El dinero del petróleo divide un poco más a los rivales en Libia
Libia se hunde un poco más en la crisis con una nueva pulseada entre las autoridades políticas rivales sobre el control de las terminales petroleras y la gestión de los ingresos del oro negro, lejos de los compromisos adoptados en mayo.
Libia se hunde un poco más en la crisis con una nueva pulseada entre las autoridades políticas rivales sobre el control de las terminales petroleras y la gestión de los ingresos del oro negro, lejos de los compromisos adoptados en mayo.
Libia, devastada por una lucha de poder encarnizada y sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi, en 2011, está dirigida por dos entidades rivales: el gobierno de unión nacional (GNA), con sede en Trípoli y reconocido por la comunidad internacional, y un ejecutivo paralelo instalado en el este del país.
Este último está respaldado por el "Ejército nacional Libio" (ANL), fuerza paramilitar autoproclamada dirigida por el mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte que intenta ahora apoderarse de la gestión de los petrodólares, la gran fuente de ingresos del país.
En un gesto de desafío, Haftar anunció el lunes que todas las instalaciones bajo el control de su "ejército" serían entregadas a la Compañía nacional del Petróleo del gobierno paralelo con sede en el este.
El GNA reaccionó este martes afirmando haber pedido al Consejo de seguridad de Naciones Unidas que bloquee "cualquier intento de venta ilegal de petróleo" por parte de la autoridad rival.
"Entregar las terminales petroleras a una entidad que no es legítima no hace más que exacerbar las tensiones (...) daña el proceso de entendimiento e incita a la discordia y la división", advirtió el gobierno en un comunicado.
Tal acción, subrayó el GNA, "socava todo los esfuerzos internacionales y nacionales de los últimos años de cara a un retorno a la estabilidad".
- "Acción judicial" -
El ANL controla en particular los cuatro terminales del denominado "creciente petrolero" situado en el noreste, además del puerto de Hariga, en Tobruk, cerca de la frontera egipcia por el que pasa la mayor parte del petróleo libio que se exporta.
Hasta ahora, estas instalaciones están gestionadas por la National Oil Company (NOC, con base en Trípoli), que se encarga también de las exportaciones conforme a una resolución del Consejo de seguridad de la ONU.
El martes, la NOC de Trípoli también fustigó la decisión de Haftar subrayando que todas las exportaciones de crudo por parte de las autoridades paralelas serían "ilegales".
Estos intentos "fracasarán como fracasaron en el pasado", lanzó en un comunicado Mustafa Sanalá, directivo de la NOC.
La NOC también lanzó una advertencia dirigida a las empresas contra la firma de "contratos de compra de petróleo a instituciones paralelas". "La NOC emprenderá una acción judicial en su contra", prometió Sanalá.
El gobierno paralelo en el este del país afirmó por su parte que se compromete a asegurar una "repartición justa de los ingresos del petróleo", y a "respetar todos los contratos (...) con las partes extranjeras".
Libia exporta petróleo a todo el mundo, particularmente a Europa. Estados Unidos y China figuran también entre sus clientes más fieles.
Los ingresos del crudo han sido gestionados hasta ahora por el Banco central dependiente del GNA y con sede en Trípoli, que se encarga de "distribuir el dinero a todas las regiones y las instituciones", incluidas las regiones bajo control de las autoridades paralelas, precisó el martes ante la prensa el vice primer ministro del GNA, Ahmed Meitig.
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