Desde Río de Janeiro (AFP)

Una ballena muerta sorprende a bañistas en una playa de Rio de Janeiro

El gigantesco cuerpo de una ballena muerta sorprendió este miércoles a los bañistas que disfrutaban de un feriado en las playas de Rio de Janeiro y obligó a las autoridades a cerrar parte de la zona costera.

Brasil
Curiosos observan el cuerpo de una ballena muerta en la playa de Ipanema, Rio de Janeiro, Brasil, el 15 de noviembre de 2017 - AFP/AFP
Anterior Siguiente
Síguenos en Google News

El gigantesco cuerpo de una ballena muerta sorprendió este miércoles a los bañistas que disfrutaban de un feriado en las playas de Rio de Janeiro y obligó a las autoridades a cerrar parte de la zona costera.

El cadáver del cetáceo apareció flotando por la mañana frente a la ribera del barrio de Ipanema, una de las áreas tradicionales de la ciudad, y poco después las corrientes lo depositaron sobre la arena.

Parte de la playa fue acordonada para evitar que los curiosos que buscaban verlo de cerca, o tomarse una fotografía, entraran en contacto con la carcasa, de la que emanaba un fuerte olor a descomposición.

"No es posible saber lo que le pasó. Murió ya hace algún tiempo. Tiene una descomposición avanzada y eso torna difícil saber cuál fue la causa de su muerte", dijo a la AFP Rafael Carvalho, biólogo de mamíferos acuáticos de la Universidad de Rio de Janeiro.

El especialista forma parte de un equipo dedicado a retirar ballenas encalladas, un incidente relativamente habitual ya que Rio es un área de pasaje de la migración anual que realizan estos gigantes del mar.

El cuerpo será retirado en un camión y luego enterrado por razones sanitarias, explicó Carvalho.

Las olas mecían el cuerpo gris del ejemplar de ballena Yubarta y exponían al sol su vientre blanco de 14 metros, según la medición que realizaron los técnicos. Algunos huesos de su mandíbula se habían desprendido y yacían sobre la arena húmeda.

"Es muy raro en Ipanema. Nunca lo había visto así, tan cerca. Me hubiese gustado haber tenido la posibilidad de salvarla", dijo Mauro Azevedo, un carioca de 62 años, que se había acercado al lugar.



Este sitio usa imágenes de Depositphotos