizados en la medicina tradicional de la vecina China.

Con la especie ante el abismo, el gobierno kazajo se decidió a actuar endureciendo la legislación contra ese mercado negro y reforzando la aplicación de las medidas a partir del fin de los años 2010.

La toma de conciencia se debió especialmente a que en 2019 cazadores furtivos asesinaron a dos guardias de cacería, lo que conmovió a la opinión pública y llevó a preocuparse por la caza ilegal, dice Fariza Adilbekova.

Una de las dos víctimas, Ierlan Nourgaliev, se volvió un héroe nacional, honrado con un fresco en Almaty, la mayor ciudad del país, donde se le veía arrullando a un pequeño saiga.

- El retorno de los machos -

Aunque Adilbekova saluda el endurecimiento de las medidas contra la caza furtiva y la reciente decisión de crear un parque nacional en el oeste del país, teme que algunos proyectos de infraestructura se desarrollen.

Uno de ellos es la construcción de una carretera de más de 1.000 kilómetros a través de la estepa y el semidesierto de la mitad oeste de Kazajistán, cortando las vías migratorias del antílope.

El avance de la población de saigas crea también nuevos desafíos, considera el especialista, Albert Salemgareiev. En el noroeste del país, el antílope compite con el ganado doméstico.

Pero en conjunto, Albert Salemgareiev ve una "dinámica positiva" para la especie. "No solo el número de saigas aumenta sino el de machos con relación a las hembras", señala el experto, lo que muestra una reducción de la caza furtiva.




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