Desde Berlín (AFP)

La economía alemana pierde fuelle en 2018 pero evita la recesión

La economía alemana, la primera de Europa, perdió fuelle en 2018 pero evitó la recesión gracias a una ligera recuperación en el cuarto trimestre, con lo que ya suma nueve años de crecimiento.

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El ministro de Finanzas alemán Olaf Scholz y la canciller Angela Merkel en Berlín, el 28 de noviembre de 2018 - AFP/AFP
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La economía alemana, la primera de Europa, perdió fuelle en 2018 pero evitó la recesión gracias a una ligera recuperación en el cuarto trimestre, con lo que ya suma nueve años de crecimiento.

En 2018 el Producto Interior Bruto creció un 1,5% interanual, comparado con el 2,2% de 2017, indico este martes la oficina federal de estadísticas Destatis.

Alemania evitó por poco la recesión técnica, es decir dos trimestres consecutivos de retroceso del PIB, después de la caída de -0,2% en el trimestre precedente.

Por otra parte 2018 marcó un nuevo superávit récord de sus cuentas públicas (incluyendo el estado federal, los estados regionales, los ayuntamientos y las administraciones de seguridad social) de 59.200 millones de euros, un 1,7% de su PIB.

Según Carsten Brzeski, un economista del banco ING, aunque la economía alemana tuvo "su peor resultado en cinco años" lo superó "con solo un ojo morado".

Entre los factores temporales que afectaron al crecimiento el experto apunta al mal tiempo invernal, la epidemia de gripe, las huelgas, el bajo nivel de agua en los ríos que dificulta el transporte de algunas industrias clave o los problemas de infraestructuras.

Pero los problemas más importantes en 2018 vinieron del automóvil, con las consecuencias del caso de los motores diésel trucados y las dificultades para adaptar la producción de este sector clave de la economía alemana a las nuevas normas europeas anticontaminación WLTP, que entraron en vigor en septiembre.

Aunque los fabricantes de automóviles parte de estas dificultades, "todos los granes riesgos internacionales, del caos del Brexit a la guerra comercial, continúan amenazando a la economía como una espada de Damocles", indica Jörg Zeuner, del banco KfW.

Alemania puede contar sin embargo con su demanda interna, gracias al consumo privado y público, así como con las inversiones, apoyadas por una tasa de desempleo históricamente baja (4,9%) y el aumento de los salarios.

En este contexto, y con un nuevo récord de superávit, debería reabrirse el debate presupuestario en un país cuyo gobierno ha sido acusado de gastar demasiado poco.

"Con un superávit de 59.000 millones de euros, la política económica tiene suficientes municiones como para utilizarlas de manera inteligente y en una perspectiva a largo plazo", asegura Jörg Zeuner, igual que otros comentaristas.

La coalición gubernamental parece por el momento dividida frente a esta cuestión. El ministro socialdemócrata de Finanzas, Olaf Scholz, dijo recientemente que "los años fastos" para los ingresos públicos habían "terminado".

En sentido contrario, el ministro conservador de Economía, Peter Altmaier, pidió una auténtica "política industrial" y de reducciones de impuestos, también para mejorar el atractivo económico de Alemania frente a competidores como Estados Unidos.

"Es hora de apoyar el crecimiento", dijo el viernes el ministro Altmaier al periódico Handelsblatt, y reclamó reducir la fiscalidad este año, con la posibilidad de nuevas inversiones públicas en baterías para automóviles o para crear un "Airbus de la inteligencia artificial".




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