Desde París (AFP)

El Gobierno francés escapa a la moción de censura e impone su reforma laboral

La moción de censura contra el Gobierno francés presentada por los conservadores no salió adelante este jueves en la Asamblea Nacional (cámara baja del Parlamento), por lo que el proyecto de ley de trabajo fue adoptado en primera lectura.

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- AFP/
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La moción de censura contra el gobierno francés presentada por los conservadores no salió adelante este jueves en la Asamblea nacional (cámara baja del Parlamento), por lo que el proyecto de ley de trabajo fue adoptado en primera lectura.

La moción recabó 246 votos, por debajo de los 288 -la mayoría absoluta- que se necesitaban para hacer caer al gobierno de Manuel Valls, según los resultados anunciados por el presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone.

Sin mayoría en la Asamblea nacional (cámara baja), el gobierno decidió el martes recurrir al artículo 49-3 de la Constitución que le permite adoptar el texto sin el voto de los diputados invocando la responsabilidad del Gobierno.

La oposición conservadora interpuso inmediatamente una moción de censura, sometida a voto este jueves. Para ser aprobada, necesitaba 288 votos, algo poco probable, puesto que los diputados 'rebeldes' de los socialistas y los diputados ecologistas ya habían anunciado que no se unirían a la iniciativa de la derecha.

Considerado demasiado liberal por sus detractores, el proyecto de ley "debe ser defendido, visto como un texto de progreso", justificó este jueves por la mañana el presidente francés, François Hollande. "Tiene que ser pensado tanto para los asalariados como para los empresarios. Yo no quiero que se opongan", añadió el jefe de Estado, cuyo giro liberal, a mitad de su mandato, no es aceptado por su mayoría. Como tampoco es aprobado su refuerzo de la política de seguridad después de los atentados de noviembre en París, que dejaron 130 muertos.

Presentado como el último proyecto importante de su mandato, la reforma laboral ha desatado una gran movilización en la calle desde hace dos meses. El momento álgido de las protestas fue el 31 de marzo, cuando 390.000 personas salieron a la calle en Francia. Desde entonces, las manifestaciones se han reducido, radicalizándose.

Este jueves, miles de personas se manifestaron en París en una protesta convocada por siete sindicatos de asalariados y estudiantes. Varias concentraciones en el oeste de Francia causaron perturbaciones en el tráfico. Nuevas movilizaciones sindicales están previstas para el 17 y 19 de mayo. Según el Gobierno, el proyecto de ley laboral apunta a dar mayor flexibilidad a las empresas para luchar contra el desempleo. Sus detractores, sin embargo, consideran que aumentará la precariedad laboral.

- "Demasiado lejos" -

Para la oposición de derecha, la reforma es demasiado tímida. En minoría en la Asamblea, los conservadores han interpuesto la moción de censura para denunciar "el punto muerto al que François Hollande ha llevado el país".

Por su parte, la mayoría está totalmente dividida. En un hecho insólito, los detractores de izquierda intentaron interponer una moción de censura por su cuenta, pero les faltaron dos votos. "Quiero que cambiemos de Gobierno, de primer ministro", declaró este jueves el líder los socialistas 'rebeldes', Christian Paul.

"Es ir demasiado lejos", reaccionó el ministro Jean-Marie Le Guen, cercano a François Hollande, insinuando que se deberían aplicar represalias contra los diputados socialistas contestatarios. A pesar de estas divisiones internas, el primer ministro, Manuel Valls, dijo que "no teme" que su gobierno pueda ser suspendido.

Esta situación caótica en el seno del partido socialista es sólo el último episodio de una serie de conflictos internos, como otra reforma impulsada en 2015 por el ministro de Economía, Emmanuel Macron, también adoptada mediante el artículo 49-3, o el proyecto -no aprobado- para retirar la nacionalidad francesa a todos los autores de actos terroristas.

Como signo del apoyo inestable de la reforma, el gobierno suprimió en el último momento una de las medidas más polémicas del proyecto, el despido por motivos económicos. Las grandes empresas francesas no podrán por lo tanto, como estaba inicialmente contemplado, limitarse a presentar dificultades en sus filiales dentro del país para despedir a sus trabajadores.




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