Desde LEUPP (Estados Unidos) (AFP)

En tierras de los indios Navajo de EEUU, una escuela promueve la vida ecológica

A los pies de una colina seca, en un altiplano de Arizona, se levanta una escuela que fomenta la amenazada cultura de la tribu Navajo y tiene el objetivo de proteger su tierra y fomentar su amenazada cultura.

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Un escuela en el altiplano de Arizona promueve la cultura navajo y la vida ecológica - AFP/AFP
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A los pies de una colina seca, en un altiplano de Arizona, se levanta una escuela que fomenta la amenazada cultura de la tribu Navajo y tiene el objetivo de proteger su tierra y fomentar su amenazada cultura.

En la STAR School hay señales y carteles en inglés y diné, el dialecto que hablan los navajo, la reserva indígena más numerosa en Estados Unidos. Aunque la enseñanza de esa lengua es bastante limitada.

Una maestra de preescolar muestra a los alumnos una serie de tejedores tradicionales, mientras en las clases de primaria, los alumnos, sentados en esteras, hablan de narrativa y otros hacen ejercicios de computadora.

"Me encanta esta escuela porque tengo muchos familiares aquí", dice a la AFP Akura, de 11 años.

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STAR busca revivir una cultura erosionada por el dominio anglosajón (AFP/AFP)

El nombre de la escuela, STAR, se leería estrella en español pero es el acrónimo de "Service To All Relations" (servicio a todas las relaciones) que responde a la filosofía Navajo: todos estamos vinculados, incluso con plantas y animales.

"Enseñamos a los niños la resolución pacífica de conflictos. No hemos tenido una pelea con puños en ocho años (...), es algo extraordinario", indicó Mark Sorensen, que fundó la escuela 17 años atrás.

STAR -que va del maternal al noveno grado- es de las escuelas más ecológicas de Estados Unidos y entre sus principios está la protección de la madre naturaleza.

Genera su energía eléctrica a partir de generadores eólicos y 300 paneles solares. No es solo un tema ideológico, sino que tampoco hay una red eléctrica en esta zona, a 40 km de Flagstaff, en la frontera con la Nación Navajo, la mayor reserva indígena de Estados Unidos.

Sorensen -un ecologista a ultranza y enamorado de la cultura navajo- fundó STAR con su esposa en 2001 y financió el primer edificio con su tarjeta de crédito.

El campus, que atiende a 130 alumnos, tiene también un gimnasio y un invernadero, donde los propios estudiantes cultivan verduras y hierbas que son consumidas en la cantina.

Sorensen impulsa el aprendizaje de un modo de vida "renovable", al tiempo que familiariza a los jóvenes con alimentos saludables, que no abundan en la región.

- Conflictos internos -

STAR trabaja para revivir una cultura gradualmente erosionada por el dominio anglosajón.

Recuerda Sorensen el "trauma histórico" que ha sufrido la comunidad navajo, que se remonta a mediados del siglo XIX cuando el ejército estadounidense despojó a unos 9.000 indígenas de sus tierras en lo que se llamó la "larga marcha".

En 1868 se firmó un tratado que los autorizó a unirse en una reserva, la Nación Navajo.

Y a través de los años, los niños no podían hablar el dialecto en las escuelas y eran intimidados por su cultura.

"Las escuelas eran lugares de violencia psicológica" y "hay mucho dolor y enojo entre las familias nativas contra el sistema educativo", dijo Sorensen.

"Estamos haciendo un gran esfuerzo para que la escuela refuerce la cultura y el lenguaje [navajo] mientras se cumplen con las exigencias del estado", añadió este profesor, que apuesta a que esos jóvenes sean los que combatan los grandes problemas de su comunidad como la salud y la pobreza.

Los estudiantes de cuarto grado deben completar por ejemplo un proyecto científico para "servir la comunidad": la escuela obtuvo una beca por diseñar un aire acondicionado de bajo consumo a partir de un simple cubo.

Para mantener su financiamiento, STAR debe mostrar al menos un promedio similar al de la red educativa del estado, que igual tiene de los peores niveles en el país.

Y allí surgen los conflictos internos.

Los maestros responsables de las asignaturas convencionales critican que las tradiciones se superpongan a asignaturas como matemática o lectura.

Del otro lado, los profesores navajo se quejan que solo hayan dos horas por semana para estudiar su lengua nativa, que está en peligro de extinción: hoy solo los abuelos lo hablan fluidamente.

"Se nos dice qué enseñar, que esto es más importante que lo otro, y siempre la cultura occidental termina dominando", dijo Revalane Nez, una maestra de STAR a la que le gustaría poder profundizar más en las tradiciones y mantiene un club cultural, impulsa excursiones y clases del dialecto.



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