Desde Basora (Irak) (AFP)

Guerras, sequías y globalización asolan las palmeras datileras de Irak

Sus frutos se encuentran en todas las mesas iraquíes y sus palmas protegen de los incandescentes rayos del sol a los habitantes de este desértico país, uno de los más calurosos del mundo. Pero, víctima de los conflictos bélicos y de las sequías, la palmera datilera muere en Irak.

Irak,agriculture,conflit,environnement,société
Un cliente delante de un puesto de dátiles en Basora, Irak, el 31 de agosto de 2018 - AFP/AFP/Archivos
Anterior Siguiente
Síguenos en Google News

Sus frutos se encuentran en todas las mesas iraquíes y sus palmas protegen de los incandescentes rayos del sol a los habitantes de este desértico país, uno de los más calurosos del mundo. Pero, víctima de los conflictos bélicos y de las sequías, la palmera datilera muere en Irak.

Este árbol siempre fue una piedra angular de la economía de la provincia de Basora, en el extremo sur de Irak, en tanto impulsaba la actividad portuaria, el comercio y la agricultura.

Pero Salem Husein, de 66 años, que se dedica al comercio de dátiles desde hace 40, relata que la guerra entre Irak e Irán (1980-1988) arrasó con las palmeras.

Una gran parte de los palmerales que solían encontrarse a lo largo del río Shatt al Arab, que recorre la frontera entre ambos países, fueron diezmados por los cañones y los cohetes de la guerra.

noticia
Un iraquí colecta dátiles de una palmera en una granja en Basora, Irak, el 31 de agosto de 2018 (AFP/AFP/Archivos)

Ahora, a lo largo del serpenteante río, se contempla un paisaje desolador en este lugar antaño conocido como el país de los 30 millones de palmeras.

- "Herencia ancestral" -

Según estimaciones oficiales, el número de datileras ha caído un 50% con respecto a antes de 1980.

"Pensábamos poder duplicar la cantidad de palmeras, pero las cifras sólo disminuyen," lamentó Husein, vestido con una chilaba celeste. "Esperábamos tener un mejor futuro, pero las cosas solo empeoraron".

En medio de su desolado palmeral, Raed al Jubayli relata la "tragedia" de los agricultores como él, castigados por las sequías, los conflictos y la contaminación que causan las explotaciones petroleras.

"Comprar una palmera cuesta alrededor de 250 dólares. Sin embargo, los cuatro kilos de dátiles que produce se venden por apenas 3,5 dólares", calculó.

Pero Jubayli está orgulloso de la "herencia ancestral" de las palmeras que beneficiaron por tantos años a su región.

"De la palmera, nada se desperdicia", dijo. "Los dátiles dan azúcar y energía a la gente; las palmas se pueden tejer para hacer escobas y con la madera se fabrican muebles", detalló.

Husein vende cada año 250 toneladas de dátiles de la región. Antes de la guerra contra Irán, el comerciante asegura que el dátil iraquí se exportaba "hasta Estados Unidos, Japón e India".

- Importaciones regionales -

Leila y Mehdi, clientes de Husein, cuentan que en Basora, como en el resto de Irak, "se comen dátiles en cada comida".

Leila afirma que el único dátil que compra es el de Basora.

Pero no todas las familias de este país asolado por la pobreza y el desempleo pueden permitirse pagar los casi 4 dólares que cuesta el kilo.

El comerciante Aqil Antuch no tuvo más remedio que ponerse a vender dátiles iraníes, sauditas, emiratíes y kuwaitíes para mantener a sus clientes menos adinerados, así como para adaptarse a los altibajos del mercado.

Antuch explica que, sofocados por una grave sequía, los agricultores iraquíes aumentaron el precio de sus dátiles -"cada vez más pequeños" por falta de agua-, mientras que los sauditas, que producen en grandes cantidades, lo rebajaron a menos de un euro por kilo para agotar sus existencias.

Antuch, de 52 años, recuerda que el antiguo dictador Sadam Husein, derrocado en 2003 tras la invasión militar estadounidense, "nunca dejo entrar ni un dátil extranjero a Irak".

Pero en los últimos años la producción nacional de dátiles, superada por las importaciones de los países vecinos, ha disminuido.

La población rural abandonó los campos y vendió sus parcelas para instalarse en zonas más urbanizadas, ya que ceder sus terrenos resultaba más lucrativo que cultivarlos.

Los palmerales iraquíes fueron destruidos y reemplazados por instalaciones petroleras, que se convirtieron en el principal motor de la economía del país.

Ahora, la gran mayoría de los dátiles importados a Irak vienen de otras otras regiones del Golfo de palmeras adquiridas hace sólo algunas décadas... en Irak.




Este sitio usa imágenes de Depositphotos