Desde Palmerston North (Nueva Zelanda) (AFP)

Investigadores de Nueva Zelanda buscan reducir las emisiones de metano del ganado

Enclavado en el campo en Nueva Zelanda, un centro de investigación se esfuerza en reducir los gases de efecto invernadero que lanza el ganado a la atmósfera.

ONU,clima,COP26,NZelanda,ganadería
Los contenedores para medir las emisiones de gas de los animales en el Centro de Investigación sobre los Gases de Efecto Invernadero de la Agricultura neozelandesa, en Palmerston North, en una imagen del 29 de septiembre de 2021 - AFP/AFP
Anterior Siguiente
Síguenos en Google News

Enclavado en el campo en Nueva Zelanda, un centro de investigación se esfuerza en reducir los gases de efecto invernadero que lanza el ganado a la atmósfera.

Los bovinos y las ovejas son colocados dos días por sesión en un corral con plexiglás. Durante ese tiempo los científicos analizan de manera cuidada cada eructo y cada flatulencia que emiten en el Centro de Investigación sobre los Gases de Efecto Invernadero de la Agricultura neozelandesa.

"Nunca hubiera creído que ganaría mi vida midiendo los gases de los animales", bromea el director del lugar, Harry Clark.

Considerado como un líder mundial de la investigación sobre las emisiones del ganado, el centro goza de un financiamiento público de 10 millones de dólares neozelandeses (unos 7 millones de dólares estadounidenses, o 6 millones de euros) anuales.

noticia
Un ternero, fotografiado en el Centro de Investigación sobre los Gases de Efecto Invernadero de la Agricultura neozelandesa, en Palmerston North, para medir sus emisiones de gas, el 29 de septiembre de 2021 (AFP/AFP)

- 80 veces superior en CO2 -

Según Naciones Unidas, el ganado es responsable del 14,5% de todas las emisiones de gas de efecto invernadero generadas por la actividad humana.

El origen del problema se encuentra en el intestino de los rumiantes, que utilizan microbios para digerir de manera parcial sus alimentos haciéndolos fermentar en un compartimento de su estómago antes de regurgitarlos para masticarlos.

Este proceso genera grandes cantidades de metano, un gas cuyo "potencial de calentamiento climático" es 80 veces superior al del dióxido de carbono en un periodo de 20 años, según la Comisión Económica de la ONU.

Se estima que hay 1.500 millones de vacas en el planeta, y cada una de ellas es capaz de producir 500 litros de metano por día.

Además, la orina del ganado contiene óxido de nitrógeno, otro poderoso contaminante climático.

En Nueva Zelanda, un país que depende mucho de la agricultura, cerca de la mitad de las emisiones de efecto invernadero provienen de ese sector. El metano producido por el ganado constituye el 36% de las emisiones totales neozelandesas.

"Nueva Zelanda tiene un problema específico y es imperativo que demos a los agricultores las herramientas y las tecnologías necesarias para reducir sus emisiones", afirma a la AFP Harry Clark.

- Vacuna anti-metano -

El centro de investigación, sometido a la aprobación de un comité de ética, estudia por ejemplo programas de reproducción selectiva para desarrollar linajes de animales que de manera natural produzcan menos gas.

Clark explica que han criado ovejas que producen 10% menos de metano que la media, y que los investigadores buscan obtener resultados similares con los bovinos.

Otros proyectos buscan agregar aditivos inhibidores de emisiones en los alimentos para animales, o la colocación de un arnés o de una mascarilla que filtre el metano antes de que salga de la boca del animal.

Pero, para Clark, la perspectiva más prometedora desarrollada en este momento en Palmerston North es un vacuna que reduce el metano, apuntando a los microbios del intestino que producen ese gas.

"Estamos muy cerca del objetivo, funciona en laboratorio pero aún no en el animal", afirma, destacando que una vacuna de ese tipo podría ser administrada fácilmente al ganado en todo el planeta con un impacto inmediato en las emisiones mundiales.

"Si encontramos soluciones aplicables en otras partes, Nueva Zelanda, una pequeña nación, podría aportar una contribución de importancia mayor al esfuerzo mundial de reducción de emisiones", estima Clark.

Pero quienes critican este enfoque estiman que solo ofrece ventajas a corto plazo y soluciones "improvisadas" a grandes problemas.

"Reducir la producción de metano al mismo tiempo que se cría más animales que lo producen es ignorar el sufrimiento animal, la deforestación y el creciente riesgo de enfermedades, todo asociado a la agricultura animal", señala Aleesha Naxakis, portavoz de la oenegé Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA).

El gobierno neozelandés se comprometió a reducir un 10% el metano emitido por el ganado para 2030, y de 24 a 47% para 2050, con respecto a los niveles de 2017.

Pero algunos se preguntan por qué el lucrativo sector agrícola recibe un trato diferente de resto de la economía, que tiene un objetivo de cero emisión neta para 2050.

El portal de seguimiento Climate Action Tracker califica de "muy insuficientes" las políticas climáticas de Nueva Zelanda, citando la exclusión del metano como una de las principales razones de su mala calificación.

"Ante la cercanía de la COP26, si los gobiernos no toman medidas inmediatas para garantizar la transición de nuestro sistema alimentario mundial de los animales hacia las plantas, destruimos la única casa que tenemos", advierte Naxakis.




Este sitio usa imágenes de Depositphotos