Desde Atenas (AFP)

Garantizar a sus socios y tranquilizar a la gente: el doble discurso griego

El gobierno de Alexis Tsipras ha tenido que echar mano de un doble discurso para garantizar a los europeos que cumplirá sus exigencias en materia de deuda y tranquilizar a los griegos sobre los márgenes de maniobra disponibles para mejorar su situación.

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El primer ministro griego, Alexis Tsipras (dcha), hablando con su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, en el Parlamento griego, en Atenas el 18 de febrero de 2015 - AFP/AFP/Archivos
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El gobierno de Alexis Tsipras ha tenido que echar mano de un doble discurso para garantizar a los europeos que cumplirá sus exigencias en materia de deuda y tranquilizar a los griegos sobre los márgenes de maniobra disponibles para mejorar su situación.

Atenas recibió el martes luz verde de la zona euro para prolongar hasta finales de junio el programa de ayuda financiera que mantiene el país con la cabeza fuera del agua a cambio del compromiso de realizar reformas.

De paso, el gobierno griego, que salió de las urnas el 25 de enero y fue elegido con la promesa de romper con la austeridad, ha hecho un gesto con Bruselas con el tema del abandono de las privatizaciones -las concluidas no se revisarán- y el aumento del salario mínimo, del que no se ha vuelto a hablar, dos de sus promesas faro.

Atenas, que quería zafarse de la tutela de sus acreedores internacionales, "se ha comprometido a trabajar en estrecha unión con los socios europeos y las instituciones". "Estaremos sin duda bajo control" sobre todo de la Comisión Europea durante los cuatro próximos meses, reconoció una fuente de alto rango del ministerio de Finanzas.

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Transeúntes en una calle de Atenas el 25 de febrero de 2015, junto a un cubo con una bandera griega y otra de la Unión Europea (UE) (AFP/AFP)

- "Doble juego" -

Mientras el diario Katherimini, liberal y crítico con el gobierno, titulaba el miércoles con "El retroceso", el gobierno trataba de explicar que las propuestas presentadas en Bruselas se ajustan al programa electoral de Syriza, el partido de izquierda de Tsipras.

"El gobierno de Tsipras tiene que hacer un doble juego increíblemente peligroso", comentó a AFP Susanna Vogt, politóloga y directora de la antena griega de la Fundación Konrad-Adenauer, cercana al partido conservador alemán. "Con la doble comunicación trata de hacer justicia a las esperanzas que ha suscitado en la campaña electoral y tras su llegada al poder", dice.

Mientras que en Bruselas las autoridades griegas insisten en la seriedad de sus compromisos, el miércoles, el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis, dijo que el acuerdo alcanzado con los europeos "consiste en generalidades en muchos puntos" y estima que las propuestas "dejan margen" al gobierno para realizar su política.

El miércoles por la noche, una fuente gubernamental indicó que la venta reciente de 14 aeropuertos a una empresa alemana, y "todas las privatizaciones en curso" van a ser "reexaminadas", una formulación más favorable sin caer en contradicción con la promesa a los acreedores de que los "procedimientos de licitaciones en curso serán respetados en cumplimiento de la ley".

"En algunos sectores, sí tienen margen de maniobra", explica a AFP Michalis Spourdalakis, profesor de sociología política en la Universidad de Atenas. "Han prometido, por ejemplo, mejorar la recaudación de impuestos pero hay muchas formas de hacerlo, o modernizar los servicios públicos es impreciso, puede querer decir cualquier cosa", explica.

- Todos esperan algo concreto -

Todo lo que tenga un coste será sometido al escrutinio de las instituciones (Comisión Europea, Banco central Europeo, Fondo Monetario Internacional), ya que Atenas se ha comprometido a no gastar nada para lo que no tenga financiación.

Por el momento, el equilibrismo del gobierno no ha espantado a su electorado. Algunas críticas aisladas han venido del ala izquierda de Syriza, o del decano de la izquierda, el eurodiputado Manolis Glezos, de 92 años.

"La mayoría de la gente en el país en el fondo sabe que por el momento es todo lo que (el gobierno) podía esperar", comenta Spourdalakis. Eso sí, "si en los próximos seis meses hace más concesiones o no hace frente a cosas que no cuestan nada, como la violencia policial", el apoyo podría caer rápidamente, advierte.

La gente que ha votado a Syriza, lo hizo "porque quiere un auténtico cambio en el país", dice Vogt, y los electores griegos serían "los auténticos perdedores" de un fracaso del gobierno.




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