Adiós a la juventud errante de Londres
Las redes sociales e internet y unos padres más protectores han contribuido a sacar a muchos jóvenes de las calles y eliminado la estampa londinense típica de grupos de punks o skinheads merodeando por las ciudades un sábado por la tarde.
Las redes sociales e internet y unos padres más protectores han contribuido a sacar a muchos jóvenes de las calles y eliminado la estampa londinense típica de grupos de punks o skinheads merodeando por las ciudades un sábado por la tarde.
El punk nació hace 40 años en la tienda Sex, de Vivienne Westwood, en Londres. La diseñadora, que un día dijo que "el punk era sólo una excusa para andar dando vueltas por ahí", recuerda en sus memorias las hordas de jóvenes que venían a la tienda: "la policía solía esperarlos en Sloane Square y rodeaba a los punks cuando salían del metro. Una vez tenían a 200 y los escoltaron en procesión por King's Road hasta la tienda".
Era 1976, en Reino Unido había sólo tres canales de televisión -y ningún mando a distancia-, las familias tenían más hijos y los jóvenes, alentados por sus padres, tenían prisa por salir a la calle.
En la capital británica ya no se ven grupos de jóvenes numerosos reunirse espontáneamente en algún lugar y menos de una tribu urbana. "Si das con un buen 'look', puede dar la vuelta al mundo esa misma noche, no hace falta esperar a que te lo publiquen en un libro", dijo al diario Daily Telegraph, aludiendo a las redes sociales, el fotógrafo Derek Ridgers, autor de '78-87: la juventud de Londres'.
El 68% de los muchachos ingleses de 15 años de hoy en día dedica una media de 10 horas al día los fines de semana a actividades sedentarias, como ver la televisión, usar el ordenador, consolas de videojuegos, smartphones o leer libros, según una encuesta de Ipsos Mori difundida en diciembre de 2015.
Simultáneamente, y sin que nadie haya establecido un vínculo causa-efecto, los delitos y el consumo de alcohol han caído notablemente entre los jóvenes ingleses.
En el año 2013-2014, 22.000 jóvenes fueron condenados o amonestados por su primer delito, una cifra que supone una caída del 75% respecto a 2003/04, según las estadísticas del Ministerio de Justicia. En resumen, los jóvenes parecen más buenos y más proclives a quedarse en casa que hace años.
"Todavía puede verse a jóvenes en las calles y otros espacios públicos a ciertas horas, pero es probablemente correcto afirmar que su presencia en conjunto se ha reducido", explicó a la AFP el profesor de sociología Paul Hodkinson, de la Universidad de Surrey, especializado en juventud.
Para él, sin embargo, la culpa no es de ellos. "La sociedad y las autoridades se han hecho crecientemente intolerantes a los jóvenes dando vueltas en espacios públicos", un factor combinado con unos padres "atentos a la seguridad, que son cada vez más reticentes a permitir a los niños y adolescentes andar por la calle", agregó el profesor.
- ¿El fin de las revueltas juveniles? -
Los jóvenes entrevistados por la AFP afirmaron que les gusta mucho estar con sus amigos fuera, pero admitieron los atractivos y ventajas que supone internet, un entretenimiento divertido, barato y a resguardo del mal tiempo londinense, que además les permite estar en contacto con los amigos. Sin internet, coincidieron todos, sus fines de semana serían muy diferentes. "Si internet desapareciera, vería a mis amigos mucho más. No vale la pena quedarse en casa sin todo eso. A veces deseo que ocurriera, cuando los amigos no quieren salir", explicó Spencer, de 16 años, que vive en Chesham, a las afueras de Londres.
Para Nathan, de 15 años, del barrio de Chiswick, "es más fácil quedarse en casa y usar los webchats, es más divertido. Jugamos a los videojuegos y podemos tomar un café y charlar mientras tanto. Además, nos ahorramos dinero".
Phoebe, de 16 años, del barrio de Shoreditch, elegiría "pasar más tiempo con los amigos el fin de semana". Sin embargo, continúa, "tenemos muchos deberes y a veces estoy demasiado cansada". Para ella, las redes sociales ofrecen la posibilidad de realizar las tareas escolares con las amigas. "En Facebook, nuestra clase tiene un chat y lo usamos para preguntarnos cosas, ayuda bastante. A veces usamos Skype", explica.
Si internet desapareciera de la noche a la mañana, "¡me daría un ataque de pánico!", confesó Ivy, de 15 años. Al mismo tiempo, esta muchacha del barrio de Queen's Park dice que prefiere "estar con las amigas en la calle" que en las redes sociales. Su madre, Liz Corcoran, no está segura de que haya muchas diferencias entre la manera en que ella se divertía y la de su hija, aunque se queja de que el contacto con las amigas se alarga hasta muy tarde: "no quieren acabar con la interacción social y hay constantes mensajes y 'pings'. Quizás era lo mismo en nuestros días, cuando estábamos horas al teléfono".
Para el profesor Hodkinson, la aparente bondad de pasar más tiempo en casa charlando con los amigos no debería llevar a equívoco, las revueltas juveniles no han muerto: "los jóvenes son muy buenos adaptándose a los obstáculos que se les ponen enfrente y su uso de la redes sociales y otros medios para expresar una amplia gama de diferentes formas de identidad y expresión, algunas subversivas e inquisitivas, es una prueba de ello".
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