Desde Montepuez (Mozambique) (AFP)

Los rubíes convierten a Montepuez en el Lejano Oeste de Mozambique

La fiebre por las piedras preciosas ha llegado a Montepuez, una ciudad que la doctora Tania Mabota no duda en calificar como el Lejano Oeste de Mozambique, por sus rubíes y la violencia que ha desatado su búsqueda.

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Unos geólogos de la mina de rubíes de Gemfields en Montepuez, Mozambique, separan las piedras de estas gemas, el 14 de febrero de 2017 - AFP/AFP
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La fiebre por las piedras preciosas ha llegado a Montepuez, una ciudad que la doctora Tania Mabota no duda en calificar como el "Lejano oeste de Mozambique", por sus rubíes y la violencia que ha desatado su búsqueda.

Miles de "extranjeros han venido de todas partes en busca de rubíes" en Montepuez, una pequeña ciudad situada a más de 1.500 kilómetros al norte de Maputo, constata la doctora Mabota. "Como a menudo es su único sustento, luchan por la más mínima piedra", asegura.

La doctora jefe del hospital de Montepuez conoce bien esta guerra: sus equipos de urgencia tratan a las víctimas, "entre 10 y 13 cada mes", dice.

"Los mineros no dudan en matarse entre ellos", corrobora la administradora del distrito, Etelvina Fevereiro.

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Unos mineros ilegales excavan para encontrar oro en un área rica en este metal precioso y en rubíes, a las afueras de Montepuez, en Mozambique, el 15 de febrero de 2017 (AFP/AFP)

Los codiciados rubíes han hecho que miles de mineros informales lleguen a Montepuez para llevarse una parte del botín y con ellos una camarilla de estafadores que también quieren sacar provecho de la mina.

"Tenemos crimen organizado, ataques a mano armada, tráfico de drogas", enumera Fevereiro.

La criminalidad ha alcanzado un nivel tan elevado que las autoridades lanzaron en febrero una serie de detenciones y de expulsiones sin precedente en la esta región de Mozambique.

- 'Yacimiento excepcional' -

El destino de Montepuez dio un giro radical en 2009. Hasta entonces, sus habitantes desconocían la existencia de esas pequeñas piedras rojas formadas hace 500 millones de años en los cauces de los ríos.

Fue necesario que una de esas minúsculas piedras, descubierta por un leñador, fuera identificada hace ocho años por un vendedor de Bangkok para que Mozambique apareciera en el mapa mundial del comercio de piedras preciosas.

El país "no sabía que estaba asentado sobre un yacimiento tan excepcional", se sorprende todavía hoy Pia Tonna, directora de marketing de la compañía Gemfields, una empresa británica que tomó el control de la Mina de Rubíes de Montepuez (MRM).

Gemfields posee tres cuartas partes del capital de MRM, el resto pertenece a una empresa dirigida por un exgeneral miembro de la más alta instancia del partido en el poder en Maputo.

Los rubíes de Montepuez no han tardado en inundar el mercado mundial. El año pasado, cerca del 40% de la producción vendida en todo el mundo procedía de Mozambique, según Gemfields.

- 'Con total legalidad' -

Las fuerzas de policía y una compañía de seguridad privada, contratada por la dirección de la mina, son sospechosas de recurrir a la fuerza para sacarse de encima a los mineros clandestinos.

Estos trabajadores ilegales también denuncian numerosos abusos por parte de una milicia llamada 'nacatanas' ('los que llevan machetes').

El jefe de operaciones de MRM reconoce que la policía y una empresa de seguridad privada suelen actuar a su favor. Pero "con total legalidad", asegura Gopal Kumar. "MRM nunca apoya las actividades violentas, insisto: nunca", asegura.

Desde hace años, sin embargo, son muchos los testimonios de intervenciones violentas.

Celestino dos Santos Jesús, un granjero del pueblo de Nacole, cercano a la concesión MRM, afirma a la AFP que su hijo fue abatido por la policía en 2014. "Tenía 25 años, fue allí para buscar rubíes", recuerda, y "fue asesinado por un grupo de la Fuerza de Intervención Rápida" de la policía.

Otro minero ilegal, Mirando Sagres, de 26 años, muestra los golpes recibidos en su cuerpo mientras explica que fue "capturado en Namucho, me detuvieron y me dejaron sin comida, sin nada".

Las autoridades hablan de una operación necesaria contra el trabajo ilegal y los migrantes clandestinos. "Los mineros informales están prohibidos en todo el mundo", argumenta Fevereiro, la administradora del distrito.

"Los extranjeros son expulsados y los mozambiqueños son enviados de vuelta a su provincia de procedencia", explica la portavoz de la policía provincial, Malva Brito, negando cualquier acto de brutalidad. "Si hubieran sucedido, habrían sido señalados por el fiscal. Que yo sepa, no es el caso", defiende.

En estas últimas semanas, han sido detenidos más de 3.700 ilegales, entre ellos dos tercios de extranjeros en situación irregular, según la policía.



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