Londres aprueba construir la central nuclear que enfrió relaciones con Pekín
El Gobierno británico aprobó finalmente la construcción de una central nuclear en Hinkley Point, en el suroeste, cuya paralización en julio causó sorpresa en Francia y tensión con China, dos países implicados en el proyecto.
El gobierno británico aprobó finalmente la construcción de una central nuclear en Hinkley Point, en el suroeste, cuya paralización en julio causó sorpresa en Francia y tensión con China, dos países implicados en el proyecto.
La construcción la llevará a cabo la compañía francesa de energía EDF con un tercio de capital chin que había provocado enorme recelo en el Reino Unido.
Se trata de la primera central nuclear construida en suelo británico desde 1995.
"Hemos decidido seguir adelante con la construcción de la primera planta nuclear en una generación", dijo el secretario de estado de Energía y Empresas, Greg Clark, en un comunicado, en el que agregó que se tomarán medidas adicionales para mejorar la seguridad, una de las principales inquietudes que genera el proyecto.
Pese a que la directiva de la empresa estatal de energía francesa EDF aprobó la participación en Hinkley Point, el nuevo gobierno británico de Theresa May anunció a finales de julio que necesitaba un tiempo para "examinar cuidadosamente" el proyecto y se dio plazo hasta octubre.
La construcción, que tendrá un costo de 18.000 millones de libras (23.600 millones de dólares, 21.200 millones de euros), tiene un fuerte apoyo del gobierno francés, que posee 85% de EDF, pero también incluye inversiones del grupo chino CGN, que aportará un tercio del capital.
- Temor a que Pekín controle el interruptor -
La implicación china era vista como una amenaza a la seguridad británica por algunos sectores.
"Es incomprensible" que Londres haya permitido la participación de empresas estatales chinas que permitirán a Pekín "paralizar a su voluntad la producción energética británica", dijo el año pasado Nick Timothy, el principal asesor de Theresa May.
En el anuncio de este jueves, el secretario Clark aseguró que se "introducirán una serie de medidas para reforzar la seguridad y garantizarán que Hinkley no puede cambiar de manos sin el acuerdo del gobierno".
En un comunicado separado, el gobierno afirmó que había un "acuerdo revisado con EDF" y que se aprobarán nuevas leyes para controlar la participación extranjera en infraestructuras estratégicas.
"Los poderes legales existentes, y el nuevo marco legal, significarán que el gobierno puede intervenir en la venta de la participación de EDF una vez Hinkley sea operativo", añadía este comunicado.
May anunció personalmente el miércoles al presidente francés, François Hollande, la luz verde de su gobierno, anunció el Elíseo.
Los reactores cubrirán el 7% de las necesidades eléctricas del país y ayudarán al Reino Unido a combatir el cambio climático.
- Oposición popular -
Sin embargo, la construcción tiene una fuerte oposición popular y este jueves May se encontrará sobre la mesa un manifiesto con 300.000 firmas reunidas por la organización ecologista Greenpeace.
"Los consumidores se dan cuenta de que es un proyecto inconstruible, requiere grandes subvenciones y generará electricidad demasiado cara para su uso", argumentó en un comunicado Sue Aubrey, la portavoz de la plataforma Stop Hinkley.
El temor a la energía nuclear se acrecentó por la tragedia de la central atómica japonesa de Fukushima, en 2011.
"Los delirios nucleares del gobierno tratan de frenar la revolución de la energía renovable que se está produciendo en todo el mundo", añadió Aubrey.
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