Desde Bruselas (AFP)

La UE y Reino Unido empiezan su largo camino hacia un acuerdo comercial

El camino que debe llevar a la Unión Europea a un acuerdo de libre comercio con Reino Unido tras el Brexit, unas negociaciones sin precedentes, será largo y sinuoso, advierten los expertos.

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La fachada del número 10 de Downing Street, en Londres, residencia oficial de la primera ministra británica, Theresa May, en una imagen del 20 de marzo de 2017 - AFP/AFP
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El camino que debe llevar a la Unión Europea a un acuerdo de libre comercio con Reino Unido tras el Brexit, unas negociaciones sin precedentes, será largo y sinuoso, advierten los expertos.

Bruselas advirtió de que no empezará ninguna negociación sobre esa futura relación comercial hasta que las modalidades de la salida de Reino Unido, principalmente las relativas a la "factura" del Brexit, queden definidas en los próximos meses.

"No es demasiado pronto para esbozar los contornos [del nuevo acuerdo comercial], pero sí para negociarlo", explicó Michel Barnier, el negociador de la Comisión Europea.

En su carta para notificar el inicio del proceso del Brexit, la primera ministra británica, Theresa May, escribió el miércoles que quiere un acuerdo comercial "audaz y ambicioso" con la UE.

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El comercio británico con la UE y el resto del mundo (AFP/AFP)

Según los textos europeos, ambas partes tienen dos años para negociar el divorcio.

Pero si transcurridos los dos años no se prevé nada sobre la futura relación comercial, como un periodo de transición para llegar a un acuerdo, Reino Unido se convertiría de un día para otro en un país tercero, sometido a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), un estatuto inusual para una potencia comercial.

Las relaciones de la UE con sus socios comerciales siempre están regidas por textos bilaterales, aunque no exista un acuerdo de libre comercio. Con Estados Unidos, por ejemplo, existen más de 20 acuerdos de este tipo.

Por eso las discusiones con Reino Unido serán "gigantescas", pronostica Ivan Rogers, el exembajador de Reino Unido en la UE.

"Es una negociación a una escala sin precedentes, al menos desde la Segunda Guerra Mundial", según el exdiplomático, que dimitió en enero, tras denunciar la falta de preparación del gobierno británico.

La principal dificultad para Londres y Bruselas es que ninguno de los dos parte de cero, como en otros acuerdos comerciales, sino que ya cuentan con normas totalmente integradas.

- ¿Acuerdo tipo CETA? -

"Lo que se avecina no es la perspectiva de una convergencia reglamentaria, sino el riesgo o la probabilidad de una divergencia reglamentaria que podría perjudicar al mercado interior", resume Barnier, que teme el 'dumping' de Londres.

Por ahora es imposible prever la forma que tendrá la futura relación comercial. Algunos expertos hablan de un acuerdo similar al establecido con Canadá, el Acuerdo Integral de Economía y Comercio (CETA), considerado el mejor que ha concluido nunca la UE.

Pero este tratado, por muy perfeccionado que sea, está lejos de las expectativas británicas en materia de servicios como las finanzas, un sector clave para el país.

Los negociadores europeos, expertos en discusiones comerciales, tienen además más experiencia que sus homólogos de Reino Unido, que delegaron esta competencia a Bruselas desde los años 1970.

"El régimen [comercial] que un día se ofrecerá a Reino Unido no será tan ventajoso" como el de los Estados miembros, repite el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

"Es mejor que no haya acuerdo que un mal acuerdo", le responde Theresa May.

Estas posiciones presagian largas negociaciones y no auguran una resolución en los dos próximos años, aunque no se puede descartar ninguna hipótesis.

"Podrían ser necesarios un cierto número de acuerdos transitorios", dice Barnier.

Pero incluso los mejores acuerdos pueden fracasar en los detalles, como el caso del que la UE quería concluir en 2015 con Japón y que puede que no se cierre ni en 2017.

Las negociaciones podrían durar siete años, según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Otros hablan de diez años antes de que se aplique un texto completo y ratificado por todos los Estados miembro.




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