Desde Infanta (Filipinas) (AFP)

Pescadores filipinos confían en el arbitraje en una disputa con China

Jonathan Almandrez fue expulsado por una patrullera china de una laguna del mar de China Meridional, una humillación que el pescador filipino espera no volver a sufrir si su país gana un arbitraje internacional contra el Gobierno de Pekín.

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Varios hombres cargan hielo y víveres en un barco de pesca fondeado a la entrada del mar de China Meridional para ir al arrecife de Scarborough, el pasado 16 de junio en aguas de la ciudad de Infanta, al norte de Filipinas - AFP/AFP/Archivos
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Jonathan Almandrez fue expulsado por una patrullera china de una laguna del mar de China Meridional, una humillación que el pescador filipino espera no volver a sufrir si su país gana un arbitraje internacional contra el gobierno de Pekín.

El incidente ocurrió en el arrecife de Scarborough, que resguarda, según los pescadores filipinos, una de las vidas marinas más abundantes del mundo.

La corte Permanente de Arbitraje (CPA) de La Haya debe pronunciarse próximamente sobre la disputa territorial que mantienen desde hace tiempo China y Filipinas.

"Entré en cólera, tuvieron el descaro de echarnos cuando estábamos claramente en territorio filipino", contó el pescador de 30 años, que pidió figurar bajo el seudónimo de Jonathan Almandrez por temor a eventuales repercusiones chinas.

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Un tripulante de un barco de pesca fondeado a la entrada del mar de China Meridional para ir al arrecife de Scarborough, sentado en la proa el pasado 16 de junio en aguas de la ciudad de Infanta, al norte de Filipinas (AFP/AFP/Archivos)

Almandrez, que proporcionó a la AFP las imágenes del incidente tomadas con su teléfono móvil, explicó cómo los guardacostas chinos, a bordo de dos lanchas patrulleras, le acorralaron durante dos horas el 7 de junio.

Diez filipinos estaban pescando por la noche en la tradicional barca de madera filipina hasta que la luz del día les traicionó. "Fuera, aquí no se pesca", gritaron en inglés los guardacostas chinos, según Almandrez. "Volved a China, esto es propiedad de Filipinas", les respondió el pescador.

- Cañones de agua -

Al ver que se acercaba una embarcación china mucho más imponente, los pescadores se marcharon por miedo a ser atacados con cañones de agua. Scarborough se encuentra a 230 kilómetros de Luzón, la isla principal de Filipinas, y generaciones enteras de pescadores han lanzado allí sus redes.

La superficie terrestre china más cercana al arrecife es la isla de Hainan, a 650 kilómetros, pero está situado en la llamada "línea de los nueve puntos" que delimita el territorio que reivindica el gobierno de Pekín.

En 2012, China tomó el control de este atolón, que sirve también de refugio en caso de mal tiempo. Desde entonces, un buque chino amarrado en el medio de la laguna recibe a los pesqueros extranjeros con el estruendo de una sirena para obligarlos a marcharse.

Según los filipinos, quienes se niegan se arriesgan a ser atacados con cañones de agua. "El cañón de agua era tan potente que destruyó una de nuestras neveras de porexpan" en mayo, relató a la AFP Félix Lavezores, de 36 años.

Cada viaje cuesta en torno a 90.000 pesos (1.930 dólares) entre combustible y mano de obra, un dinero que los pescadores pierden si vuelven con las manos vacías.

- 'Territorio inherente' a China -

Pekín considera territorio nacional casi la totalidad del mar de China Meridional, así como aguas próximas de los países vecinos. La portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Hua Chunying, reiteró la postura de Pekín tras los incidentes.

"Hemos declarado que el arrecife de Scarborough pertenece al territorio inherente a China. Las actividades de los guardacostas chinos para aplicar la ley y el orden son legítimas a pesar de los reproches", dijo.

Estas disputas han originado conflictos durante décadas pero las tensiones se agravaron considerablemente estos últimos años a medida que China reafirmaba su reivindicación.

En las islas Spratly, uno de los principales archipiélagos de este mar también reclamados por Filipinas, Vietnam, Malasia y Taiwán, Pekín realizó obras sin precedentes para ganar terreno al mar y respaldar sus pretensiones de soberanía.

Sus opositores temen que China utilice estas islas artificiales con fines militares y obtenga el control marítimo y aéreo de facto en una región situada sobre autopistas marítimas para los cargueros y posiblemente con importantes yacimientos de hidrocarburos.

Filipinas confía en un refuerzo de las presiones diplomáticas sobre China y espera que la CPA afirme que las reivindicaciones chinas infringen la Convención sobre el Derecho del Mar de la ONU, a pesar de que Pekín ya informó de que no tendría en cuenta su veredicto.




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