Desde Asunción (AFP)

Pobreza y desigualdad, un desafío para el próximo gobierno en Paraguay

Endebles casuchas impiden ver el edificio del Congreso y ocultan la Casa de gobierno en la Plaza de Armas de Asunción, donde medio millar de familias se han refugiado de la crecida del río o han llegado desplazadas desde el campo.

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Indígenas paraguayos acampan en la plaza principal de Asunción frente al Congreso Nacional el 16 de abril de 2018 - AFP/AFP
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Endebles casuchas impiden ver el edificio del Congreso y ocultan la Casa de gobierno en la Plaza de Armas de Asunción, donde medio millar de familias se han refugiado de la crecida del río o han llegado desplazadas desde el campo.

Desde hace más de 10 años Paraguay exhibe un crecimiento económico alto y sostenido, de alrededor de 4% anual, pero no logra el mismo ritmo para reducir la pobreza.

Para 2018 el Fondo Monetario internacional prevé un aumento del PIB de 4,1% y para 2019 de 4,5%, las cifras más altas de la región. Pero la pobreza golpea a 26,4% de sus 6,8 millones de habitantes, según datos de 2017 de la Dirección de Estadística, Encuestas y Censos de Paraguay.

Desde hace cuatro meses, Nilsa Vera Benítez, una indígena guaraní de 20 años, vive en la plaza con su esposo y sus dos niñas de 6 y 3 años de edad.

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Una niña en un barrio pobre cerca del Congreso Nacional el 16 de abril de 2018 en Asunción (AFP/AFP)

Llegó desde Laurel, en el departamento de Alto Paraná (400 km al noreste). Dice que fue desalojada de sus tierras por agroindustriales de la soja, y asegura que se quedará en la plaza hasta que haya una resolución a su favor.

"Mendigo en el semáforo junto con mis criaturas porque no he recibido ninguna asistencia. En mi comunidad sembraba mandioca, maíz, porotos, batata. Tenía gallinas, patos y cerdos", relata a la AFP.

"Cuando volvamos a nuestra comunidad, espero que mis hijas puedan estudiar para que en el día de mañana sean algo", añade esta mujer que cursó hasta noveno grado y solo habla guaraní.

- Falta voluntad política -

"Con lo que crece Paraguay, podría tener mayor reducción de la pobreza. Falta voluntad política para que en este momento de crecimiento económico se reduzca la desigualdad", explica a la AFP Magdalena López, coordinadora del Grupo de estudios Sociales sobre Paraguay de la Universidad de Buenos Aires.

El crecimiento económico se basa en el agrocultivo, especialmente de la soja, que ocupa grandes extensiones de tierras, requiere poca mano de obra y está prácticamente exenta de impuestos, señala Gladys Benegas, directora del Instituto de Investigaciones en Competitividad de Paraguay.

Tanto Benegas como López resaltan la escasa industrialización del país y la alta tasa de informalidad del empleo y de la economía, cerca de 20% y 40% respectivamente.

"No se ha desarrollado un sistema industrial que dinamice el mercado laboral. No hay una demanda firme, sólida, de mano de obra formalizada", indica López, quien calcula que 10% de los propietarios posee 92% de las tierras.

Además, la política de aranceles mínimos de Paraguay facilita la importación de bienes terminados y desestimula la industrialización.

"Los programas de asistencia del gobierno están limitados a un cierto número de familias. No hay un enfoque para los jóvenes que ya se encuentran sin trabajo y sin educación", refiere Benegas.

"Ese más de 25% de pobreza que aún permanece está compuesto por el núcleo duro: mujeres sin educación", comenta.

- Marketing político -

De cara a las elecciones del domingo, en la que se escogerá nuevo presidente entre el conservador Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, y el liberal Efrain Alegre, quien representa a una coalición de centro izquierda, Nilsa tiene pocas esperanzas.

Tampoco Venancia Benítez, que desde hace 40 años vive al borde de un canal de aguas negras en Asunción, piensa que cambiará su situación.

"Los políticos ahora vienen (de visita) porque necesitan (votos), pero cuando se suben ellos (al poder) ya no te conocen más", dice a la AFP.

Según López, "muchos integrantes de la élite política paraguaya son, además de políticos activos, portavoces del capital, siendo ellos mismos ganaderos, estancieros o propietarios de altamente rentables empresas tabacaleras, alimenticias, textiles".

Ese es de hecho el perfil del presidente saliente Horacio Cartes, un potentado de la industria tabacalera.

En Paraguay "se busca reducir la pobreza como marketing político, pero no con una acción concreta y decidida de qué se va a hacer", asevera Benegas.



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