Danzas Peruanas

Qashwa de Machuaychas y Chiñipilcos de la fiesta de San Sebastián de la ciudad de Juliaca

La danza qashwa se baila durante ceremonias públicas y fiestas de ciclo agrícola.


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El género de danza denominado qashwa fue, durante la época prehispánica, una danza para ceremonias públicas como la celebración de eventos y las fiestas del ciclo agrícola. Ambos motivos aparecen en el origen de esta costumbre: la celebración de una victoria militar y la festividad prehispánica del huchuy poqoy o "pequeña maduración", tiempo de la primera cosecha del período agrícola e inicio de los homenajes a la tierra y a los cerros para que prodiguen en abundancia.

Costumbres que fueron prohibidas con la campaña de cristianización, siendo éste uno de los pocos casos en que la danza qashwa ha sobrevivido como manifestación festiva. Así apareció la fiesta de San Sebastián, cuyo día en el calendario católico coincidía con el tiempo de la primera cosecha y sus ritos de fertilidad, de este modo se continuarían haciendo el homenaje a la tierra y a los cerros principales de la región en el marco de la fiesta cristiana. Por ello, los personajes que conforman el cuerpo de baile de la qashwa juliaqueña participan en los rituales a la tierra y son a su vez servidores y adoradores del santo cristiano.

La fiesta es un tributo a los cerros Huayna Roque y Calvario, y se inicia al alba del día 20 de enero, con la colocación, sobre astas muy altas, de cuatro banderas peruanas portadas por los bandereros, formando así un cuadrilátero en la cima de los mencionados cerros. Este acto es un llamado a la comunidad a participar en la fiesta. En el pueblo se reúnen las autoridades rurales, haciéndose la transferencia de mando del cargo de Teniente, entregando el cesante su vara como insignia de autoridad al Teniente entrante; este acto es celebrado con reparto de licor entre las autoridades y los asistentes al evento.

La qashwa de la fiesta de San Sebastián en Juliaca es bailada por os miembros de la mayordomía encargada de la organización de esta fiesta, cuyos :argos principales son la pareja de Capitanes y sus Directivos. El cuerpo principal de danza qashwa está conformado por dos grupos: los machuaychas ("carne vieja"), que bailan en el cerro Huayna Roque, y los chiñipilcos ("pequeños" o "de baja estatura"), que hacen lo mismo en el cerro El Calvario, celebrando paralelamente la fiesta de San Sebastián.

Cada conjunto se reúne en el pueblo con las autoridades de la fiesta, el capitán y la capitana, y con los directivos, recorriendo conjuntamente las principales calles del pueblo, invitando a los vecinos a participar en la subida al cerro para hacer el challachi o pago a la Pachamama, en que los participantes escogen las mejores hojas de coca o kintu que se colocan en el luminario o kecha, junto con otras ofrendas, como alcohol o licor (pisco, vino), sebo de llama y flores. Se inicia así el qosnichi, ritual para la reproducción de diversos alimentos.

En la cima del Huayna Roque está emplazada una cruz de madera, decorada según el modelo andino colonial, detrás de esta cruz existe actualmente una gran imagen de Cristo, llamada
el Cristo Blanco (inspirada en el modelo del Cristo del Corcovado de Río de Janeiro, Brasil): las ofrendas son colocadas a los pies de la cruz y de la figura del Cristo.

Terminada la ceremonia, los coheteros anuncian el inicio del baile, después se baja a las faldas del cerro a realizar la merienda; se consumen los productos locales sobre una hilera de unos quince metros formada por los mantos femeninos o ¡Helias, y los machuaychas y chiñipilcos, proceden a ejecutar la danza qashwa acompañados de sus conjuntos musicales, conformados por pinkillos, toqoros, bombos, tambores y platillos.

La danza qashwa desarrolla una serie de figuras, llamadas caracol o muyucunacuy (figura formada por una hilera de parejas cogidas mano a mano), (arco formado por las parejas que se toman de las manos alzadas, bajo la cual pasarán las parejas agachadas), kenko (los bailarines cogidos de la mano forman una hilera de arcos lado a lado, pasando el capitán por cada arco), simpanacuy (las parejas alineadas frente a frente, se encuentran alternadamente en el centro de espacio) y pu¡to (similar al anterior, sólo que los bailarines que se encuentran al medio vienen de los extremos opuestos de ambas filas en sentido diagonal).

Finalmente, los bailarines forman una rueda, con los varones palmeando al ritmo de la música y las mujeres girando y haciendo ver sus amplias y coloridas polleras. 

Cada paso cuenta con su propia tonada. El canto que acompaña la qashwa está relacionado al enamoramiento y es entonado por las mujeres, y respondido por los hombres con la frase ¡w¡pha rosas! Esta danza dura hasta las cinco de la tarde; al terminar la celebración se baja al pueblo, recorriendo las calles principales hasta llegar a la plaza principal Primero de Mayo, donde los participantes se despedirán hasta el año siguiente.

Los dos grupos que participan en la qashwa de San Sebastián, machuaychas y chiñ¡p¡¡cos, están asociados a la tradicional bipartición andina del espacio ceremonial, recreando a su vez biparticiones míticas, laborales, sociales, tnicas, generacionales o espaciales en Juliaca; ejemplo de esta bipartición es la ferenciación entre los pobladores rurales más indígenas y la población m¡sti local,con los machuaychas más cercanos a estos últimos, mientras que otras historias los presentan como pertenecientes a dos generaciones, la mayor y la más joven, como está sugerido en sus nombres.

Los machuaychas seguirían celebrando la fiesta en el Huayna Roque y los chiñipilcos escogerían celebrar en el cercano cerro El Calvario.

Por un tiempo, la competencia por entrar al Templo de Santa Catalina generaba enfrentamientos en la plaza principal de Juliaca, por lo que se optó por dividir las rutas de procesión sobre la ruta del antiguo ferrocarril como línea divisoria, quedando el lado este para el recorrido de los machuaychas y el oeste para el de los chiñipilcos.

Los grupos llamados machuaychas y chiñipilcos llevan trajes derivados de la vestimenta típica de los campesinos españoles, impuesta luego de las rebeliones indígenas a finales del siglo XVIII, a la cual se le han agregado prendas de creación local, muy decoradas, con colores distintivos para cada agrupación.

En el caso del varón, ai pantalón de bayeta negra y camisa de bayeta blanca se le incluyen una larga chalina de lana tejida con el color distintivo al grupo; una chuspa de colores similares, una cantimplora y un sombrero de paño (azul para los machuaychas y verde para los chiñipilcos) decorado con enchapes de metal y cintas multicolores.

La chalina es un adorno especial, por su elaboración - el diseño de franjas de colores contrastantes remata en ambos lados en una labor de punto y flecos de tono amarillo - y por la forma de colocarse, alrededor de la cintura y sobre el hombro izquierdo en dos vueltas.

Actualmente los chiñipilcos llevan una camisa celeste y un pantalón de vestir azul. La mujer lleva varias polleras de castilla de color amarillo, naranja o rojo, una ceñida enagua amarilla, una chaqueta de bayeta y un rebozo de castilla (azul o multicolor para los machuaychas, verde para los chiñiplicos), a los cuales se agregan piezas propias como el phullu (de rayas multicolor para los machuaychas, de franjas rojas sobre fondo gris claro para los chiñipilcos) y el wichi wichi o soguilla adornada con borlas, más el sombrero de paño (blanco para los machuaychas, gris para los chiñipilcos), que se adorna con flores.

Frente a la función emblemática y diferenciadora del color del traje de los varones, las mujeres presentan mayor variedad en la elección de colores.

la música de la danza qashwa es ejecutada por grupos compuestos por pinkillos, toqoro, bombo, taróla, platillos y un silbato, como es propio de los grupos altiplánicos. Los pinkillos tocan la tonada principal, acompañado por el toqoro como segunda voz y la percusión compuesta por tambores, bombos y platillos.

El instrumento característico de esta manifestación es el toqoro, flauta de pico de medio tapadillo, de cinco orificios en la cara anterior, hecho de un tubo de madera largo y
grueso (de 80 a 90 cm de largo por 8 a 10 cm de diámetro) tubo hueco de la caña del mismo nombre, con una embocadura a bisel como es común en las flautas andinas, más un canal de insuflación. Debido a sus dimensiones, y al tener los cinco agujeros en la mitad inferior del instrumento, su ejecución implica un considerable esfuerzo, y por tanto se considera una exhibición de habilidad.

Este instrumento suele ser decorado con pintura de colores vivos, haciéndolo especialmente vistoso entre los instrumentos andinos: la población de Juliaca a través de sus organizaciones ha logrado mantener la qashwa de San Sebastián, reduciendo las diferencias entre las dos
organizaciones que la practican hoy en día.

La música y danza de esta fiesta mantienen su originalidad, y se ha acrecentado el colorido de los festejos con la creación del moderno Festival Folklórico de Huayna Roque, haciendo de la fiesta de San Sebastián una de las más importantes del calendario local de Juliaca.

La danza qashwa de Machuaychas y Chiñipilcos de la fiesta de San Sebastián de la ciudad de Juliaca fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, a través de la Resolución Ministerial Nro. 692-2011-VMPCIC-MC, el 5 de setiembre de 2011.

Fuente : Ministerio de Cultura

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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