Ginette: 85 años, 16 maratones de Nueva York y la carrera como adicción
Con 85 años, Ginette Bedard, que todos los días corre tres horas y se niega a seguir dieta alguna, será la única octogenaria en participar en la maratón de Nueva York, el domingo.
Con 85 años, Ginette Bedard, que todos los días corre tres horas y se niega a seguir dieta alguna, será la única octogenaria en participar en la maratón de Nueva York, el domingo.
Francesa de nacimiento, Bedard dice que no tiene necesidad de acomodarse a los programas de preparación y regímenes de alimentación que la mayoría de sus competidores siguen de manera religiosa.
"Yo no me preparo de manera alguna porque corro tres horas todos los días. Estoy preparada todo el tiempo", dice esta mujer esbelta con su aceleradísima dicción, ante un escritorio repleto de las medallas que ganó corriendo a lo largo de su vida.
"Es una adicción, un hábito, sólo eso", agrega Ginette, nacida en la ciudad francesa de Metz, llegada a Nueva York hace más de 40 años y naturalizada hace veinte. "Tengo mucho tiempo, estoy jubilada, mi marido ya no está. ¿Qué me queda para hacer? Correr. Con eso paso el tiempo".
Por las mañanas, Ginette remonta la playa del barrio de Howard Beach, a dos pasos de su casa. Los aviones que despegan del cercano aeropuerto de John F. Kennedy hacen oír su ruido ensordecedor cuando giran hacia el océano.
Nunca escucha música cuando corre. "No quiero nada en mis orejas", dice. "Pienso. En mi juventud, en mis experiencias en Francia y en Estados Unidos. En las facturas que debo. En el dinero. En todo".
Esta semana previa a la maratón no se apartó de sus ejercicios habituales y de sus 20 kilómetros diarios, a pesar de que los profesionales no recomiendan los esfuerzos prolongados tan cerca de una carrera.
"Mi cuerpo me dice qué hacer. Escucho a mi cuerpo, y listo", zanja.
Tampoco se ajusta a un régimen alimenticio determinado antes de la maratón. "Como como todo el mundo, con mesura", explica. "Un vinito, un quesito, un heladito. Todo con mesura".
Evita también los suplementos alimenticios y las vitaminas, que, afirma, nunca la ayudaron. "Cuesta caro y es inútil", concluye.
- "¡Qué euforia!" -
Bedard, que comenzó a participar en competencias de fondo recién a los 69 años, correrá su décimosexta maratón de Nueva York el domingo.
Su mejor tiempo lo hizo en 2005, a los 72 años, cuando terminó la carrera en 3 horas y 46 minutos y batió el récord de su categoría de edad, luego superado.
"Moral y físicamente me siento joven, como si siguiera teniendo 20 años". se jacta. "Todavía puedo usar el bikini que tenía a los 16".
Gracias a la prolongación de la esperanza de vida y la popularidad sin precedentes de las caminatas, en los países desarrollados hay cada vez más octogenarios, e incluso nonagenarios, inscritos en las maratones.
Ginette ya no cuenta con su marido y su hermana, que tiempo atrás la acompañaban en las carreras en Nueva York, pero no busca compañeros de su edad.
"Me gusta estar sola", confiesa. "Aquí en la playa nadie corre. ¿Quién va a hacerlo? Un kilómetro o dos y abandonan".
"No todo el mundo tiene estas ganas, este entusiasmo, esta disciplina, esta determinación", dice de sí misma esta exempleada de la compañía aérea Alitalia que, cuando trabajaba, se levantaba a las 03H30 de la mañana para correr, antes de despertar a sus hijos y partir hacia la oficina.
Pese a esta acendrada independencia y una moral de acero, Bedard admite que sin su marido, fallecido hace cuatro años, se siente "muy sola".
"Necesitaría un compañero", pero "los hombres de mi edad son demasiado viejos y los jóvenes están casados. No me queda nada".
Sin embargo, resignación y cansancio no forman parte del vocabulario de esta hiperactiva, que ya se imagina corriendo el domingo.
"Lo que más me gusta es ver la línea de llegada", dice con ardor, antes de lanzar un beso al aire con la mano: "Gracias Dios mío. Ahí te dan la medalla. ¡Qué euforia!"
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