Desde Doha (AFP)

Suerte dispar para los aficionados alojados en Catar por el Mundial

Demasiado escasos o demasiado caros, los alojamientos durante el Mundial-2022 en Catar han preocupado mucho a los aficionados. A su llegada, la sensación ha sido de sorpresa agradable para algunos y de decepción para otros.

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Un trabajador camina en la Ciudad de las Caravanas de Doha, un proyecto para alojar a aficionados del Mundial de fútbol de Catar, el 27 de octubre de 2022 - AFP/AFP
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Demasiado escasos o demasiado caros, los alojamientos durante el Mundial-2022 en Catar han preocupado mucho a los aficionados. A su llegada, la sensación ha sido de "sorpresa agradable" para algunos y de "decepción" para otros.

. Lo más barato

Ochenta euros la noche por una habitación para dos personas con camas y estanterías de hierro, un baño privado y una cocina compartida en unos edificios sencillos de tres plantas, el pueblo de Barwa Barahat Al Janoub (a 30 km al sur de la capital Doha) es el alojamiento más barato propuesto por la plataforma oficial de los organizadores.

Estos barracones están llenos. "En fotos no tenían pinta de acogedores pero lo más importante era la relación calidad-precio", comenta el polaco Pawel Poprawka, de 37 años, "agradablemente sorprendido" por el tamaño de su habitación (unos 20 m2) y a pesar de no contar con mesa ni sillas. "El supermercado y los restaurantes están abiertos 24 horas (...) y es muy comunal, con gente de países diferentes todos juntos", pondera Natalie Álvarez, una estadounidense que apoya a Ecuador.

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Un trabajador camina en la Ciudad de las Caravanas de Doha, un proyecto para alojar a aficionados del Mundial de fútbol de Catar, el 27 de octubre de 2022 (AFP/AFP/Archivos)

. Tiendas decepcionantes

"Esto no parece que valga 200 dólares la noche..." Como el mexicano Pedro Barajas, de 18 años, los seguidores reunidos en el pueblo de 1.800 tiendas de Qetaifan Island (una isla artificial a una veintena de kilómetros al norte de Doha) sienten entre decepción y enfado. Bajo las lonas de plástico blanco, dos camas individuales, una mesilla de noche, una lámpara, tomas eléctricas y un ventilador. "No hay coordinación, ni televisión, ni aire acondicionado, ni luz", protesta el iraní Hossin Khosravi, de 37 años. "En realidad no hay duchas, son cabinas de baño con mangueras", añade Barajas.

Como el pueblo cuenta con una 'fan zone' junto al mar, "esperaba encontrar gente, música (...) pero es más bien una ciudad fantasma", explica Aarón Sánchez, de 24 años, con una remera mexicana. "Lo que ofrecemos va en línea con lo que hemos comercializado" y "si la gente tiene preocupaciones las corregimos", se defienden los responsables del lugar, Qetaifan Projects. El pueblo está lleno los tres próximos días, durante el esperado pico de visitas en el emirato, y luego vuelve a abrir para reservas.

. Camping de lujo

La 'Fan Village' de Al Khor (a 50 km al norte de Doha) ofrece un camping mucho más lujoso, con tiendas espaciosas y aclimatadas, equipadas con un televisor, una nevera y baños privados -sin olvidar el gimnasio, las pistas de pádel, las piscinas y el acceso a una playa- por 400 y hasta 1.000 euros la noche. "No es demasiado elevado", opina el mexicano Jonathan Hernández, que buscaba "comodidad" con su mujer embarazada. Pero "lo que es divertido es que hace tres o cuatro días que comenzó el torneo ¡y todavía no han fijado los precios de todos los extras!", añade.

Mohamed Al Hadjari, un saudí de 34 años, agradece el guiño a las tradiciones de la región. "Con la familia y los amigos acampamos así una o dos noches fuera del pueblo, así que es una buena experiencia". Entre las opciones más caras aún disponibles, se puede reservar una habitación en un crucero o una villa por hasta más de 1.000 euros por noche.

. En casa de conocidos

Del mismo modo que Amr Elserty, que se aloja durante 9 días en casa de su primo, muchos aficionados pasan toda o parte de su estancia catarí en casa de conocidos. El egipcio de 39 años gastó "900 euros por los boletos de avión menos caros posible" desde Francia y "casi 1000 euros en tickets para cuatro partidos". "Si hubiera tenido que pagar además el alojamiento para mí hubiera sido imposible venir", asegura.

Al mismo tiempo que él, su primo acoge a otro amigo y luego será el turno de sus suegros. "Me gusta ayudar a mis amigos que quieren venir y no tienen manera de pagar su alojamiento. Tres de ellos vendrán a mi casa uno tras otro", anuncia a su vez Ahmed El Ghoul, de 33 años, un egipcio instalado en Doha desde hace siete años.




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