Desde Bamako (AFP)
En Malí, las teleconsultas dermatológicas buscan sortear la falta de médicos
En su consulta de Bamako, el doctor Ousmane Faye, uno de los pocos dermatólogos de Malí, examina fotos del torso y los brazos de un paciente con síntomas de despigmentación, que fue atendido ese mismo día en un consultorio a 57 kilómetros.
5 de junio de 2017

Una doctora toma fotografías de un paciente con una enfermedad de la piel el 30 de mayo de 2017 en una clínica en la ciudad de Koulikouro, en el suroeste de Malí - AFP/AFP
En su consulta de Bamako, el doctor Ousmane Faye, uno de los pocos dermatólogos de Malí, examina fotos del torso y los brazos de un paciente con síntomas de despigmentación, que fue atendido ese mismo día en un consultorio a 57 kilómetros.
Este programa piloto, bautizado 'Teledermali', en prueba desde hace 18 meses en diez centros de salud en las regiones de Koulikoro, Sikasso y Mopti, en el centro del país, está coordinado por el doctor Faye y permite ofrecer a los generalistas de la zona el diagnóstico de un especialista.
Según las estimaciones, Malí tiene un dermatólogo por cada millón de habitantes. En el país un 30% de la población sufre enfermedades de la piel, problemas especialmente de lepra, psoriasis y eccema.
"El enfermo de Koulikoro sufre lesiones de hipocromía (despigmentación) con espacios de piel sana", sentenció el doctor Faye, jefe del servicio de dermatología del Centro Nacional de Lucha contra la Enfermedad (CNAM).

"Hace dos meses recibió unos tratamientos que agravaron las lesiones", precisó, en referencia a la utilización de medicinas tradicionales.
Gracias a la aplicación 'Bogou', concebida por un informático maliense, el especialista puede analizar usando su teléfono móvil o su ordenador los datos enviados por el generalista.
"Yo accedo a una plataforma que está protegida con una contraseña y veo las imágenes que fueron introducidas por el médico tratante en Koulikoro", explica Faye. "Ahí confirmo el diagnóstico del médico e incluso le doy consejos", mediante una conexión 3G.
Esta especialidad se presta especialmente para la telemedicina, siempre que se disponga de buenas imágenes, ya que la dermatología se "basa en la observación del ojo humano", destaca.
Para él hay una triple ganancia. "Tiempo, dinero y formación" continua de los médicos en el terreno.
- Ampliar el programa -
"Me picaba mucho desde hacía tiempo", cuenta Fatoumata Konaré, una paciente atendida en Banamba, a cerca de 140 kilómetros al noreste de Bamako. "Cuando fui a ver al médico me sacó unas fotos y las envió y me pidió que volviera al día siguiente para retirar mis prescripciones", agregó.
"Fuimos a comprar los comprimidos y la pomada y me curé. No tuve la necesidad de ir a otro lado, todo se hizo en Banamba", dice contenta.
La Fundación Pierre Fabre, que financia esta experiencia, celebró los "sólidos resultados obtenidos" que han implicado la detección de 3.000 infecciones en los diez centros que participan.
En el proceso 175 casos clínicos complejos fueron referidos y diagnosticados a distancia, dijo la fundación el 1 de junio, durante el Primer Congreso Africano de Teledermatología celebrado en Bamako.
El evento, organizado por esta fundación en conjunto con el CNAM y la facultad de Medicina de Bamako, reunió a especialistas de ocho países (Malí, Burkina Faso, Guinea, Mauritania, Senegal, Togo, Benín, Costa de Marfil).
En esta ocasión, la Fundación Pierre Fabre, accionista mayoritaria del laboratorio del mismo nombre, lanzó un llamamiento a que se repliquen proyectos como el de 'Teledermali', "para la utilización de las nuevas tecnologías en la mejora de los diagnósticos y del tratamiento de las enfermedades de la piel en África".
El éxito de este proyecto dermatológico, que además implicó una formación especial para médicos y enfermeras, "va a permitir que se replique a una escala nacional, haciendo que Malí sea un país puntero en ese ámbito", con el objetivo de pasar a 80 centros secundarios de aquí a dos años, con la instrucción de unos 160 profesionales de la salud.
En un primer momento, los esfuerzos se deberían concentrar en las zonas desfavorecidas y aisladas pero que dispongan de al menos una cobertura de internet.