La policía australiana desmanteló una red de fraude fiscal que desvió 165 millones de dólares australianos (122 millones de dólares) y en la que están implicados un alto responsable de la administración fiscal y su hijo.
Una importante operación el miércoles en el estado de Nueva Gales del Sur permitió detener a nueve presuntos miembros de esta red, sospechosos de haber llevado a cabo una de las mayores estafas de la historia australiana.
El responsable adjunto de la administración fiscal australiana (ATO), Michael Cranston, fue inculpado por abuso de poder y puede ser condenado a cinco años de prisión.
No está implicado directamente en el fraude, pero presuntamente divulgó informaciones clasificadas a su hijo Adam, considerado uno de los cerebros de la estafa.
"Pensamos que 165 millones de dólares australianos fueron desviados", declaró este jueves Leanne Close, de la policía federal australiana, en una rueda de prensa.
Leanne Close explicó que esta estafa solo servía para financiar el fastuoso tren de vida de sus presuntos autores.
La policía incautó en el marco de la investigación 15 millones de dólares australianos en efectivo, dos aviones, 18 bienes inmobiliarios, 24 vehículos de colección de lujo, armas, obras de arte y botellas de prestigiosos vinos.
Según la policía, una empresa proveedora de servicios de pago se ocupaba de pagar sueldos de empresas utilizando una serie de estructuras controladas por los presuntos estafadores.
Estas estructuras solo pagaban una parte del impuesto que debían a la ATO. El resto terminaba en sus bolsillos a través de otra serie de empresas y 'trusts'.
"Al parecer, el hijo de Michael Cranston pudo haberle pedido a su padre acceder a algunas informaciones", declaró Close. "De momento, no creemos que haya estado informado sobre la estafa", añadió.
El primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, estimó que esta operación prueba que nadie está por encima de la ley.